Capítulo 14

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Bella se estremeció al sentir sus labios sobre su piel desnuda.

-¿Y-ya comiste tu omelette? Se levantó rápidamente.

-No, te estaba esperando para cenar. Sonrió John.

Ambos se dirigieron al comedor.

-Estaba delicioso. Dijo John al terminar su omelette.

-Estás siendo muy adulador, pero te lo agradezco. Bella se paró de la mesa para lavar los platos sucios.

-Deja que yo lo haga, es lo menos que puedo hacer después de ofrecerme quedar en tu casa. Se ofreció John.

-¿Ofrecerme? Dijo Bella sarcásticamente.

-Por supuesto, hasta me rogaste. Se burló John.

-Está bien, dejaré que laves los platos. Se rió Bella. -Por mientras prepararé una malteada de vainilla, ¿tú también quieres o te preparo alguna otra cosa?

-Me parece perfecta la malteada.

Cuando ambos terminaron sus actividades, fueron a sentarse a la mesa para tomarse sus malteadas. John disfrutaba de la bebida pero Bella tenía la mirada perdida y solo jugaba con la pajilla del vaso.

-¿Bella?, ¿pasa algo?, ¿estás bien? Preguntó John preocupado.

-John. Bella bajó la mirada y suspiró. -No había dicho nada porque realmente no sabía por dónde comenzar y honestamente no quería hablar de esto porque no somos nada. Pero he visto que tu siempre me has hablado con la verdad y eres muy abierto conmigo, así que mereces que te lo diga.  Explicó Bella.

-Bella. La tomó de la barbilla e hizo que lo viera a los ojos. -Si no quieres decirme, no lo hagas por obligación, de verdad que entiendo. Esto ha sido demasiado repentino. Antes de entrar a ese salón pensé que amaba a Jennifer y ahora me doy cuenta que nunca la he amado, creí que mi vida amorosa ya estaba resuelta pero cuando vi esos hermosos ojos verdes, supe que mi vida daría una vuelta de 180 grados...

-¡Lo sé! Se levantó Bella de la silla interrumpiéndolo. -Y no es que no quiera decírtelo por cómo han sucedido las cosas, en realidad no quiero contarte porque sé que cuando sepas toda mi verdad, me odiarás.

-Isabella. Se acercó a ella y la tomó por la cintura mientras juntaba sus frentes. -Cualquier cosa que me digas no va a cambiar lo que siento por tí, te lo prometo.

Bella lo abrazó por el cuello y comenzó a llorar. Pasaron 10 minutos hasta que se tranquilizó y decidieron irse a sentar en la cama para estar en un lugar más amplio.

John vio que Bella estaba incómoda en la cama, así que la acomodó para que ella pudiera recostarse en su brazo usándolo como almohada.

Bella observaba sus enormes ojos azules, eran los mas hermosos y sinceros que había visto en toda su vida. La joven pudo observar mejor su rostro y al darse cuenta que su cabello le llegaba hasta las orejas, inconscientemente levantó su mano y comenzó a jugar con su cabello lacio y castaño. Continuó bajando su mano hasta sus cejas gruesas, luego su nariz fina, sus mejillas recién rasuradas y después sus labios rosas y delgados. Cuando llegó a su prominente y masculino mentón, su mano se detuvo.

Medicina de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora