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(TW en la descripción).

Violet entró al colegio, con los libros grandes y anchos pegados en su pecho, sabiendo muy bien lo que iba a pasar.

—¡Miren! —chilló un chico alto rubio, señalándola—, la fea de esta —gritó, de vuelta, un chico apoyado en el casillero rojo. Él estaba rodeado de sus amigos, quienes largaron unas cuantas carcajadas ante su desubicado comentario.

—¡Gorda! —le gritó uno de ellos.

—¡Fea! —le dice otra persona, pero esta vez fue una chica con el uniforme de porristas.

—Tienes que dejar de comer, ¿no? —reclamó la amiga de la rubia.

—¿Por qué no te mueres?

Violet seguía caminando por el pasillo como si no escuchara nada. Pero escuchando todo. Ya estaba acostumbrada a esos comentarios.

Eran todos los días lo mismo. Primero le decían las cosas cuando entraba y luego...

—Oye tu, niñita— el chico la agarró del brazo fuertemente y la llevó a un aula con las luces apagadas, solo la luz del sol alumbraba las mesas.

Él olía a a todo menos cosas legales.

—¿Qué pasa? —tartamudeó ella, asustada.

—¿Hiciste mi tarea? —habla el chico, quien seguía acorralándola.

—Emm... yo... —titubeó ella nerviosa; se había olvidado de hacerla. Tenía muchas cosas con las que lidiar y no llegó a hacerla.

—Niña, dámela.

—No... —murmuró—, no la hice... —habló finalmente.

—¡¿Que no la hiciste?! Dam...

—Bueno chicos, a sus lugares —interrumpió la profesora, prendiendo las luces del salón.

—Dame tu tarea —demandó el mismo chico, tratando de que la profesora no lo vea.

—Ehh si si. Espera— ella abrió rápido su mochila y sacó la tarea de Biología, que tenían que hacer para esa clase.

—Tonta —el chico le sacó los papeles de la mano bruscamente y se fue a su lugar; al lado de su tonta novia.

—Bueno, vamos a empezar. Laila, tu tarea —habló la profesora comenzando la clase.

—Aquí tiene profesora —Laila le entregó las hojas de la tarea.

Laila, era la chica más aplicada del salón pero también la capitana de las porristas. Sus papás eran millonarios y todas las personas que la rodeaban también. Su novio, sus amigas, su familia. Todo el colegio la amaba porque el colegio estaba así por su dinero; los baños estaban mas limpios, también los pasillos. La comida no era tan asquerosa que antes, pero igual lo seguía siéndolo.

—Muy bien, Laila —la pelinegra sonrió y la profesora miró a Violet—. Violet, ¿tu tarea?

Ella empezó a negar con la cabeza mientras miraba sus sucias zapatillas.

—No... No la hice —tartamudeó, seguía mirando sus zapatillas, apenada.

Un chico se rió y la profesora chasqueó los dedos, callándolo. Violet siempre fue aplicada con las cosas del colegio.

—Oh, me temo que tengo que llamar a tu mamá... —habló la profesora. Ella levantó la vista y empezó a negar repetidas veces con la cabeza—, no es la primera vez que pasa esto —explicó.

—Es que ella es una estúpida —al escuchar eso a Violet se le llenaron los ojos con lágrimas y un nudo en la garganta hizo que le costara tragar.

—Usted cállese o le desapruebo el año —las personas en el aula empezaron a murmurar cosas entre sí—. Violet, ¿me acompañas afuera?

—Si, profesora —asintió y se paró de la silla.

La profesora y ella fueron afuera. Se quedaron al lado de la puerta del salón. Desde afuera se podía escuchar como hablaban las personas que estaban dentro.

—¿Qué está pasando contigo, Violet? —interroga la mayor. Ella se quedó en silencio, tocándose los dedos de las manos y moviéndolos constantemente, nerviosa—. Violet, confía en mí. Me preocupa, ¿sabes? Eres una excelente alumna: no sé qué pasó contigo —dijo la profesora, un poco decepcionada.

—Es que... me olvidé, nada más. Lo siento mucho... —mintió—. Emm, ¿puedo ir al baño?

—Claro... —respondió, dudosamente la profesora.

Violet fue al baño y la profesora entró al salón. Cuando llegó al baño se largó a llorar. No podía más, se sentía tan sola. Sin nadie quien la ayudara.

Después de estar un buen rato, salió. Con los ojos rojos pero no le importaba, nadie lo iba a notar. Y si lo hacían, no dirían nada ni se preocuparían.

—Y así es como funciona el... —al escuchar la puerta abrirse, la profesora paró de hablar—. Violet, pasa —dijo la profesora. Violet fue a su lugar y se sentó.

Después de eso, le prestó atención a la clase completa.

...

—¿Tienes mi tarea de matemática? —dijo el chico, mientras le agarraba la mandíbula fuertemente, en el salón de música, durante el último receso.

—Eh, si —tartamudeó. Sacó rápidamente la carpeta donde tenía todas las tareas—. Toma —el chico agarró las hojas y la dejo de agarrarle la mandíbula. Violet se la tocó ante sentir el fuerte dolor.

—Vete —escupió.

—Si.

Violet se fue al baño, entró a una cabina, donde siempre iba, y se sentó. Pensando que mañana va a ser un día mejor, que va a estar estudiando modelaje, como ella quería o cualquier otra cosa donde ella no estaba allí.

—Todo va a estar bien, todo va a estar bien —se repetía una y otra vez en el baño.

Estaba cansada, eran todos los días iguales: entrar, comentarios, clase, más comentarios, llorar en el baño, más comentarios, ir a casa.

«Tal vez mañana sea un día mejor».

Juli <3

Desde Arriba - P.M | NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora