REGLAS DE SANGRE (Itzy; NCTdream)

MUERTE 12

YEJI POV

Estuve esperando toda la hora a que la clase acabase porque tenía cosas importantes que hacer y Jeno estaba de mal humor así que tampoco pude distraerme mucho y solo pude esperar.

Cuando sonó el timbre recogí mis cosas con prisa y agradecí que Jeno no estaba de humor y no preguntase porque iba tan rápido, porque me costaba horrores mentirle a Jeno a veces.

Corrí con mi mochila en la espalda a esa parte del edificio que estaba abandonado y que nadie pasaba por ahí nunca, abrí la puerta, esa que era vieja y chirriaba horrores, y salí del edificio del centro para ir al otro, donde me estaba esperando Mingi, un antiguo y gran amigo, me solía ver con él cada semana en el edificio abandonado, donde torturamos a YuNa y HaeChan.

-Me deberían hacer una tarjeta VIP por venir tantas veces aquí – bromeó en cuanto me vio y quitándose el cigarro de los labios.

-¿Has traído lo que te pedí? – le pregunté dándole un corto abrazo.

-Claro – dejó caer su mochila al suelo - ¿qué tengo que analizar?

-Una cuerda, quiero saber que huellas hay – dije sacándola de mi mochila y enseñándosela.

-¿Estás metida en alguna mierda ya, YeJi? – me preguntó agachándose a abrir su mochila.

-Ya sabes que yo siempre estoy metida en mierdas – sonreí y le di la cuerda.

Él sacó las cosas que había traído para analizar la cuerda y yo lo observé ahí de pie, como lo preparaba todo y trabajaba con agilidad y seguridad, Mingi siempre fue uno de los mejores de la mafia, por eso me lie con él cuando yo estaba fuera y hasta que conocí a Kai.

Tardó casi un cuarto de hora en poder decirme algo y luego miró la pantalla de su móvil, donde pareció aparecer algo.

-Pues de Lee TaeYong – dijo frunciendo el ceño – y un tal Kim JongIn – suspiró - ¿lo conoces?

-No – mentí – ni puta idea.

-Lo conoces – sonrió – no sé ni para que te pregunto.

-Da igual, dame eso – le quité la cuerda y me la guardé de nuevo.

-¿Cómo va todo por aquí? – me preguntó guardando también sus cosas – con todo esto de que muere peña cada día.

-Pues lleva una semana sin morir nadie – encogí los hombros y evité decir que durante esa semana que no había muerto nadie, todos nosotros estábamos en aislamiento, así que cada vez estaba más claro que el asesino era uno de nosotros.

-Chungo, me han contado que has estado una semana en aislamiento, tú y tus amiguitos – sonrió el haciendo cejitas y sacándose un chicle del bolsillo.

-¿Si la pregunta que quieres hacer es si soy la asesina hazla, no te andes con rodeos, MinGi, que nos conocemos un poco – me dijo y el río masticando el chicle con exageración.

-No, cariño, tranquila, confió en que no seas la loca del hacha esta vez – me dijo y yo reí.

Porque una vez torturando casi le cortó la mano con un hacha, desde entonces no hay ni un día de su vida que no me lo recordara.

-Nos vemos – me dijo chocándome el puño y empezando a bajara las escaleras para irse a por su moto.

Yo me fui de nuevo para dentro, ya que en cinco minutos empezaban las clases. No sabía que hacer con esa información, o como procesarla ni siquiera, porque en mi interior seguía queriendo negar todos esos sucesos que apuntaban al chico del que estaba enamorada como el culpable. Pero tenía claro que no se lo contaría a nadie hasta no supiera que hacer con todo aquello.