Capítulo 11

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-¿Podrías llevarme a mi casa? Ya es tarde y no conozco la ciudad... Comenzó diciendo Bella.

-No te preocupes por eso. La interrumpió tranquilizándola. -Para mí sigues siendo preciosa, pero sería mejor que pasaras de nuevo al baño antes de irnos. Le besó la frente y la dejó sola en la habitación.

Bella entendió por qué le había dicho que entrara al baño primero cuando se vio en el espejo. Su maquillaje se había corrido todo y estaba horrible. En vez de sonrojarse, se echó a reír. No quiso tardar tanto en el baño, así que prefirió limpiarse la cara y salir al natural.

Cuando salió del baño vio la espalda de John desnuda.

-Y-Yo... Oh, Dios... Estaba tan sorprendida que no podía moverse, pero tampoco podía dejar de mirarlo. Su espalda era tan torneada, tan marcada por el ejercicio, era tan atlético, simplemente era hermoso.

-¿Quieres tocar? Se burló John mientras se ponía la camisa y se volteaba para verla.

-T-tonto. Bella salió corriendo de la habitación.

-Lo siento. Le dijo por detrás de ella cuando hubo terminado de vestirse. -Es solo que mi camisa estaba arruinada, por lo que no podía salir así y tu estabas en el baño, así que no podía ir a ningún otro lado.

-Está bien, fue mi error también el no avisar. Se disculpó Bella.

-Tranquila. John le besó el hombro y la giro tomándola de la cintura. John era 30 centímetros más alto que ella, así que la diferencia de estatura era muy evidente. Pero eso no importó para que se fundieran en un segundo abrazo, a pesar de todas las circunstancias, ambos estaban felices.

-Vamos, mañana hay que madrugar y no quisiera ser yo el culpable de meterte en problemas el primer día. Le dijo John besándole la cabeza.

Ambos subieron al auto.

-Lo lamento, mi casa está cerca del hospital, así que tendrás que regresar hasta allá. Al final seré yo la que te meta en problemas. Se avergonzó Bella.

-Espera aquí. John se bajó del coche y regresó a los 15 minutos con una maleta.

-¿Y esa maleta? Preguntó Bella confundida.

-Tengo un plan. Si de verdad no quieres meterme en problemas, tendrás que ayudarme. Le guiñó un ojo a Bella.

-Por supuesto, después de todo me estás llevando hasta mi casa, además de arruinar tu camisa y hacerte pasar un mal rato. Si pudiera hacer algo por tí, lo haría encantada.

-Bueno, acepto tu invitación. Dijo John alegre mientras manejaba el coche.

-¿Invitación? ¿Cuál invitación? Preguntó extrañada.

-La invitación a quedarme en tu casa. Respondió John sonriente.

-¿¡QUÉ?! Gritó sorprendida.

-Me tomaría mucho tiempo ir y regresar, tendría muy pocas horas de sueño, además de que mañana tenemos guardia y no puedo llegar cansado. Así que lo mejor que podrías hacer por mí, sería dejarme quedar en tu casa por esta noche. Explicó John convincente.

Bella sabía que tenía razón, pero aún así sentía que todo eso estaba mal.

-¿Y qué pasa con Jennifer? Cuestionó a John.

-No te preocupes, de eso me encargo yo. De nuevo le guiñó el ojo.

Medicina de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora