Cap. 24

4.8K 319 39
                                    

*ESCENAS FUERTES*

Ambos miraron a su alrededor. Todo el mundo estaba en pareja, bailando. Bastante melosos se veían. Ya habían pasado unas 3 horas desde que llegaron. Habían comido y bailado un poco. Pero se sentaron en una de las mesas. Estaban esperando el momento para irse y hacer eso que todo el mundo tenía pensado hacer. Casi siempre hacían lo mismo después de la fiesta de graduación. Se volvieron a mirar entre ellos.
- ¿Qué te parece si mejor nos vamos? - le preguntó él a ella.
- Me parece perfecto - dijo y ambos se pusieron de pie.
Minah buscó con la mirada a Hyeri. La rubia bailaba dulcemente con Kai. Sonrió levemente.
- ¿Qué sucede? - dijo Lay.
- Creo que Hyeri, ya no nos necesita - dijo divertida.
El chino dirigió su mirada a donde estaba Hyeri. Sonrió divertido. Salieron de la casa del salón en donde estaban y comenzaron a caminar hacia el auto de Minah.
- ¿Qué te parece si manejo yo? - le dijo el castaño. Ella lo miró bien.
- ¿Estás seguro? - preguntó.
- Ahora si lo estoy. Además tuve una muy buena profesora. Claro que estoy seguro - dijo.
Ambos se subieron. Lay tomó el volante con firmeza y prendió el auto. Ella lo miró fijo y sonrió levemente. Arrancó. Con mucho cuidado comenzó a andar por la calle.
- Creo que valió la pena haberte enseñado.
- Ya lo creo - dijo él.
Minah miró hacia la ventana. A su cabeza vino la charla que había tenido con su mejor amiga ese día por la mañana. ¿Qué debía hacer? ¿Preguntarle?
-Minah, ya es hora de que lo hagas -le dijo.
-Pero Hyeri, eso no se hace con cualquiera -dijo ella.
-Lo se. Y no te estoy diciendo que lo hagas con cualquiera. Puedes pedirle a alguien que conoces que te haga el favor. Amiga eso del hombre ideal para la primera vez no existe.
-¿Tú crees?
-Minah, yo lo hice con Yoon. Me arrepiento si, y lo sabes. Pero si no lo hacía con él, lo iba a terminar haciendo con cualquier otro idiota. Aunque tal vez tuve que haber esperado a Kai... - susurró - Pero eso ya no importa, ¿entiendes?
-Tengo miedo.
-Miedo siempre tienes. Todas tenemos miedo. Y no te digo que lo hagas con el primero que se te cruce. Eso tampoco es la solución. Solo fíjate quien necesita también el favor y se hacen el favor mutuamente.
-¿Y quien puede necesitar el favor? -preguntó divertida.
La rubia arqueó una ceja. Minah la miró bien, para luego negar levemente con la cabeza.
-Yixing -dijo Hyeri.
-¿Yixing? -dijo tratando de sonar sorprendida. Pero era eso lo que se imaginaba.
-Claro. Tú y yo sabemos perfectamente que Lay aun es virgen. No lo hizo con la imbécil de Hanni ¿Por qué no con él? Es un buen chico.
-Pero......pero...
-Tú solo háblalo con él, estoy segura de que le parecerá una muy buena idea.
Sacudió su cabeza y volvió al auto en donde estaba sentada. Lo miró de reojo. ¿Debería de hablarlo? ¡Dios, esto era tan complicado! Lay la miró de costado. Ella miraba por la ventana. ¿Acaso debía de hablarlo con ella? ¿Qué pasaba si se sentía ofendida? Pensaría que es un imbécil. Aunque ya lo pensaba. A su mente vino la charla que tuvo con su rubia amiga el día anterior.
-Lay, Lay. Lo mejor va a ser que le preguntes.
-¿Estás loca?
-No amigo, no estoy loca. Tanto tú, como Minah necesitan hacerlo ya. Ambos ya están bastante grandecitos.
-Pero Minah es mi amiga.
-Vamos Lay, ¿Acaso me ves la cara? Te encantaría que Minah no fuera solo tu amiga -le dijo. El bajo la mirada.
-Mmmm...bueno no....no lo se, Hyeri. Sabes que no tengo experiencia.
-¿Al diablo con la experiencia! Se aprende. Todo se aprende en la vida. Solo háblalo con ella, vas a ver que le va a parecer una gran idea.
-Pero...
-Además Minah tiene su casa sola para la noche de graduación. Minho no está, siempre se va con Yura.
-¿Y si dice que no?
-No va a decirte que no. Estoy completamente segura de ello -le dijo.Sacudió su cabeza y volvió su mente al manejo. Acomodó su garganta. Ella se giró a verlo. Pronto estuvieron estacionados en la puerta de la casa de ella. Todo estaba oscuro, nadie estaba allí. Como Hyeri le había dicho, Minho no estaba en casa. Se bajaron y caminaron hasta la puerta. Por el momento ninguno de los dos se había mirado a los ojos.
- Aun es temprano - dijo él.
- Lo se - contestó rápidamente.
Miraron a su alrededor. Hasta que sus miradas se encontraron entre sí. Lay trago saliva sonoramente.
- Mmmm...... - dijo nervioso.
- Yo.... - dijo nerviosa - ¿No crees que es hora de que pasemos por esa etapa que ya debimos haber pasado?
- Si, si. Era justo lo que estaba por preguntarte - le dijo y rió nervioso - Es como que.......ya todos la pasaron.
- Claro - dijo asintiendo - Y...
- Y... ¿Por qué no nos hacemos el favor?
- ¿Por qué no nos hacemos el favor?
Se preguntaron los dos al mismo tiempo.
Lay sintió su corazón latir rápido. Respiró profundamente.
Minah trago sonoramente. Ambos estaban pensando en lo mismo. ¿Era casualidad o el destino? Sin decir nada entraron a la casa de la morena.
- ¿Quieres tomar algo? - le preguntó ella.
- Si, un poco de agua - dijo.
Minah caminó hasta la cocina y tomó la botella de agua. Sus manos temblaban levemente. Estaba nerviosa, realmente nerviosa. ¿Iban a hacerlo? ¡Dios santo, iban a hacerlo!
Sirvió el vaso y fue hasta la sala. Le entregó el vaso y él lo tomó rápidamente. De verdad tenía sed, estaba sediento. Se miraron de nuevo a los ojos. No sabían que decirse.
- ¿Crees que sea buena idea? - le preguntó ella.
- No lo se. Pero creo que si - dijo sin dejar de mirarla.
- Yo también lo creo - le dijo.
Lay estiró su mano para que ella la tomara. Lentamente ella apoyó la suya sobre la de él. Comenzaron a subir las escaleras. Lo mejor iba a ser que estuvieran arriba.
Imagínense que sucedería si de repente llegara Minho y los viera en el sillón de la sala. Ella creía que le daría un infarto.
La puerta de la habitación de Minah se cerró detrás de ambos. La luz estaba apagada, no la habían prendido. La leve luz de la luna era la que los iluminaba.
Ella lo miró fijo a los ojos. Sus ojos estaban más negros que nunca. Desde lejos se podían notar. ¿Qué debía decir? ¿Qué debía hacer? Solo dejarse llevar.
Lay dio un paso hacia delante, quedando perfectamente cerca de sus labios. Como le gustaban sus labios. Las veces que los había besado, lo habían dejado hecho un idiota. Levantó una de sus manos y acomodó suavemente uno de sus mechones. Sus ojos estaban clavados en los de él. Escasos milímetros los separaban. Sus alientos se mezclaron.
Minah cerró los ojos cuando al fin sintió la calida piel de su boca sobre la de ella.
Sintió como sus fuertes manos se posaron en su cintura, para luego deslizarse hacia su espalda. Sus bocas se movían con cuidado. Ella tomo con delicadeza su labio superior para morderlo ligeramente.
Acercándola más a su cuerpo dejó que una de sus manos subiera por su pequeña espalda, para acariciarla tiernamente.
Alejándose apenas para poder respirar, levantó sus finos brazos y los colocó detrás del masculino cuello que estaba frente a ella. Volvieron a juntar sus labios en un suave baile. Ella enterró sus manos entre sus dorados cabellos, a medida que sus bocas se fundían más y más.
Se volvieron a alejar por la falta de aire. Agitados se miraron a los ojos.
¿Ahora debían decirse algo? No, no debían decirse nada. Las palabras sobraban. Con solo mirarse alcanzaba.
Él se volvió a acercar para besar dulcemente sus labios y bajar su boca por su mentón, para terminar en su cuello.
Minah tiro la cabeza hacia atrás para darle mayor acceso. Trajo sus manos hacia delante y comenzó a desacomodar su corbata, para luego desabrochar los botones de su camisa. Ese traje le quedaba tan lindo. Pero no lo quería ver sobre él. Quería verlo en el suelo.
Lay subió sus besos a su mejilla, para volver a su boca. Mordió su labio inferior, robándole un pequeño gemido. Eso lo hizo desearla más de lo que ya lo hacía.
