10. Mil maneras de morir

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Mi madre no ha tratado a Unai. Pero no me hace falta un diagnóstico profesional para saber que está para que lo encierren. Claro que a saber cómo estaría yo si mi padre hubiera muerto cuando yo era pequeña.

Cómo murió su padre es un misterio que Unai resuelve cada mes. Lo suelta como quien no quiere la cosa. Al principio, era casi cada semana. Con el tiempo, las explicaciones se han ido espaciando. Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que las versiones cada vez se hacen esperar más, pero, a cambio, son cada vez más elaboradas.

Aún íbamos a infantil cuando murió, y te juro que soy incapaz de decir que en verdad cómo ni de qué. Pero si recuerdo dos de las explicaciones que inventó Unai por aquel entonces. Una era que su padre se había tirado en paracaídas y que un águila había picoteado la tela y había hecho un agujero tan grande que su padre había caído en picado. Tuve pesadillas con esta historia durante más de cien noches seguidas, sin exagerar. La otra era que estaba dentro de una pirámide cuando se desplomó una de las paredes. Creo que en esa versión influyó un poco que en clase estuviéramos haciendo un proyecto sobre Egipto.

Pero hasta en este caso, tan Indiana Jones, tan difícil de creer, Unai me demostró ser bien listo. Su padre no murió por el ataque de una momia, ni víctima de una maldición. Las versiones de Unai tenían y tienen un límite, y ese límite está en lo que sus espectadores están dispuestos a creer. Las historias que inventa sobre la muerte de su padre son peliculeras, pero no del todo imposibles. Por ejemplo, el trimestre anterior al de Egipto, el proyecto fue sobre la Edad Media. Todo el día entre castillos, dragones, caballeros y campesinos pero Unai no se arriesgó a freír a su padre con la llamarada de un dragón. Éramos pequeños, pero no tontos. Eso no ibamos a tragarnoslo. Y Unai lo sabía.

Al final Unai no es tan fantasioso. Está preso de la realidad. Y en su carcel, el uniforme no es blanco y negro a rayas; es solo NEGRO.

Con el tiempo, la muerte del padre de Unai se ha contagiado de la realidad cada vez más. Cuando hubo un terremoto, la versión que dio Unai incluía las palabras «epicentro», «movimientos sísmicos» y «grados Richter». Cuando hubo un tsunami, el cuerpo del padre de Unai pasó a desaparecer. No habían encontrado su cadáver. Cuando leyó Harry Potter descubrió que todo fue un envenenamiento por picadura de serpiente. Bueno, eso fue la versión 26.1, en la versión 26.2 lo habian envenenado con acónito. Cuando a Unai le dio por ver CSI, se «reabrió el caso» sobre la muerte de su padre y hubo nuevas «pruebas de balística». La historia se llenó de polvitos que hacían aparecer manchas de sangre bajo la luz azulada.

El caso de la muerte del padre de Unai es como una de esas orquídeas de mi madre. Nunca puedes darlas por muertas. Cuando menos te lo esperas, sale un capullo. Y del capullo sale una nueva flor.

No hace falta ser un lince, ni siquiera psicólogo, para decir que Unai no ha superado la muerte de su padre.

Bueno, VALE, igual yo tampoco superado que me haya dejado Lucas. Pero al menos, en mi caso, si abres mi armario no sientes que te has caído en un agujero negro.

Croquetas y wasaps - Begoña OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora