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Ya pasó una semana, Violet..., ella está muy mal. Payton no sabe nada, pero es hora de decírselo.

Violet salió de su casa para ir a la de Payton. Cuando llegó a la puerta, le abrió Payton y se saludaron. Subieron a la habitación de este y, después de un rato, Violet decidió decicelo.

—Pay... —dijo, moviendo los dedos nerviosamente.

—¿Si?

—Emmm...

Demasiado tarde, a Violet se le fue el aire y casi no podía respirar, le costaba mucho.

—¿Violeta? —vociferó—, ¿estás bien? —Payton se paró rápidamente de la silla y fue con su novia para poder ayudarla.

—Llévame al hospital —dijo, como pudo.

Payton asintió rápidamente y la llevó a su auto para poder llevarla al hospital. Cuando llegaron unas enfermeras se llevaron a Violet en una camilla. Pero no dejaron pasar a Payton.

—¡Déjenme pasar, por favor! —dijo, a punto de llorar.

—Cuando terminamos de saber que tiene, te dejamos pasar. Van a ser unos minutos. Creo que ya saben lo que tiene. No estoy segura, así que toma asiento, joven —dijo la enfermera tranquilamente mientras llevaba algunos papeles en la mano. Payton asintió con ganas de pegarle una paliza; estaba muy tranquila.

Después de un rato esperando a que lo llamen, llamando a la mamá de Violet y a su mamá, un enfermero salió.

—¿Pariente de Violeta?

—Hermano —si dice que es el novio no le van a decir nada.

—Bien... —respondió, dudosamente—, ella me dijo que te quiere contar lo que tiene, así que pasa a la habitación doce de este piso.

—Bien —murmuró, para agarrar sus cosas e ir corriendo a la habitación. Le llamaron la atención por correr, pero no le importó.

—Payton... —susurró ella, al ver que entraba.

—¡Violeta! Que suerte que estas bien, me asuste —dijo mientras la abrazaba y lloraba al mismo tiempo.

—Pay, te amo ¿si?

—Yo también, mi vida —le dio un beso en la frente—. Ahora dime. ¿que tienes? —dijo y agarró la mano de la chica que estaba inyectada un suero.

—Yo... —una lágrimas recorrió su mejilla—, no me odies —empezó a llorar.

—No te voy a odiar nunca, ahora dime por favor —mientras le decía eso, llevaba la mano de su novia a sus labios.

—Payton, tengo leucemia —confesó ella y empezó a llorar desconsoladamente.

—¿Qué?

—Lo siento, no sabia como decírtelo antes...

—Pero, ¿el viaje? Ibas a ir a un viaje, me lo dijiste, esta semana te vas, ¿no?

—Payton —la chica negaba mientras lloraba mares.

—No me digas que...

Desde Arriba - P.M | NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora