Dos semanas más pasaron para todos. Kai se incorporó al sistema educativo y sorprendió a más de uno con su regreso. Las chicas del instituto estaban fascinadas con él. Tenía una sonrisa compradora y un gran sentido del humor. Pero al parecer solo estaba dispuesto a dárselo a sus dos únicas amigas.
- Oye, ¿Hacemos algo esta noche? - le preguntó Kai a Minah.
- No lo se Kai - dijo algo desanimada.
Él detuvo su paso y la tomó del brazo con cuidado para que ella también lo hiciera. Minah se giró a verlo.
- Te conozco, ¿Qué pasa? - le dijo.
Ella lo miró fijo a los ojos y sin saber porque sus ojos se llenaron de lágrimas. Se acercó a él y lo abrazó con fuerza. Estaban parados en medio de uno de los pasillos del instituto. Era viernes y las clases ya casi habían terminado.
Kai la acurrucó dulcemente cerca de él, dejando que ella llorara tranquila. Tenía una pequeña idea del motivo de su llanto.
Luego de unos cuantos minutos, Minahse alejó de él.
- Lo siento - se disculpó. Kai tomó su rostro con ambas manos e hizo que lo mirara.
- No tienes porque sentirlo. Sabes que me importas y mucho, necesito saber que te pasa.
- Estoy preocupada - contestó ella.
- ¿Por Eunji? - dijo él.
- Si - susurró ella por lo bajo.
Kai la volvió a abrazar. El timbre sonó y todo el mundo comenzó a salir, pero a pesar de eso Kai no soltó a Minah y ella tampoco hizo nada para que la soltara.
En esas semanas Minah había notado un terrible cambio en Lay, no solo en su forma de ser, sino en la forma en la que la miraba. Parecía estar enojado. Ahora se la pasaba rodeado de gente y haciendo planes para salir los fines de semana.
Ambos escucharon como alguien aplaudía. Se giraron a verlo. Minah secó sus lágrimas y se alejó de Kai. Era Lay, y detrás de él todo su nuevo grupito de idiotas.
- ¡Bravo! - dijo él sin dejar de aplaudir. Giró para mirar a sus 'amigos' - Vamos muchachos, aplaudan conmigo.
Todos comenzaron a hacerlo. Minah frunzo el ceño y Kai miró sin entender.
- ¿Se puede saber que están aplaudiendo? - preguntó Kai.
- Tu ganancia Jongin - le habló Lay - ¿O debo decir tu perdida?
- Vamos Kai, últimamente esta hecho un idiota - le dijo Minah y lo tomó del brazo para hacerlo caminar, pero Kai se soltó suavemente de ella.
- ¿Mi perdida? ¿De que estas hablando? - dijo Kai, ya un poco molesto de la actitud del chico.
- ¿Cuánto le has pagado ya? - preguntó Lay.
Minah lo miró sin poder creerlo. Ella giró para darle la espalda y que no viera sus lágrimas. No podía creer que ese que estaba allí, era Lay. El chico más dulce y bueno que ella conoció alguna vez en su vida.
- ¡Eres un maldito bastardo! - le rugió Kai y se tiró sobre él para comenzar a pelear.
Al instante Minah los miró y se acercó a ellos para intentar separarlos. Miró a los supuestos amigos de Lay.
- ¡¿Qué hacen ahí parados imbéciles?! ¡Ayúdenme a separarlos! - les dijo nerviosa.
Pronto recibió la ayuda que estaba buscando. Lograron separar a Lay de Kai y Minah sostuvo a su amigo de la cintura para que no volviera a lanzarse sobre él.
- ¡Eres un infeliz! ¡No tienes idea de las cosas que dices! - le gritó Kai tratando de acercarse de nuevo a él.
- ¡Ya, ya Kai! - le dijo Minah elevando un poco su voz - No vale la pena que le des explicaciones - miró con dolor a Lay - Me parece que ya le lavaron el cerebro.
Comenzó a caminar con su amigo para alejarse de ellos.
- ¡Eso es! ¡Vete a disfrutarla Jongin! ¡Esa clase de mujeres son de tu tipo! - gritó él.
Kai intentó soltarse de nuevo de Minah e ir a tirarse sobre él para romperle toda la cara. Pero Minah tensó más sus brazos alrededor de él impidiendo la salida.
Llegaron afuera y se acercaron al auto de ella. Minah hizo que Kai se apoyara contra el mismo, y que se calmara un poco.
- Mira lo que te hizo - susurró ella mientras sus ojos se humedecían.
Levantó su mano y la apoyó levemente contra la mejilla que estaba roja. Un poco de sangre salía de su nariz.
- Es un infeliz, debiste dejar que lo matara - le reprochó él.
- No, no. Esa no es la solución - dijo ella y se acercó al interior de su auto para buscar el pequeño botiquín de primero auxilios que siempre tenía.
- ¡¿Y cual era la solución?! ¡¿Dejar que te siguiera faltando el respeto?! - dijo él nervioso mientras veía como ella sacaba un poco de algodón para ponerlo en su nariz.
- A mi no me duelen sus palabras - mintió descaradamente, mientras bajaba la mirada.
Sintió como una de las manos de Kai levantaba su mentón.
- Te conozco tanto, que se que eso que me estas diciendo es mentira. A ti si te duele todo lo que ese imbécil te dice - le dijo él.
Ella colocó el algodón en su nariz y luego le sonrió lo mejor que pudo.
- Vamos peligrito, te llevo a casa - le dijo. Kai asintió y se subieron al auto.
Ella se bajó de su auto y buscó las llaves para entrar. Ya había dejado a Kai en su casa. Él le había dicho que a la noche pasaría por ella para ir al cine. Él era tan terco, no aceptaba un no como respuesta.
Hyeri se había estado ausentando casi toda la semana al colegio. Minah habló con ella, pero su rubia amiga le aseguró que no era nada grave.
Abrió la puerta y entró. Escuchó como alguien vomitaba en uno de los baños. Rápidamente se paralizó y corrió con prisa hacia allí.
Abrió la puerta y encontró a su madre devolviendo sobre el retrete. Se acercó a ella y la ayudo sosteniéndole el cabello.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras veía a su madre en ese estado. Sabía que eso era provocando por el cáncer que ella tenía.
Y últimamente había estado siendo más seguido de lo común. Eunji se incorporó y miró bien a su hija.
Minah comenzó a llorar y se tiró a los brazos de su madre para abrazarla con fuerza.
Eunji acarició sus cabellos, tratando de darle consuelo a su niña. Pero sabía perfectamente que no podía dárselo.
Luego de varios minutos de estar sentadas en el piso del baño, Minah se alejó de su madre y la ayudó a levantarse.
Sin decir nada salieron de allí, Minah la llevó a su habitación y la recostó en la cama. La tapo bien y luego la miró.
- Voy a hacerte un té - le dijo.
- Bueno - musitó apenas ella.
Salió de la habitación de su madre y no pudo evitar volver a romper en llanto. Todo era un desastre en su vida.
De a poco veía como la salud de su madre se iba deteriorando. Ella tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde. Bajó hizo el té y volvió a subir. Encontró a Eunji levantada vistiéndose.
- ¿Qué estas haciendo? - le preguntó ella.
- Me cambio hija, tengo que ir a trabajar - contestó su madre.
- ¡Estas totalmente loca si piensas que voy a dejar que vayas! - dijo levantando un poco más su voz.
- ¡Tengo que ir Minah! ¡Las cosas en la casa no se van a conseguir solas! - le dijo Eunji levantando un poco su voz.
- ¡Minho ya tiene un empleo y creo que con eso podremos estar bien sin que trabajes!
- Yo no puedo pedirle a tu hermano que nos mantenga, ese es mi deber como madre. Yo los traje al mundo, y yo los tengo que cuidar.
- Mamá, voy a conseguir un empleo - dijo ella.
- ¿Qué? - la miró y negó con la cabeza - No Minah, yo quiero que termines tus estudios. Yo quiero que seas alguien en la vida. Y no termines como yo, hija.
Minah escuchó la angustia en la voz de su madre. Se acercó a ella y la abrazó para luego llevarla a la cama.
Eunji se negó un poco pero luego terminó aceptando que esa noche podía no ir a trabajar. Mianh se acostó a su lado y juntas miraron una divertida película cómico-romántica. Minah observó como de apoco su madre se iba quedando dormida.
Pensó la cantidad de noches que pasó lejos de su casa y de su cama. Sintió un dolor en el pecho. Ella tenía que hacer algo, ella no iba a dejar que su madre muriera solo para darle lo mejor a ella y a su hermano. Una idea cruzó su cabeza.
El padre de Kai tenía un bar que no estaba muy lejos del instituto. Podía pedirle a su amigo que le hiciera el favor de conseguirle un trabajo allí, de lo que fuera.Él llegó a su casa luego de haber estado en la casa de su novia.
¡Si como lo leen! Novia. Hacia exactamente una semana que Lay se había puesto de novio con Hanni. Todo había sido muy rápido, después de ver a Minah con Kai, fue en busca de Hanni y le pidió que fuera su novia. La pelirroja acepto encantada tal propuesta, y desde entonces se la pasaba rodeado de personas. Joon y los demás chicos parecían ser divertidos y amables. Pero él estaba seguro de que si no estuviera con Hanni, ellos serían los mismo patanes de siempre. Entró y sin decir saludar, ni decir nada a su familia subió a su habitación.
Cerró la puerta con fuerza y se tiró en su cama pesadamente.
Siseó cuando se tocó el pequeño corte que tenía en el labio. Pero no estaba arrepentido de lo que había hecho.
Pero si estaba arrepentido de haberle dicho unas cuantas cosas más a Minah.
La puerta de su cuarto sonó.
- No estoy para nadie - dijo y se acostó mejor en la cama. La puerta se abrió.
- Lay, ¿Qué pasa hijo? - le preguntó su madre entrando.
- ¡Te dije que no estoy para nadie! - le dijo elevando su voz mientras se sentaba en la cama.
- ¡Necesito saber que diablos pasa contigo Yixing! - le gritó su madre.
Él la miró bien, era la primera vez en la vida que su madre le gritaba.
- No es tu problema - dijo él.
- No puedo creer que este que esta al frente mío sea mi hijo. Hace 2 semanas que estas así, ¿Qué pasó contigo?
- Nada, ¿Qué puede pasarme? ¿Acaso no te gusta ver que puedo tener una vida social más movida? - le preguntó con ironía.
- No, no es eso hijo. Te has vuelto un completo idiota desde que estas con esa......chica que no me acuerdo su nombre.
- Hanni - dijo él.
- ¡Esa! - dijo su madre y lo miró - No se que ha pasado con Minah o con Hyeri, pero lo que si se es que mi hijo no es el mismo.
- La que gente cambia - dijo con soberbia.
- Si, pero para bien, no para mal como tú. Y ahora levántate y baja a cenar.
- No tengo hambre.
- Está bien, Lay - le habló ella - Sigue así.
Salió del cuarto dejándolo solo. Se quedó callado pensando en todas las cosas que le había dicho su madre.
Se puso de pie y se acercó a su balcón. Recordó cuando Minah se había trepado hasta allí y lo había besado. En realidad él tampoco se había negado.
Y hasta ahora ninguno de los besos de Hanni lo habían hecho sentir tan idiota como el beso de ella. Y siempre que lo recordaba se preguntaba si ella de verdad no se acordaba de aquello o solo lo ocultaba para no dejarse a la vista.
Vio como un auto se paraba en frente de la casa de ella, alzó un poco más la cabeza para ver quien era, y no era nada más ni nada menos de él. Jongin.
Vio como tocaba el timbre y luego de unos cuantos segundos la puerta se abría. Vio como Minah lo abrazaba con fuerza.
Sintió un dolor en su pecho al verlos así, abrazados. Él tenía muchas ganas de estar en el lugar de él. De poder abrazarla, y besarla. La idea lo preocupo.
Él no podía estar enamorado de Minah, no debía estarlo. Ella no era mujer de un solo hombre, y no él no soportaría su traición, su engaño.
Se había convencido a si mismo que estar con Hanni era lo mejor que podía hacer. Ella era una chica divertida y casi siempre lograba hacerlo reír. Pero sabía que no estaba enamorado de ella.
Cuando la miraba, no sentía lo mismo que cuando miraba a Minah.
Se maldijo a si mismo y busco su abrigo para salir de su casa.
Tenía que irse y pensar un poco, tenía que salir y convencerse de que Minah no era mujer para él.