Coeur de Cender (Corazón de Ceniza) (Adrinette) AU +20

»◦✿◦« Capítulo 65 »◦✿◦«

—No...no...basta...

La voz de Marinette era un eco distante, hundiéndose en el sonido violento de prendas siendo rasgadas, besos siendo forzados y roces manteniéndola fija, quieta e indefensa. No podía moverse, Claude era muy fuerte. Los labios de Claude eran rudos y sus dientes marcaron su piel.

Podía escuchar sus propios gritos a la distancia y cuando Claude le quitó la última de sus prendas, quiso cubrirse de los hambrientos ojos pero sus manos estaban atadas. Podía escuchar la respiración y los jadeos rasgados de Claude. Podía sentir el calor del cuerpo de Claude y quería huir de eso, pero la fuerte mano la mantuvo fija.

Marinette odiaba sentirse indefensa, odiaba no poder pelear y gritó cuando las mismas manos separaron sus piernas.

Una fuerza la mantuvo contra la cama, podía ver el rostro, los ojos llenos de lujuria y celos posesivos de Claude. Podía ver los labios moviéndose para tomar los suyos. Vagamente sintió una presión, la cual le indicaba que Claude estaba forzándose dentro de ella.

Su grito, esta vez no fue distante...

Gritando, Marinette se sentó en la cama, su respiración estaba rasgada y rápida. Miró alrededor a ciegas pero al principio no reconoció su habitación. La pesadilla aún estaba muy fresca y con manos temblorosas retiró los cobertores de ella como si fuera Claude quien estaba presionándola en la cama.

Adrien estuvo despierto en solo segundos y una mirada a Marinette le dijo qué pasaba.

La sostuvo con fuerza contra su pecho. —Amor, amor...— la calmó, manteniéndola fija bajo su agarre.

Pesadillas, estaba preparado para que Marinette tuviera algunas y lo mejor que podía hacer era calmarla lo más que pudiera.

—No! NO!!— gritó, aún medio metida en su pesadilla. Empujó y golpeó a Adrien tan fuerte como podía, aún pensaba que la persona sujetándola era Claude. El miedo tomó control de ella y cuando no pudo pelearle, rompió en llanto y empujó indefensa contra el pecho de Adrien.

—Shh, amor, soy yo,— susurró. —Soy yo, Adrien, te amo, y no voy a lastimarte. Claude no está aquí,— la calmó, sin inmutarse por los golpes. Siguió hablándole con voz baja, tratando de traerla a la realidad.

La mente de Marinette se aclaraba mientras más hablara Adrien. Cuando por fin registró dónde estaba, con quién estaba y cómo había escapado, enterró el rostro en el hombro de Adrien y envolvió sus brazos alrededor del rubio. Estaba jadeando, no podía dejar de llorar y solo podía abrazar con fuerza a Adrien. Todo su cuerpo estaba temblando mientras trataba de aprovechar todo el confort que pudiera.

—Lo siento,— sollozó miserablemente, refiriéndose a los golpes que le había dado.

—No pasa nada. Estamos bien, nadie va a lastimarte.— prometió y la acunó en sus brazos. —Él no llegó tan lejos, Marinette, escapaste y fui por ti para traerte. Estamos a salvo.— Adrien siguió hablando con voz calmada y baja, negándose a soltarla.

Marinette asintió, escondió el rostro en el hombro de Adrien. Dejando que su remera atrapara sus lágrimas y secara su rostro.

Sollozando, presionó pequeños besos contra el cuello de Adrien. Enredó los cabellos rubios entre sus dedos y lento pero seguro, su cuerpo dejó de temblar.

—Va a venir por nosotros?— susurró.

Adrien pensó por un momento en qué responder, y al final solo dijo la verdad. —Espero que no, pero no lo sé, amor,— musitó. —Creo que de todos modos necesitamos ser cuidadosos. Necesitamos mantenerte a salvo.— Adrien la sostuvo más fuerte, determinado a nunca dejar que Claude le pusiera una mano encima a su pareja, aún si eso significaba que tenía que estar entre ellos por el resto de su vida.