Los ojos de Minah se abrieron como platos al escuchar lo que el hermanito menor de Lay había dicho. Lay lo miró sin poder creerlo. Iba matarlo. Rápidamente tomó una almohada que estaba sobre el sillón y lanzó hacia su hermano, haciendo que Changmin riera.
- ¡Auch! - dijo divertido, pero restregándose al mismo tiempo.
- Vete de aquí - le dijo Lay apretando los dientes.
Se estaba por acercar a él para hacerle algo, pero Minah se puso en su camino impidiendo su paso. Ella rió por lo bajo.
- Tranquilo, déjalo - le dijo ella.
Lay la miró fijo a los ojos. Y miró a su hermano. Changmin sonrió triunfador, sabiendo que había incomodado a su hermano. Porque aunque Lay nunca se lo haya dicho, él sabía perfectamente que le pasaba algo con Minah.
- Bueno, adiós - dijo Changmin y se fue dejándolos solos.
Minah aun estaba frente a Lay, obstruyendo su camino. Pero a él no le molestaba para nada esto, es más le encantaba.
- Lo......lo que dijo Changmin....no es verdad - le dijo él. Ella lo miró fijo a los ojos.
- Ya lo se - dijo ella y se alejó de él - Se como son los hermanos molestos. Les gusta sacarte de lugar. Sino pregúntame a mí.
- Te juro que un día no voy a poder contenerme y creo que voy a matarlo.
Ella rió por lo bajo, haciendo que Lay también riera.
- No lo creo. Eres demasiado bueno, como hacerle algo a tu hermano. Aunque este diga cosas incomodas y que no son verdad.
- Tienes razón - dijo él - ¿Vamos?
- Si, acompáñame a buscar un poco de plata y vamos - le dijo.
Lay asintió, le avisó a su madre que saldría y ambos salieron de la casa de él para cruzar a la de ella. Entraron.
- ¿Minah, eres tú? - le preguntó su madre desde la cocina.
Lay se sorprendió ante la voz femenina, ya que nunca la había escuchado.
- Si mamá, soy yo - le contestó ella.
El chino miró bien a su amiga, para luego mirar a la puerta de la cocina en donde se encontraba parada una mujer de unos 35 años. Una mujer bella, no muy alta, pero hermosa.
La mama de Minah miró bien al muchacho y sonrió levemente.
- No sabía que estabas con alguien - le dijo a su hija.
- Oh, lo siento - dijo Minah, ya que había olvidado presentarlos - Mamá él es Lay, nuestro vecino y el que le consiguió empleo a Minho.
- Mucho gusto Lay - le dijo.
- El gusto es mío, señora - dijo él.
- Y bueno, Lay ella es Eunji. Mi madre.
- Bueno, voy a seguir durmiendo muchachos. Hoy va a ser una larga noche - dijo. Se acercó a su hija besó su frente y subió las escaleras.
Ambos jóvenes vieron como ella se iba y los dejaba solos. Era la primera vez que Lay veía a la mamá de Minah y ahora sabía de donde ella había sacado gran parte de su belleza.
- Es un poco extraña - dijo Minah refiriéndose a su madre. Lay la miró - Pero es la mejor madre del mundo.
- Seguro que si - dijo él con una leve sonrisa.
- Bueno, ya estoy lista. ¿Vamos?
- Vamos - dijo.
Salieron de la casa de Minah, para subirse al auto de la misma. Ella encendió el auto y comenzaron a andar. Irían al centro comercial, para almorzar algo y luego comprar cosas.
Lay giró la cabeza y la miró. Miró como ella manejaba y tuvo una idea.
- Oye, ¿Por qué no me enseñas a manejar? - le preguntó.
Minah lo miró de reojo y sonrió por lo bajo.
- ¿Quieres aprender a manejar? - dijo.
- Si, sería muy bueno para mi autoestima masculino. ¿No vas a pretender manejar siempre que estemos juntos?
Ella soltó una pequeña carcajada.
- Está bien, voy a enseñarte. Solo mírame y presta mucha atención.
Lay la miraba atento y escuchaba lo que ella le iba diciendo, pero sus pensamientos comenzaron a vagar al, sin querer, fijar la mirada sobre los labios de Minah. ¿Por qué era tan rara la sensación de querer besarla? Tenía una necesidad apabullante de probarlos, de conocer su sabor. Y era la primera vez que sentía una cosa así.
- Lay, ¿Me estas escuchando? - le preguntó ella.
- ¿Eh? - dijo él reaccionando.
- No me estabas escuchando - dijo ella divertida.
- Lo siento, me colgué.
- ¿Con que?
'Con tu boca' - pensó - Con el tema del tatuaje - dijo rápidamente.
- Lay, ya te dije que no voy a ayudarte en eso. Tu madre va a matarte y va a matarme a mí por dejarte hacerlo.
- Pero Minah...
- Pero nada. Vamos a cambiar tu vestuario y.....un poco tu cabello - le dijo y con una de sus manos desordenó su cabello - Ahí te ves más sexy...
- ¿Qué? - preguntó él.
- Mmmm, digo que ahí estas mejor - dijo nerviosa.
Pronto estuvieron en centro comercial, estacionaron y bajaron para subir por el ascensor al patio de comidas. Cuando llegaron al piso, una emocionada Minah, le pidió a su amigo que fueran al Mc'donals. Como le encantaba ese lugar, pero principalmente amaba los juguetitos de la cajita feliz. Se formaron en la fila.
- Minah, ¿Vas a pedirte una cajita feliz? - le preguntó él sin poder creerlo.
- No, bueno no se. Lo que pasa es que la hamburguesa de la cajita no me llena, para nada. Pero amo los juguetitos.
- Y bueno, pídete un combo. Y yo te compro el muñequito.
- ¿Qué? - dijo ella sonriendo levemente.
- Si, mi primer regalo de amigo para ti.
- No, tú ya me has dado un regalo - dijo ella dulce.
- ¿A si? ¿Cuál?
- Conseguir un trabajo para Minho. Ese es el mayor regalo que me han dado en mi vida. Y de verdad no se como voy a hacer para agradecerte.
- Lo que puedes hacer es dejar de agradecerme. Ya te dije que no es nada, y que lo hice porque, a pesar de que nos conocemos hace muy poco, te quiero. Eres una gran chica, nunca tuve amigas mujeres, y siempre pensé que era complicado. Pero gracias a ti y a Hyeri no lo es.
- Aaaaaw - dijo ella enternecida - ¿Puedo abrazarte? - le preguntó.
Él rió divertido mostrándole una encantadora sonrisa.
- Claro que si, golosa - le dijo.
Ella sonrió y sin seguir dando vueltas se acercó a él para abrazarlo dulcemente, colocando sus brazos detrás de su cuello.
Lay rodeó su pequeño cuerpo con sus brazos, respondiéndole el lindo gesto. No era la primera vez que se abrazaban, pero había algo raro en eso.
- ¿Puedo tomar su orden? - les habló una chica.
Ambos se separaron y se giraron a verla. Las mejillas de Minah tomaron rápidamente color.
- Mmmm, si. Quiero dos combos, cuarto de libra - dijo él.
- Que el mío sea doble - dijo Minah. Lay sonrió.
- Bueno, que ambos sean doble - le pidió él. La chica sonrió.
- Que considerado tu novio - le dijo a Minah.
Ambos jóvenes abrieron bien los ojos y miraron a la chica de Mc'donals. Empezaron a reír nerviosamente.
- No, no. Él no es mi novio - dijo ella nerviosa.
- Solo somos amigos - dijo él. La chica sonrió pícaramente como no creyéndoles.
- Nada más que buenos amigos - acotó Minah.
- Si, seguro - dijo divertida y terminó de anotar el pedido - ¿Desean algo más?
- No, nada - dijo Minah
- Pero Minah, ¿y el muñequito?
- Otro día lo compro, no me gustan los que están hoy - dijo ella.
- Bueno, serían 22 000 won - dijo la chica.
Lay sacó la billetera y Minah le ganó de ante mano.
- Hey, se supone que yo tendría que pagar - se quejó él.
- Tú pagas los helados, ¿Si? - dijo ella.
- Pero...
- Además necesitas la plata para la ropa.
- Está bien. Pero pago los helados, si o si - dijo él.
- Trato hecho.
Les dieron su pedido y tomaron la bandeja para ir a una mesa. Se sentaron y comenzaron a comer mientras hablaban animadamente.
El celular de Minah comenzó a sonar. Lo tomó y vio la pantalla. Era Hyeri.
- Hyeri - dijo al atender - ¿Dónde estas?
- Hola cariño, estoy.......estoy en lo de la abuela - dijo algo nerviosa.
- ¿En lo de tu abuela? - preguntó algo sorprendida - ¿Qué pasó con Yoon?
Lay la miró bien, ¿Acaso Hyeri estaba con Yoon?
- Después hablamos de eso. Tú, ¿Dónde estas? - le preguntó.
- Estoy en el centro comercial con Lay , estamos almorzando.
- ¿Qué estaba haciendo con Hanni?
- No nada, dice que ella lo llamó para pedirle un favor con las materias.
- Te aseguro que algo se trae.
- No lo se, no lo creo - dijo Minah.
- Mándale un beso - dijo Lay mientras comía una papa.
- Lay te manda saludos - le dijo a su amiga.
- Yo igual - dijo la rubia - Bueno amiga, ¿Nos vemos a la noche?
- Hoy no lo creo, Minah. Mañana te llamo - le dijo.
- Bueno esta bien. Adiós - dijo.
- Adiós - dijo Hyeri.
Minah cortó y volvió a comer. Lay la miró y terminó de tragar.
- ¿Qué dice? - le preguntó.
- No lo se, estaba algo rara - dijo ella.
- ¿Algo rara?
- Si, me dijo que estaba en lo de su abuela. Hyeri no soporta a su abuela.
- Tal vez si fue a verla - dijo él.
Volvieron a concentrarse en su comida. Hablaban y reían, quien los viera diría que ellos dos tenían algo más que una amistad.
- No te he dicho, pero mi madre te ama - le dijo Lay.
- Tienes una madre encantadora, es increíble. Y es tan linda.
- Si. Además de que es muy dulce. Siempre está en todo..
- Al que note un poco, por así decirlo duro, es a tu padre - dijo ella.
- Papá siempre fue así. Le cuesta demostrar sus sentimientos.
Lay metió unas cuantas papás en su boca y vio como Minah hacía lo mismo.
- ¿Cómo haces para comer tanto y ser tan pequeñita? ¿Dónde te entra todo? - le preguntó divertido.
- Soy una chica con mucho apetito - dijo divertida y le mostró una linda sonrisa.
Lay negó divertido con la cabeza.
- Gracias a dios no eres una de esas que no comen para estar flacas como palos. Esas chicas no son para nada lindas. No tienes de donde agarrarte.
- Aquí tienes bastante - le dijo y golpeó levemente el costado de su trasero.
Ambos estallaron en risas. Era tan divertido estar juntos, ambos se sentían bien uno con el otro. Dejaron de reír y se miraron fijo.
- Oye Minah, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Si claro - dijo ella.
- ¿Por qué nunca hablas de tu padre? - le preguntó.
- Kyunho es su nombre. Lo único que ha hecho por mí y por Minho es engendrarnos. Nada más. Tiene problemas con las drogas y es alcohólico. Pero no quiero hablar de él.
- Está bien. Lo siento - dijo él.
- Tranquilo extraño, no pasa nada - dijo entregándole una amistosa sonrisa.
- ¿Puedo hacerte otra pregunta? - dijo. Ella lo miró.
- Si, adelante - dijo divertida.
- ¿De que trabaja tu madre?