—Aún estaba en lo del diseño,— confesó en voz extremadamente baja. —Y...uno de mis sueños giraba en torno a marcar una nueva tendencia...y um...— apartó sus ojos y se quejó. —De verdad tengo que hacer esto?!
—Sí,— Adrien respondió con una sonrisa casi sádica y se agachó para besar el cuello de Marinette. —Dime,— incitó con voz baja, su sumiso estado se había ido ahora que quería más información.
Estaba fascinado por el hecho de que Marinette soñaba con él, sin que él lo supiera.
La azabache volvió a quejarse y a revolverse bajo el cuerpo de Adrien, indefensa en su agarre.
—Gran colección, millones de personas y soñé que yo era la razón por la que mi casa de diseño ganó el premio,— confesó. —Luego...entre las personas animándome...apareciste...con...— sus mejillas se sonrojaron más. —...flores y tu estúpida sonrisa...y a veces traías comida porque yo tendía a tener hambre cuando soñaba despierta. Y tú usualmente decías este discurso muy, muy cursi sobre lo mucho que siempre me habías amado y que querías protegerme y uh, era muy cursi pero en ese entonces me gustaba, ya podemos parar?— pidió con mejillas rojas. —Los sueños siempre terminaban con nosotros besándonos en medio de la pasarela para que todo el mundo lo viera, estás feliz ahora?
—Sí,— Adrien dijo, tratando de no reír amorosamente ante la cursi fantasía de Marinette. —Es adorable,. Puedo hacer eso en el futuro.— Prometió noblemente y movió su boca a la oreja de la menor con una sonrisa. —Dime sobre tu primer sueño húmedo sobre mí,— pidió astutamente, ahora ansiando saber cada fantasía que Marinette había tenido de él, empezando por estas. Adrien movió una mano hacia la garganta de Marinette, como si amorosamente la persuadiera de recordarle que ella ya era de Adrien.
—Noooo...— Marinette se quejó, revolviéndose para empujar al rubio...aunque la verdad era que no estaba intentándolo en serio.
—Eso no es justo, yo era una adolescente y era muy, muy masoquista cuando se refería ti.— hizo un puchero. —Además, tenía sueños de amor mucho antes de que se convirtieran en sueños húmedos.
Es decir que el sueño de la pasarela llegó mucho antes que los sueños húmedos.
—No necesitas saber sobre mis caprichos adolescentes, era una adolescente rara, recuerdas?— sonrió, tratando de alejar por completo el tema.
—Dime,— Adrien insistió con una gentil y seductora voz. —Cuéntame los tuyos y te contaré los míos.— Prometió, porque claro que había soñado con ella, hubo, después de todo, un periodo en donde había deseado a la menor pero no había podido tenerla, entre aquel ebrio beso y la primera vez que hicieron el amor. Adrien siguió moviendo su boca en su oreja, su mano en la garganta de Marinette guio a un lado la cabeza de su pareja para poder tener más acceso.
Marinette hizo pequeños sonidos de queja y ladeó la cabeza para Adrien, dejándole que hiciera lo que quisiera. Sus párpados se agitaron y frunció el ceño, tratando de recordar la primera vez que sus cursis sueños (los cuales le daban miedo en ese entonces porque no tenía ni idea de que deseaba a Adrien en esa forma) se convirtieron en aquellos que le despertaban jadeando y sintiéndose con nauseas porque no sabía qué estaba pasando.
—El primero...supongo que...fue justo antes de que ganaras el Jr Fight que nos llevó a Niza.— Confesó, tratando de recordarlo. Había habido muchos después de ese que le habían asustado hasta que llegó a la conclusión de que deseaba a Adrien de esa forma.
—Yo ya no estaba en el juego...y tú prometiste llevarme a Niza...iba a ir a Italia pero no gané.
Se revolvió. —Fue raro. El sueño se sintió real. Estaba en el vestidor de los Juniors como siempre, hablando con Alya. Recuerdo que entré a una habitación vacía y sentí un poco extraño porque...bueno...no había nadie ahí. No podía escuchar a los demás fuera de la habitación.
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Coeur de Cender (Corazón de Ceniza) (Adrinette) AU +20
Fiksi PenggemarSummary: A veces en la vida, nos encontramos a nosotros mismos perdiendo la guerra contra el sentido común. Y tal como en la guerra, cuando eso sucede no hay ganadores y la inmoralidad se convierte en nuestra vida diaria. Eso, desde luego, se llama...