Coeur de Cender (Corazón de Ceniza) (Adrinette) AU +20

»◦✿◦« Capítulo 1 »◦✿◦«

Marinette bebió una fuerte porción de café y miró el reloj. Había logrado dormir 3 horas y honestamente, había dormido menos antes. Notó que, después de tener su reunión con Gabriel, podría llegar a hacer una aparición en Zommie, dos horas en un show de radio, una más en una entrevista y tal vez - si tenía suerte - obtendría una hora para dormir para poder estar despierta para Going!, esta noche.

Este era su itinerario leve.

Cuando las cosas se ponían peor, Marinette sabía que tenía que trabajar con menos horas de sueño y más sonrisas. De alguna forma, aún con todo eso, se las apañaba. Porque eso era lo que hacía, ella era Marinette Dupain-Cheng y era confiable, trabajadora y dedicada. Le habían advertido antes que su trabajo iba a dejarle mal pero aún no lo había hecho, y no tenía intenciones de frenar hasta que estuviera absolutamente segura que estaba cerca de tener un bajón mental o algo así.

Restregando sus ojos, repasó mentalmente su itinerario. Así era como se ocupaba y usualmente le ayudaba a adelantarse a lo que le esperaba. De esa forma, podía ver las cosas y de alguna forma encontrar un balance.

Cuando abrió los ojos, miró alrededor, su departamento era uno que ella había decorado para que luciera como un hogar, para que se sintiera como un hogar. No estaba ahí muy seguido, pero cuando estaba, quería sentirse...cálida...reconfortada. Por ello, había colocado colores cálidos en su departamento, marrones claros y granate. Había pasado por mucho para dar con un sofá que no fuera rígido ni poco acogedor. Incluso su piso, a tal medida, era lo cómodo suficiente como para que pudiera colapsar ahí en las noches cuando estuviera cansada hasta la médula.

Se había casado con su trabajo hace mucho. Desde entonces, se había comprometido con ello y encontraba confort en las pequeñas cosas que podía encontrar. Tal como su hogar, su familia (las raras veces que podía pasar una decente cantidad de tiempo con ellos) y los amigos cercanos que tenía. Amaba su trabajo, no se habría anotado en ello si no lo hiciera, pero frecuentemente sentía que estaba tomando algo de ella. Algo vital que le dejaba con un hoyo vacío que nunca podía llenar del todo.

Marinette movió la cabeza, no necesitaba pensar en ello ahora. Gabriel le había llamado (y también al resto de los MIRACULOUS) por alguna razón y Marinette nunca llegaba tarde. Sin importar lo cansada que se sentía, su obligación de llegar a tiempo nunca vacilaba.

Terminando su café, Marinette se puso de pie y lavó su taza. Tomó su abrigo y se detuvo para arreglar su apariencia en el espejo. Los estilistas la atacarían en el momento en el que estuviera en el estudio pero mientras tanto, Marinette tenía una regla no dicha sobre tratar de al menos verse bien. Ya que su trabajo era vender sueños, eso generalmente significaba que no podía darse el lujo de dejar la casa luciendo tan cansada como se sentía.

Afortunadamente, los años habían sido amables con ella. El único signo real de envejecimiento había sido escondido dentro de sus ojos, un cansancio que no quería aceptar aún. Su cabello había crecido un poco, lo suficiente como para atarlo en una coleta. Cuidaba de su piel y los años de entrenamiento le habían enseñado a esconder la peor de sus emociones. Se sentía absolutamente cansada pero ciertamente no lo aparentaba. No para la mayoría, al menos. Había quizá un puñado...ni siquiera cerca...de personas que podían leerla. Aquellos que eran los cercanos suficientes como para saber que escondía sus emociones en sus ojos.

Hubo una vez...una persona en particular que podía leerla como un libro abierto, sin importar cuánto tratara de esconder lo que estaba sintiendo...

Marinette movió la cabeza, liberándose de aquellos particulares pensamientos. Ahora mismo, no quería pensar en él. Ya era lo malo suficiente que Agreste estuviera de regreso en la Empresa. Ocasionalmente se lo cruzaba en los pasillos pero en general, habían llegado a un acuerdo silencioso de no hablarse. Así era como había funcionado antes de que Agreste se fuera para siempre y así era como funcionaría ahora.