Él tomó la lapicera y la miró. Ella lo miraba fijo, como queriendo decirle algo. Él sacó su mirada de ella y se acomodó los anteojos.
- Bueno, te escucho - le habló.
- En primer lugar, gracias por venir Yixing. Pensé que no lo harías.
- ¿Por qué? Dijiste que necesitabas mi ayuda, no me cuesta nada hacerlo - dijo él.
- Lo que pasa es que tú eres amigo de Hyeri y Minah. Y ellas dos no me soportan. Seguro que te han llenado la cabeza en contra mío - dijo Hanni.
- Pues fíjate que no. Jamás me han hablado mal de ti. No les vas, ni les vienes. En especial a Hyeri - dijo mintiendo descaradamente.
Rió para sus adentros al recordar la sarta de barbaridades que su castaña amiga había dicho sobre Hanni.
- Que extraño, todo el mundo me dice lo contrario. En especial de Hyeri. Ella si que me odia con todo su ser. Lo hace desde el jardín de infantes - dijo la pelirroja.
Él rió por lo bajo y se acomodó mejor en la silla.
- Bueno, volviendo al tema importante. ¿Cuáles son las materias que tienes que preparar?
- Son solo dos. Economía y Matemáticas - dijo ella risueña.
Lay la miró extrañado. Había algo muy extraño en ella hoy. No lo sabía con exactitud, pero algo le decía que era así.
- Bueno, necesito que consigas un cuaderno. Y que me digas los horarios en lo que puedo verte para explicarte - dijo el chico.
Hanni sonrió por lo bajo. Y lo miró fijo a los ojos. No se había dado cuenta lo lindo que era. Esos anteojos no dejaban ver bien sus oscuros y potentes ojos.
- Podemos empezar cuando quieras, Lay. Tengo todo el tiempo del mundo. Mi madre va a matarme si no apruebo esas materias - dijo ella.
- Está bien, quédate tranquila. Yo te llamo hoy a la tarde, para decirte a que hora nos vemos el lunes. Porque empezaremos desde el lunes. ¿Te parece bien?
- Me parece perfecto - dijo ella sin dejar de sonreír.
- Bueno Hanni, me tengo que ir. Quedé en ayudar a mi padre en unos asuntos de la empresa.
Lay se puso de pie, y al instante Hanni también lo hizo. Se acercó a él y tomó su mano. Lay la miró extrañado.
- De verdad, muchas gracias. No estoy pasando por un buen momento - dijo mientras su voz se iba apagando y sus ojos se llenaban de lágrimas.
Lay la miró bien. Rápidamente sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo dio. Hanni lo tomó y sonó su nariz para luego soltar unas cuantas lágrimas. Yixing la tomó de la mano y la sentó en la silla. Nunca le había gustado que las mujeres lloraran. Era una situación incomoda para él, no sabía como resolverlo.
- ¿Qué sucede Hanni? ¿Te pasó algo malo? - le preguntó arrodillándose frente a ella.
La pelirroja clavo sus ojos en los de él. Y sin pensarlo se tiró a sus brazos para abrazarlo y romper en un actuado llanto.
Lay no hizo más que dejar que ella llorara abrazada a él. Ya que no podía hacer otra cosa, no iba a soltarla, aunque su acción le pareciera extraña. Cuando ella logró calmarse se alejó con cuidado.
- ¿Quieres contarme? - dijo él.
- Rompí con Yoon - dijo entre un sollozo - Él esta muy cambiado, ya no es el mismo. Y creo que se terminó el amor. Ya no me ama...
- No digas eso. Tal vez solo este estresado - dijo con un poco de duda.
- ¿Estresado? - dijo ella sin entender.
- Si, a lo que me refiero. Es que tal vez el tampoco este pasando por un buen momento.
- Pero yo no necesito un novio con problemas. Lo que necesito es un novio que me cuide, que me contenga, que me ayude. Así como tú - dijo ella.
Lay comenzó a toser. Y se puso de pie para alejarse un poco de ella. Hanni secó sus lágrimas y se puso de pie también.
- Yo no sirvo para novio Hanni - dijo divertidamente nervioso.
- Pues no parece. Te juro que pareces el novio ideal - le dijo. Lay sonrió por lo bajo.
- Ya no llores. Se va a arreglar todo con Yoon - dijo él.
- Espero que no...Minah tocó el timbre y esperó ansiosa a que alguien le abriera. Sus pies no dejaban de moverse. ¡Ay, no podía creer que él estuviera con Hanni! Y si fuera así, él tendría que darle una buena y razonable explicación. La puerta se abrió. La mujer de cabellos oscuros y ojos oscuros sonrió al verla.
- ¿Qué tal Minah? - le preguntó y la hizo pasar.
- Hola señora Zhang - dijo ella y miró a su alrededor - Estoy muy bien ¿Y usted?
- Oh, cariño. Ya te dije que no es necesario que me trates de usted. Me haces sentir una anciana.
- Lo siento, tratare de no olvidarlo - dijo divertida - ¿Esta Lay?
- No cielo, Lay salio hace aproximadamente unas 2 horas.
Minah sintió un pequeño dolor en su pecho. Como si alguien le estuviera pegando allí. Tratando de calmarse, sonrió lo mejor que pudo a la mamá del Lay.
- ¿Le molesta si lo espero?
- No linda, para nada. Es más ¿podrías ayudarme a hacer unas galletas? - le preguntó.
Minah sonrió y asintió. Ambas entraron a la cocina hablando animadamente. La mama de Lay adoraba a esa muchachita. Le parecía tan tierna y linda. Y sabía que ponía nervioso a su hijo.
- Oh, casi lo olvido - dijo la mamá de Lay y dejó de amasar - Hoy vino tu hermano, y fue con mi marido hasta la concesionaria. ¿Y adivina que?
- ¿Qué? - dijo Minah ansiosa por saber.
- ¡Tiene el puesto! - dijo alegre.
Minah comenzó a saltar y a gritar. La señora Zhang copió su acción como si tuviera su misma edad.
Minah, divertida, se tiró a los brazos de la mujer y la abrazó dulcemente.
- ¿Me estas hablando enserio? - preguntó sin poder creerlo alejándose de la señora Zhang.
- Jamás mentiría con una cosa así, linda - dijo ella.
Minah volvió a gritar y saltar. La señora Zhang también salto, pero tomó un poco de harina en su dedo y manchó la nariz de Minah. Ella abrió bien sus ojos, divertida claro, y miró sin poder creerlo a la madre de Lay. Sin cuidado tomó un poco de harina con el dedo y mancho la mejilla de ella. Ambas rieron divertidas.
La mama de Lay se acercó a ella y la abrazó maternalmente. Siempre había querido tener una hija mujer con la que pudiera compartir tardes cocinando o noches hablando de cosas de mujeres. Alguien entró a la cocina. Ambas se giraron a verlo.
- Hola hijo - lo saludó su madre. Lay miró sorprendido a la castaña, que estaba llena de harina. Miró a su madre y también lo estaba - Lay, saluda a Minah.
- Oh, lo siento. Me quedé pensando - dijo algo nervioso - Hola Minah.
- Hola - dijo ella secamente.
- ¿Qué hacen? - preguntó él al verlas manchadas de harina.
- Solo cocinábamos galletas - contestó su madre.
- ¿Galletas de que? - dijo el chico. Minah no decía nada, solo estaba callada, esperando algo.
- Bueno, creo que yo me voy a......revisar unas cosas - dijo su mama saliendo despacio de la cocina.
Lay miró fijo a Minah. Estaba seria, realmente seria. Tenía miedo de hablarme, pues parecía que iba a ladrarle o algo por el estilo.
- ¿Sucede algo? - le preguntó luego de un molesto silencio.
- A ver... - dijo ella y comenzó a acercarse a él - Hace un rato estaba en mi casa, mirando la tele y suena mi teléfono. ¿Quién era?
- No lo se - dijo divertido Lay.
- Piensa un poco - le dijo.
- No, de verdad. No tengo ni la más mínima idea de quien puso haber sido - dijo él.
- Hyeri - le respondió ella - Estábamos hablando sobre algo y de repente me dice que estaba viendo a alguien con alguien en el bar.
- ¿Y a quien estaba viendo?
- A ti - le dijo clavándole asesinamente la mirada - ¿Qué hacías con Hanni en el bar?
Lay tragó sonoramente. Su mirada estaba haciendo que se sintiera intimidado de todas formas. Él no veía nada malo en estar en un bar con Hanni, pero al parecer Mianh no pensaba lo mismo.
- Nada, solo me llamó esta mañana para pedirme ayuda.
- ¿Ayuda con que? - preguntó rápidamente.
- Dice que necesita ayuda con algunas materias. Y que si yo podría ayudarla después de clases, hasta que levante las notas.
- ¿Y para eso necesitabas verla en un bar? - dijo algo nerviosa.
Lay sonrió por lo bajo y se acercó más a ella. Levantó su mano y limpio la mancha de harina que estaba sobre su nariz.
- ¿Qué es esto? ¿Una escena de celos o un simple reclamo?
- ¿Qué? - dijo algo nerviosa - ¿Celosa? ¿Yo?
- No lo se - dijo divertido él.
- No, no estoy celosa. Solo me preocupo por ti. Hanni es una mala persona y no da un paso sin estar tramando algo - le dijo ella.
- Pues a mi, no me pareció tan así - le dijo.
- ¿A no? ¿Y como te pareció?
- Una chica común y corriente. Un poco tonta, no voy a mentirte, pero una chica como cualquier otra.
- Se nota que no has estado ni dos días con ella. ¿Por qué te piensas que Hyeri la detesta tanto? ¿Por qué si? ¿Por envidia? No, no es por nada de eso. Hanni es una persona mala de verdad y nunca tuvo buenas intenciones con nadie. Por ejemplo dejó a Yoon.
- Lo se, me lo contó. Porque se puso a llorar.
- ¿Se puso a llorar? - dijo sin poder creerlo.
- Si, y estaba realmente destrozada.
- Eso si que tendría que verlo - le dijo divertida. Lay sonrió divertido.
- ¿Ya te dijo mamá? - le preguntó.
- Si, le dieron el trabajo a Minho - dijo alegre.
- Si, hablé con papá y me dijo que era increíble la facilidad que tenía Minho para arreglar las maquinas. Casi nadie podía creerlo.
- Ni yo puedo creerlo. Te juro que pensé que Minho no servía para nada.
- Pues ahí lo tienes, tu hermano si sirve - le dijo divertido.
Ambos rieron, pero ninguno se dio cuenta de lo cerca que estaban. Sus risas se fueron al constatarlo.
Lay recorrió su rostro con la mirada, y a su mente vino el sueño que había tenido antes de que su madre lo despertara. Había sido tan real besarla, que se preguntaba que pasaría si lo hacía en este momento.
Minah se perdió en la profundidad de sus ojos, y no puedo evitar sonreír ante su cabello bien peinado. Recordó lo que le había pedido ayer en la noche.
- ¿Qué te parece si vamos de compras? - le preguntó sin dejar de mirarlo bobamente.
- ¿A comprar que? - dijo él totalmente en otro mundo.
- Ayer dijiste que tenías ganas de cambiar un poco tu estilo. Hoy es sábado, tenemos todo el día libre, podríamos aprovechar.
- ¿Me acompañarías?
- Claro que si, para eso estamos las amigas - dijo dulce.
- ¿Y Hyeri? - le preguntó.
- Oh, ella tenía que hacer unas cosas hoy. Dijo que en la noche nos podíamos juntar para ver películas en su casa.
- Es una buena idea.
Minah se terminó de limpiar la harina que tenía en el rostro y ambos salieron de la cocina. El hermano menor de Lay bajó rápidamente las escaleras.
- ¿Qué onda Minah? - le dijo y se acercó a saludarla.
- Hola Changmin, ¿Cómo estas? - le preguntó ella.
- Bien ahora que te veo - dijo haciéndose el galante.
Lay le lanzó una fulminante mirada. Detestaba que su hermano se hiciera el interesante con las mujeres, en especial con sus amigas. Y en especial con Minah.
Esta solo rió por lo bajo. Notaba perfectamente la diferencia entre un hermano y el otro. Y también pudo notar como Lay miraba a su hermano.
- ¿Ya hiciste todo lo que te dijo mamá? - le preguntó Lay.
- Si - dijo contestó él soltando un frustrado suspiro - Eres tan pesado.
Minah volvió a reír por lo bajo. Lay la miró y miró a su hermano.
- ¿Por qué sigues aquí? - le dijo haciéndole un gesto a Changmin para que se fuera.
- Porque eres tan lelo, que seguro se te escapa decirle a Minah que te gusta.