Él recorrió con la mirada el salón. Observaba como todos reían por lo bajo, menos aquellas dos chicas de la punta.
- Puedes tomar asiento, Yixing - le dijo él director.
- Gracias - dijo él y sin pensarlo se dirigió en donde no había risas. Se sentó justo detrás de ellas. Minah tuvo la intensión de girar y mirarlo, pero decidió no hacerlo.
La clase continuó. La señora Song hablaba y hablaba y Minah no lograba prestarle mucha atención, quería girar y mirar a aquel muchacho.
- Oye, ¿Qué te sucede? - le preguntó Hyeri. Minah reaccionó.
- ¿A quien? ¿A mi? - dijo algo confusa.
- No, al árbol de afuera. ¡Claro que a ti, mensa! - le dijo. Minah rió por lo bajo.
- Lo siento, no estaba prestando atención - dijo ella.
- Si, de eso ya me he dado cuenta. Pero ¿Por qué?
- No lo se, tengo la cabeza en otro lado - contestó simplemente.
Después de 30 minutos de estar allí dentro, al fin sonó la campana del recreo. Todos suspiraron aliviados y se pusieron de pie. Menos ellas dos, como siempre. Preferían quedarse dentro del salón, solo salían a fumar. El chico nuevo, tampoco salió. Hyeri decidió hablarle.
- Hola, ¿Qué tal? Soy Hyeri - le dijo y tendió su mano.
- Yixing, pero puedes decirme Lay- dijo él y la tomó.
- ¿De donde eres? - le preguntó la rubia.
- Mis padres trabajan mucho y no tenemos un lugar fijo, así que he venido desde Changsha, China - le dijo él.
- Wou, no debe ser nada fácil no quedarse en un lugar fijo - dijo ella. Él asintió. Hyeri miró a Minah. Ella aun no había dicho nada, ni siquiera su nombre - Ella es, Minah - se la presentó. Yixing la miro y ella también lo hizo.
- ¿Qué tal? - le dijo él.
- Bien - contestó ella quedamente. Hyeri la miró extrañada.
- Y dinos, Lay ¿Eres una especie de súper inteligente o algo así? - le preguntó la pelinegra. Él rió por lo bajo, provocando que Minah temblara levemente.
- Bueno, digamos que durante mi vida he estudiado mucho y me gusta hacerlo. Soy inteligente.
- Pues no te sientas mal, porque nosotras también lo somos - dijo ella y ambos rieron. Minah aun no decía nada. Hyeri se giro a verla - Discúlpame - le dijo a Yixing - ¿Puedes decirme que demonios te sucede? - le preguntó a su amiga.
- Ya te lo dije, tengo la cabeza en otro lado - le dijo ella - Me iré a fumar, lo necesito - se puso de pie y salió de allí. Hyeri vio como se iba y se giro a ver a Yixing.
- No se que le sucede. Usualmente ella no es así - le dijo.
- Tal vez este mal por algo - dijo él.
- Si, Minah es una chica que se preocupa mucho por los demás y casi nada por ella. Tiene varios problemas - dijo sin dejar de mirar hacia la puerta.
- ¿Por qué no vas a buscarla? - le preguntó.
- Si, es lo que estaba pensando hacer - dijo y se puso de pie. Caminó hasta la puerta y giro para verlo - Eres muy buena onda, para ser un Nerd amigo. Bienvenido
- Igualmente - le dijo él y ella salió.
Comenzó a buscarla y en que otro lado la iba a encontrar si no era ese. Se subió al auto y tomó un cigarrillo.
- ¿Podrías decirme que es lo que te preocupa ahora? - le preguntó. Minah se giro a verla.
- Nada - le dijo ella sin dejar de fumar.
- Vamos Minah, te conozco. Tú no estás así por nada - le dijo. Ella la miro - ¿Qué pasa?
- Es.....es por lo que me dijo hoy el imbécil de Yang - dijo mintiendo. Hyeri revoleó los ojos,
- ¿Es eso? No puedo creerlo. Ya te dije que es un pobre infeliz, no le hagas caso Minah. Él no sabe nada.
- Lo se, pero dolió ¿sabes?
- Se que duele, amiga. No debe ser fácil. Pero sabes porque tu madre lo hace y yo si fuera tú, estaría muy orgullosa de ella.
- Y lo estoy. Estoy muy orgullosa de tener una madre como ella - le dijo. Hyeri sonrió.
- Bueno, ahora vamos que si no el señor Choi nos asesinará - dijo divertida.
