Lay la miró a los ojos y luego se acercó a ella para besarla dulcemente en los labios. Él sabía perfectamente que la amaba, pero... pero no podía decírselo.
- Nada, solo que deseaba con todo mi ser que esto pasara - le dijo cuando se alejó de ella.
Minah sonrió levemente para luego sonrojarse y bajar la mirada. Con cuidado se apoyó contra su fuerte pecho y reposó ahí, escuchando su corazón y la lluvia.
- ¿Crees que Sehun este esperando aun? - preguntó ella.
Lay rió divertido haciendo que ella lo mirara.
- No lo se, ni me interesa. Solo se que te quedaste conmigo - la besó cortamente - Tengo hambre, ¿quieres que vaya a preparar algo de comer y lo suba así comemos aquí y miramos una película?
- Mmm, que bien que suena eso - dijo ella con una sonrisa.
Lay se levantó y se colocó un poco de ropa para luego salir de la habitación y dejar a Minah con una sonrisa de oreja a oreja. Se recostó en la cama y miró al techo. Su cuerpo olía a él... y como amaba oler a él. Volvió a sonrojarse y sonreír como tonta. Se cubrió el rostro y se sentó de nuevo en la cama. Se levantó y se puso su ropa interior y encima la pequeña camisa, para luego volver a sentarse en la cama. Tomó su celular y marco el número de su mejor amiga.
- Minah, ¿Dónde estás? - le preguntó ella al atender.
- Hola amiga - dijo con tono bobo - Estoy en lo de Lay.
- ¿En lo de Yixing? ¿Qué haces ahí? ¿No se suponía que salías con Sehun? - preguntó algo confundida.
- Si, lo se... soy la peor. Pero bueno, él me pudo, y no pude negarme - le contó.
- ¿Negarte a que? - dijo confundida. Minah se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación. Se acercó al escritorio y comenzó a mirar las cosas que había allí.
- Negarme a hacer el amor con él - dijo mientras se mordía los labios.
- ¡Oh, dios santo! ¿Qué hicieron que? - preguntó elevando un poco su voz.
- Hyeri, como si nunca lo hubiéramos hecho - dijo divertida - Vine a traerle unos papeles y subí a buscarlo a su habitación... sus padres se fueron y nos quedamos solos. Le pregunté porque estaba tan raro y me dijo que era porque no soportaba la idea de que yo saliera con otro...
Abrió el cajón y vio el sobre que ella había traído. La curiosidad la recorrió completamente.
- Aaaaaw, es un amor ¿Y que más te dijo? - le preguntó su rubia amiga. Minah tomó el sobre y lo miró bien. No decía nada por afuera, pero se notaba que tenía varias cosas dentro.
- Me besó y me dijo que me quedara con él ha hacer el amor... y bueno, me quedé - le respondió y apoyó el sobre en la mesa para con cuidado abrirlo.
- Aaay Minah, me pone tan feliz escuchar eso. Al fin decidieron decirse las cosas y dejar de jugar a los amigos que no quieren nada más que una amistad entre ellos - dijo Hyeri.
- Si, si, lo se - dijo ella rápidamente.
Abrió el sobre y metió la mano para sacar una de las tantas hojas que había allí. Frunciendo el ceño la leyó bien.
Pase institucional del alumno Zhang Yi Xing. Pase desde la secundaría Jaechon a la Universidad Xengji en China...
- Minah, ¿sigues ahí? - su amiga la hizo volver a la realidad.
- Mmm, si, si Hyeri. Tengo que dejarte, luego te llamo ¿si? - dijo un tanto confundida.
- Traviesa, no te vuelvas una pervertida - le dijo sin dejar de reír - Luego me llamas cuando te desocupes...
- Claro, claro - dijo algo tonta - Adiós.
- Adiós cariño - le dijo y colgó.
Minah tomó mejor los papeles y comenzó a revisarlos. Eran calificaciones, exámenes, notas. Tomó la última hoja.
Se llevan a su Universidad a un verdadero genio. Es un chico ejemplar, responsable y sobre todo inteligente. No perderán su tiempo con él, eso se lo podemos asegurar...
Ella escuchó los pasos de Lay por la escalera, se apresuró a guardar todo y meterlo rápidamente en el cajón. Se dio vuelta y se tiró a la cama.
El chino entró a la habitación con una bandeja en las manos. La miró y sonrió. Se veía tan hermosa así solo con aquella camisa puesta. Se acercó con cuidado y apoyó la bandeja en la cama para luego besarla en los labios.
- ¿Sucede algo? - le preguntó al notar el nerviosismo de ella.
- No, nada - dijo ella algo nerviosa y lo besó de la misma manera que él - ¿Qué trajiste de rico?
- Mamá dejó unas pizzas hechas, así que pensé que te gustaría - le dijo él mirando la bandeja.
- Me parece perfecto - dijo ella y tomó una porción con la mano.
Lay prendió la tele y buscaron una película para ver. Terminaron de comer y se acomodaron bien en la cama para seguir mirando. Minah estaba apoyada sobre su pecho, miraba la película, pero no podía dejar de pensar en lo que decía en aquellos papeles que acaba de leer.
No entendía nada, absolutamente nada. Quería preguntarle, pero no se animaba.
El teléfono de la casa comenzó a sonar. Lay se puso de pie y lo tomó.
- ¿Hola? - dijo al contestar.
- Hijo, ¿Cómo estás? - le preguntó su padre.
- Papá - le dijo y miró a Minah. Le hizo una seña de que saldría afuera para hablar. Ella asintió con la cabeza y vio como él salía. Se puso de pie y con cuidado se acercó a la puerta, estaba un poco entreabierta, así que tenía una vista de él hablando - Si papá, ya me ha llegado el sobre... No, no me fijé si estaba todo en orden. Eso luego lo puedes ver tú... ¡Ya se que me voy a China el viernes que viene papá!
Los ojos de Minah se llenaron de lágrimas al escuchar aquello. Lentamente comenzó a alejarse de la puerta para caminar de espaldas hacia la cama. Se sentó con cuidado en ella.
No, eso no podía ser verdad. Él no podía irse.
Lay entró al cuarto y la miró allí sentada. Ella levantó la vista y miró a la cara, y entonces supo que lo que había escuchado era cierto.
- Minah yo...
- ¿Cuándo ibas a decírmelo? - le preguntó.
Lentamente a Lay se acercó a ella y se sentó frente a sus pies. Minah sentía un nudo en su garganta y sus ojos estaban nublados de lágrimas. Pero no iba a llorar, no podía llorar.
- Yo no quiero irme Minah - le contó él - Mi padre quiere que vaya allá a estudiar a la Universidad de la que él salió...
- Es lógico - susurró ella con una leve sonrisa - Todos los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Pero ¿Por qué no me lo dijiste?
- Porque aun no se si voy a irme - contestó él.
Ella sintió una gran felicidad por dentro, pero al instante se dio cuenta de que no podía ser así. Ella no podía ser tan egoísta de pedirle que se quedara por ella, cuando sabía que su padre había luchado toda su vida para conseguir aquello. Simplemente no podía hacer eso con ellos.
- ¿Cómo que no vas a ir Yixing? - dijo y se puso de pie para darle la espalda y rápidamente limpiar las lágrimas de sus ojos. Se giró a verlo - Tienes que ir, es tu obligación.
- Pero Minah...
- No Yixing, imagina como se va a sentir tu padre si le dices que no iras. ¿Te has puesto a pensar en eso?.
- Si me he puesto a pensar en aquello, pero Minah ¿y nosotros? - preguntó.
- ¿Nosotros? - dijo ella y se armó de valor para hablar - No hay ningún nosotros Lay... no puedes echar a la basura los años de trabajo de tus padres por algo que no existe aun.
Él la miró bien. ¿Acaso ella estaba hablando enserio? No, no ella no podía estar diciendo esas cosas. Sintió un pequeño golpe en su pecho.
- Entonces si me voy, ¿todo estará bien? - preguntó él. Ella sonrió levemente, su corazón se estaba desplomando dentro de ella, pero no podía ser egoísta con él. No podía serlo.
- ¿Por qué debería de estar mal? - le dijo y sonrió.
Se acercó a la cama y se sentó allí. Tomó un pedazo de pizza y volvió a comer mientras volvía su vista a la tele.
Lay se quedó allí parado, esperando algo. Él pensó que ambos sentían lo mismo, pero al parecer no era así. Al parecer a ella no le afectaba ni en lo más mínimo que él se fuera. La miró y ella miraba fijamente a tele.
- Ven aquí Lay, se enfría la pizza - le habló ella sin dejar de mirar la tele.
- Cualquier cosa podemos calentarlo - dijo él.
- Por ahora esta bien, pero ven siéntate. Vas a perderte la película...
Con cuidado se acercó y se sentó a su lado, para simular que todo estaba absolutamente bien. Tomó una porción de pizza pero apenas le dio un mordisco, no tenía ganas de comer, no tenía ganas de nada. Él sabía que dentro de una semana, la iba a perder.
La semana pasó más rápido de lo que ambos deseaban que pasara. Todos los días que pasaron Minah había llorado en secreto, sabía que iba a perderlo y eso la mataba de a poco. Mientras que cada día que pasó Lay intentaba hacerse a la idea de estar lejos de ella, de sus besos. En esa semana, trataron de alejarse lo más posible. Ya que si dejaban que las cosas fluyeran entre ellos, la despedida iba a ser peor. El viernes había llegado y con ello, el viaje de Lay.
