Coeur de Cender (Corazón de Ceniza) (Adrinette) AU +20

»◦✿◦« Capítulo 41 »◦✿◦«

—Ow!— Emma se quejó cuando se hincó con la aguja, haciendo que unas pequeñas gotas de sangre cayeran sobre la tela del vestido que estaba haciendo. Había leído en internet y había encontrado instrucciones de cómo hacer vestidos para personas, hasta ahora solo había podido hacerle algunos a Maki. Demás está decir que no tenía dinero para comprar telas pero había cortado algunas de las prendas que ya no usaba, en secreto claro.

Dejando las tiras de cuero en la cintura de su vestido, la máquina de coser estaba esperando a que uniera el productor final, tenía un par de alfileres en la boca, y se lo midió una vez más. Era una lástima que no tuviera un maniquí, tenía que confiar en los números.

Desde que era pequeña, le había gustado hacer prendas y cuando dibujaba, siempre prestaba mucha atención a los detalles de los outfits de las personas. Pero lo que le frustraba era que no encontraba mucha ropa de su gusto en las tiendas, y por eso poco a poco había aprendido a hacerlas ella misma. Claro, no eran obras de arte, pero le quedaban y estaba feliz. Aunque, hasta ahora solo había tejido bufandas, pero ahora también quería hacer vestidos -odiaba el estilo de aquella mujer de nariz rara que estaba viendo su padre, porque le encantaba su estilo.-

Además, coser era una buena forma de distracción. No sabía nada sobre la ansiedad o depresión, no entendía por qué no podía dejar de sentir tan feo. Estaba terminada a seguir con su vida, ahora que los adultos le habían probado que no eran de fiar, se había cobrado cada una de sus lágrimas con aquellos que la lastimaron en el kínder cuando regresó, los había enfrentado con la mira en alto y no había aceptado nada. Por ello, solo tomó un día en el kínder para que todos le temieran.

El que le temieran significaba que estaba sola, lo cual parcialmente era bueno, podía jugar con Maki (a quien había cosido cuando regresó a casa), pero también significaba no tener amigos, y era muy solitario ahora mismo en el mundo de Emma, especialmente ahora que había cortado lazos con sus padres. Insistía hacer todo ella sola, desde la colada a limpiar tras todo lo que hacía, se negaba a recibir ayuda. Aunque claro, los viajes al kínder eran una excepción.

—Va a ser genial!— Emma animó a Maki, y fue a la máquina de coser. Unas horas después, bajó casualmente las escaleras usando un muy excéntrico vestido. Lo había hecho de su antigua falda negra que tenía pingüinos, lo había cosido con un jersey verde el cual tenía rayas en las mangas, lo había tomado ya que nunca usaba los guantes de cuero que había recibido de su abuelo, y hacía lucir las franjas en un largo cinturón que rodeaba el vestido justo en donde el jersey y la falda se unían, así como también había convertido sus viejos jeans en tirantes que iba en forma de 'X' por delante y por detrás. Estaba emocionada, y en cuanto pasó frente a Kagami, quien estaba leyendo en el sofá, se detuvo y se preguntó si debía pedir su opinión.

Solo habían pasado algunos días, pero Emma estaba cansándose de estar enojada todo el tiempo. No la había perdonado aún y no confiaba en ella, pero sabía que su madre estaría sola ya que Adrien pronto se iría, y ella sentía lastima. Así como Emma misma, él también estaba solo, ese era quizá el por qué había ido tras Luka en primer lugar.

—Um...— dijo dudosamente y empezó a mover nerviosa los dedos. Era su madre después de todo, Emma sería independiente y haría las cosas a su manera sin confiar en estas personas, pero no quería estar enojada todo el tiempo. Y, si ella quería que su familia estuviera junta, necesitaba llevarse bien con sus padres para que no se cansaran de ella.

Cuando los días sin Adrien empezaban a acercarse, Kagami había usado su tiempo para encontrar cosas en las que ocuparse. Trabajo, hobbies, leer, lo que sea que apartara su mente de lo que estaba pasando.

Era solo cosa de esperar, suponía. Su hija no podía estar enojada con ella para siempre y Adrien no podía evitarla. De alguna forma, en algún lugar, las cosas cambiarían. Solo tenía que esperar.