Lo recordaré siempre. Descubrí que Lucas no estaba preparado para... para... para... el día que estrené pintalabios.
Habíamos quedado en el parque que hay delante de su casa. Yo estrenaba gloss y Lucas estrenaba la pulsera de cuero que yo le había regalado el día anterior.
Estábamos los dos solos, en un banco que hay frente a los aparatos de ejercicio para abuelos.
«ACCIÓN», ponía en verde en uno de los bancos.
-Justo, de ese color - le dije a Lucas señalándole la pintada.
-De ese color, ¿qué?
-De ese verde fosforito son las pinturas que ha encontrado mi madre en casa. Un arsenal. Un montón de rotuladores y varios espráis de pintura como los que usan los grafiteros. ¡La bronca que me a caído...! Mi madre está convencida de que son míos.
-Normal - dijo Lucas - ¿De quién van a ser si no?
La pregunta de Lucas tenía la clasica aplastancia de un elefante con túnica griega. Porque en mi casa vivimos solo mi madre y yo.
Pero esas pinturas no eran mías. Yo, la única pintura que me había comprado el gloss que estrenaba. Cuando me lo puse, antes de salir de casa, al sentirlo tan pegajoso sobre los labios, me acordé de mi abuela y de Pegatón, unas pegatinas atrapamoscas que ponía en el pueblo. Se supone que las pegatinas había no sé qué cosa que las atraía. Las moscas iban hacia la pegatina y, zas, se quedaban allí,pegas para siempre. Fue acordarme del pegatón e imaginarme a Lucas pegado a mi, Lucas siempre mío, y ante el espejo se me puso sonrisa de araña.
Qué ilusa.
Más me habría valido pintarme los labios con pegatón.
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Croquetas y wasaps - Begoña Oro
RandomLo de las croquetas tardamos un tiempo en descubrirlo, y lo de la tristeza... Bueno, la tristeza fue posandose poco a poco, como una lluvia fina de esas que te van calando. Porque hay cosas de las que uno no se da cuenta hasta que pasa un tiempo. So...