Caminaron por el pasillo al escuchar el llamado de abordaje. Ella había decidido acompañarlo, ya que si no lo hacía iría solo hasta el aeropuerto. Sus padres y su hermano estaban de viaje y por un pequeño problema no había podido llegar a despedirlo. Hyeri y Kai se despidieron de él en la casa ya que la rubia tenía que guardar reposo.
Ella sentía como su corazón lloraba por dentro. No quería que él se fuera, pero no podía pedirle que dejara todo lo que planeó toda su vida solo por ella. Y ella no podía irse detrás de él, porque simplemente no podía dejar a su hermano y a su mejor amiga.
Llegaron a la entrada del abordaje y él se giró a verla. Pensó que iba a volverse loco, él no quería dejarla, no quería perderla.
- Bueno, hemos llegado - habló Minah. Tenía que mostrarse fuerte, no podía llorar delante de él.
- Si - musitó el chico. Ella estiró su mano para que él la tomara.
No quería abrazarlo, en realidad si quería abrazarlo, pero no podía hacerlo. Eso sería como romper más su propio corazón. Si lo hacía el dolor que ella sentía iba a ser mucho mayor. Lay tomó su mano y la apretó levemente.
- Adiós Yixing, fue un placer haberte conocido - le dijo ella mientras sentía como un nudo se formaba en su garganta.
- Adiós Minah - fue lo único que él pudo decir. Lentamente ella fue soltando su mano. Sus ojos se hicieron cristalinos. El nudo en su garganta se hizo más grande. Su corazón se estaba rompiendo en mil pedazos. ¿Por qué tenía que pasarle esto a ella?
Comenzó a caminar hacia atrás sin dejar de mirarlo. Lay se quedó quieto en su lugar. Mirando como ella se alejaba. Minah no pudo reprimir una lágrima, y antes de que él la viera se dio vuelta dándole la espalda. Dándole la espalda al amor, a su primer amor. Él se quedó en su lugar, sintiendo como el mundo se le venía encima. Allí se iba el amor de su vida. La mujer de su vida... Sus ojos acumularon lágrimas. No, él no podía irse sin decirle todo.
Ella giró para mirarlo. Su rostro estaba empapado en lágrimas. Y su corazón se rompió más al ver que él seguía parado en el mismo lugar. No, ella no podía dejarlo ir sin abrazarlo. Soltando un sollozo corrió hacia él. Yxing soltó él bolso que tenía que las manos y dio un paso hacia ella, esperándola. La apretó con él cuando ella llegó.
Minah se colgó de su cuello y escondió su rostro allí dejando que todo su dolor saliera. Lay alejó la cabeza de ella y la miró a los ojos. Se inclinó y la besó desesperadamente, sabiendo que esa sería la última vez la besaría de esa manera. Como le gustaba besarla.
- Te amo Minah, Te amo - le dijo soltando sus labios levemente.
- No, no me digas eso por dios - sollozó ella.
- Te amo mucho mi amor, eres lo mejor que me ha pasado en la vida - siguió hablando él.
- Yo también te amo Yixing, te amo tanto - dijo ella entre lágrimas. Volvieron a besarse, juntando sus labios dulcemente.
- Último llamado a los pasajeros con destino a la cuidad de Beijing - habló una mujer por el alto parlante. Minah soltó su boca.
- Ve por favor, debes irte - le dijo ella.
Lay juntó su frente con la de ella y acaricio su nariz con la suya.
- Perdóname, yo no quería que esto fuera así. Te amo, y soy una mierda por decírtelo ahora, lo se. Pero te amo, y no puedo evitarlo - dijo él.
- Ya Lay... vete. Ya llamaron por última vez. Y esto pasó así, así tenía que ser. Y yo también te amo, y perdóname por no haberlo dicho antes. Te amo y eres lo mejor que me pasó en toda la vida - dijo ella y se alejó completamente de él. Acarició su bello rostro y besó cortamente su boca - Y ahora ve, que tienes que ir a estudiar a esa prestigiosa Universidad y ser un gran medico.
- Te amo - susurró él. Ella soltó un par de lágrimas.
- Y yo a ti - le dijo. Lay la besó una vez más, para luego tomar sus cosas y comenzar a caminar para ir a su destino. Antes de entrar al lugar se giró a verla una última vez. Ella le sonrió y sacudió su mano en forma de saludo. Él también le sonrió y la miró de manera tierna, para luego comenzar a caminar y desaparecer por un umbral de vidrió.