Amabas se bajaron del choche.
- Hyeri, ¿A ti te gusta el nuevo? - le preguntó.
- ¿Qué? - dijo sin poder creerlo y rió - Claro que no, pero parece un buen chico y no es nada lindo no tener con quien hablar el primer día que llegas. Así que no seas grosera y cuando estemos ahí le hablas.
Minah rió divertida y volvieron al salón. Aun el recreo no había terminado. Él seguía ahí sentado, escribiendo algo. Amabas se sentaron en sus lugares.
- ¿Estás bien? - le preguntó él a Minah. Ella lo miró.
- Si, si. Gracias - dijo y miró a su amiga. Hyeri levanto una ceja y la miro fijo. Minah negó efusivamente con la cabeza.
- ¿Dónde vives, Lay? - le preguntó la pelinegra.
- Vivo en la calle 46 al 1458 - dijo él. Hyeri miró sorprendida a Minah.
- Eres vecino de Minah- dijo sin poder creerlo. Ambos se miraron entre sí.
- ¿Vives en la casa blanca, grande? - le preguntó Minah.
- Si, en esa - dijo él.
- Oh, la casa de Minah esta justo al frente - dijo Hyeri.
- Que casualidad - dijo él y volvió a escribir.
La hora del recreo terminó. Todos volvieron a la clase, y todos cuchicheaban sin dejar de mirar al nuevo. Minah vio esto.
- No les hagas caso, son así de idiotas siempre - le dijo ella. Lay la miró y rió por lo bajo.
- Tranquila, estoy acostumbrado a que sientan celos de mí - dijo irónicamente.
Ambos rieron por lo bajo, y todos se giraron a verlos. El resto del día pasó normal, como siempre. Aburrido y muy, muy agotador. La hora de volver a casa había llegado.
- Al fin casa - dijo Hyeri, mientras ella, Minah y el nuevo iban caminando hacia la salida.
- Si, por dios. Dos minutos más con la idiota de Yoon y me volvía loca - dijo Minah. Lay rió por lo bajo.
Al fin salieron a la calle, todos se dirigían a sus casas o algún otro lugar.
- Bueno, yo me voy para casa - dijo la pelinegra saludó a su mejor amiga - Te llamo hoy en la noche - le dijo.
- Claro - dijo Minah.
- Adiós, Lay. Nos vemos mañana - lo saludó.
- Adiós, Hyeri. Un placer - le dijo él. Hyeri se fue dejándolos solos. Minah miró a Lay y este también lo hizo - Bueno, creo que yo también me voy - dijo él.
- Si, yo también - dijo ella nerviosa - ¿Te vas caminando? - le preguntó.
- Si, no se manejar - dijo él. Ella lo miró sin poder creerlo.
- Es una broma, ¿verdad? - le dijo. Lay rió por lo bajo y negó con la cabeza - No puedo creerlo, por dios - dijo ella divertida.
- Lo se, lo se. Soy un desastre - dijo él divertido.
- Si quieres te llevo, total vives al frente de casa - le dijo. Él la miró.
- No, no hace falta. No quiero molestarte - le dijo.
- Pero si no es molestia, tonto - dijo sin dejar de sonreír. Él también lo hizo.
- Está bien - dijo. Ambos caminaron hasta él auto de Minah.
- No es 'el auto', pero me es de gran ayuda - le dijo ella mientras ambos se subían.
- Pues déjame decirte que es genial, yo ni siquiera tengo uno - dijo él. Minah puso las llaves y comenzó a manejar - ¿Cómo es tu nombre completo? - le preguntó.
- Lee Minah, - le contestó. - ¿Y el tuyo?
- Lay - dijo. Ella lo miro y le hizo un gesto para que le dijera la verdad. Lay rió divertido - Está bien, está bien. Zhang Yixing.
- ¡Vaya que eso si es un nombre! - dijo sin dejar de reír.
- Dímelo a mí - dijo él riendo también.
- ¿Tienes hermanos o algo? - le preguntó ella.
- Si, un hermano más chico. Changmin. ¿Tú?
- Si, y por desgracia. - le dijo y él rió. De verdad ella era graciosa - Es mi hermano mayor, su nombre es Minho.
- ¿No te llevas bien con él?
- No, no es eso. Si no que es por su forma de ser. Minho es un futuro vagabundo, no trabaja, no estudia, no quiere hacer nada y eso me pone de los pelos.
- Y ¿Cuánto te apuesto que le gusta el alcohol y las películas porno? - le dijo. Ella lo miró.
- Estás en lo correcto - dijo divertida.
- ¿Y tus padres? - le preguntó él. Enseguida que él dijo eso, ella se puso sería. Él la miro bien y se dio cuenta de ello - Lo siento ¿dije algo malo?
- No, nada. Solo que no me gusta hablar de ellos - dijo ella.
- ¿Tienes novio? - preguntó sin darse cuenta, para cambiar de tema. Ella giro la cabeza para verlo. Su pregunta la sorprendió.
- No, no tengo novio - dijo y sonrió levemente - Pero si tengo novia - Lay la miro extrañado. Ella rió - Es broma - dijo divertida - Solo que en el colegio, piensan que Hyeri y yo somos, ya sabes, pareja.
- ¡Oh, dios! - dijo divertido y sin dejar de reír.
- Y lo peor de todo es que no lo hemos desmentido - dijo sin dejar de reír.
- ¿Por qué?
- Hyeri dice que eso nos hace mejores que los demás.
- Juro que le veía cara de loca, pero no pensé que lo era - dijo entre unas risas.
- Lo se, pero es una buena amiga.
- Ya lo imagino - dijo. Pronto estuvieron estacionados en la puerta de la casa de Minah. Se miraron, provocando entre ellos, un molesto silencio.
- Ya........ya llegamos - dijo ella.
- Si, y gracias por traerme - le dijo él. Se bajaron al mismo tiempo.
- Adiós, Lay- lo saludó.
- Adiós, Lee Minah.
- Minah - dijo ella. Él sonrió.
- Minah.
Lay cruzó la calle y vio como ella entraba a su casa. Suspiró levemente y entró a la suya. Dejó las cosas sobre el sillón y entró a la cocina. No había nadie allí.
- ¡Mamá, llegue! - dijo fuerte para que esta lo escuchara.
Nadie contestó a su llamado. Se quito los anteojos de lectura y se sirvió un gran vaso de agua. Sonrió levemente al recordar la risa de su vecina y compañera de colegio. Ella era tan distinta a las demás. Era linda, muy linda. Pero al mismo tiempo algo rara. Eso era lo que más llamaba su atención. Salió de la cocina y su madre bajaba las escaleras.
- Hijo, ¿Cómo te fue? No te escuche llegar - dijo ella y se acercó a besarlo en la mejilla.
- Bien mami, acabo de llegar - le contestó él.
- ¿Ya hiciste amigos?
- ¡Ay, mamá! ¡Ya no tengo 5 años, para que me preguntes esas cosas! - le dijo y comenzó a subir las escaleras.
- ¡Lo se, pero me gusta saber! - dijo ella.
- Si, conocí a dos chicas muy simpáticas.
- ¿Chicas? - dijo con tono pícaro. Lay se giro a verla seriamente.
- Mejor me voy a ver a papá.
Su madre rió divertida, sabía lo quisquilloso que era Lay con esas cosas. Siempre fue un chico algo tímido y de pocos amigos. Con sus 17 años, solo tuvo una sola novia en toda su vida, la relación no duro demasiado. Y a pesar de que su hijo, y no lo dice solo porque sea su madre, es muy atractivo, parecía que las chicas no lo notaban.
Tal vez eso era así, porque su hijo se la pasaba estudiando y tenía una apariencia muy cerrada. Algo que es todo lo contrario a como es realmente Lay. Él es un chico divertido, alegre, dulce y sobre todo bueno. Ella estaba muy orgullosa de ser su madre y que no tuviera ninguna clase de problemas con él.
Lay goleo dos veces la puerta del nuevo despacho de su padre. Se asomó un poco y lo vio sentado escribiendo concentradamente. Entró.
- Hola, papá - lo saludó.
- Hola, hijo ¿Cómo te fue hoy? - le preguntó y dejó de escribir unos informes que estaba haciendo para la empresa en la cual trabajaba.
- Bien, papá. Parece un buen colegio - le dijo él.
- Lo es, me lo han recomendado varias personas - le dijo y lo miró - ¿Qué tal los compañeros de clase? - otra vez vino ella a su cabeza. Minah.
- Bien - contestó quedamente.
- Tengo una noticia para ti - le dijo sonriente.
- ¿Qué cosa? - preguntó él.
- Luego de que te gradúes iras a estudiar a Beijing - le dijo. Lay lo miró bien.
- ¿Qué? - preguntó sin poder creerlo.