Minah terminó de desabrochar su camisa. Se alejó de sus labios para mirarlo a los ojos. Metió su mano debajo de su ropa para acariciarlo.
Todo su cuerpo se erizó al sentir sus suaves manos sobre él.
Ella acarició su pecho para subir por sus hombros. Con delicadeza comenzó a quitarle la camisa de encima. Cuando al fin estaba sin ella, volvió sus manos a su pecho.
Él la miraba fijo a los ojos. Sus, marrones, ojos estaban encendidos de deseo. Deseo que él quería probar. Deseo que quería conocer.
Ella bajó su mano por su pecho hasta su abdomen. Como le gustaba su cuerpo. Él era tan varonil y perfecto. Sin dejar de mirarlo, tomó su mano y la dirigió al cierre de su vestido. Con cuidado Lay fue bajando el cierre. Ella se alejó y terminó de quitárselo. Lo tiró a un costado.
Su cuerpo reaccionó endureciéndose más al verla en ropa interior. Sus pechos eran perfectos, cubiertos por un sensual sostén de encaje negro. Bajó su mirada a su cuerpo. Su cuerpo era increíble. Él volvió a acercarse a ella, pero despacio, con cuidado. Él quería ser dulce, muy dulce con ella. Esto era importante para ambos, lo sabía. Se acercó suave a sus labios.
- ¿Estás segura de esto? - le preguntó alejándose apenas de su boca - Porque podemos dejarlo. Puedes pedirle a otro.....no lo se.
- No, no, no. No quiero a otro - dijo rápidamente - Solo tengo un poco de....
- ¿Miedo?
- Si - susurró despacio.
- Voy a cuidarte, lo prometo - musitó sobre sus labios.
- Por eso quiero hacerlo contigo. Se que vas a cuidarme, otro no lo haría - le dijo y terminó de besarlo. Caminando ciegamente hacia atrás, Lay chocó contra la cama. Provocando que ambos cayeran sobre ella.
Minah quedó sobre él. Con una pequeña risita se alejó de sus labios.
El chino sonrió bobamente y con un pequeño movimiento, giró sobre la cama para atraparla bajo él. Ella gimió levemente. Lay inclinó su cabeza y atrapó dulcemente sus labios.
Minah metió las manos entre sus cuerpos y busco los botones de su pantalón. Tenía que quitárselos. Debía quitárselos.
Lay sonrió sobre su boca. Ella estaba algo apurada, nerviosa. Y se notaba porque sus manos temblaban levemente. Pero él no quería hacerlo rápido. Él quería que durara. Él quería que fuera despacio y lento.
- Tranquila - le susurró. Ella detuvo sus manos y lo miró - Dicen que las cosas se disfrutan más cuando se hacen despacio.
- Lo siento - dijo divertida. Él sonrió.
- No te creas que yo estoy muy tranquilo - le dijo sin dejar de sonreír - Pero quiero estarlo, porque quiero que sea....que sea inolvidable.
Ella alzó la cabeza y tomó sus labios para atraerlos hacia ella. No iba a encontrar a alguien como él, nunca. Como él se lo había pedido, ahora sería más delicada. Iría despacio. Ella también quería disfrutarlo. Con un poco de su ayuda, se deshizo de los molestos pantalones. Gimió al sentirlo más intimó que antes. Se sonrojó un poco. Él era grande, podía sentirlo.
Volvieron a girar sobre la cama. Ella se sentó a horcajadas sobre su abdomen. Con su mano acaricio su fuerte pecho y bajó despacio hacia los firmes músculos de su panza.
Lay llevó sus manos a sus finas piernas y las acarició despacio. Se miraron a los ojos por varios segundos. Sus corazones latían rápido. Él se sentó con ella encima y la acomodó bien sobre él. Colocó sus manos en su espalda y comenzó a besar su cuello.
Minah cerró los ojos y acarició su nuca y cabellos. Lay subió su mano derecha por su espalda y a su paso se llevó el broche del sostén. Ella mordió sus labios levemente, y se alejó para mirarlo a los ojos. Él sonrió y arrojó la prenda hacia un costado. Tomó sus labios y se recostó con ella encima para volver a girar. Comenzó a bajar sus besos por su mentón. Mordisqueando el contorno de su mandíbula, llegó hasta su oreja.
- Te deseo, Minah- le dijo despacio y con la voz ronca de deseo.
Su cuerpo se estremeció al escucharlo.
- Yo también... - dijo agitada - Mucho.

El primer amor siempre duele ➳ LayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora