꧁ 12 ꧂

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Ya pasó una semana de todo eso. A decir verdad, Violet sigue teniendo el polvo y la vela y es consciente de eso. Payton piensa que ya se deshizo de eso, iluso.

En esa semana, ellos fueron juntos a la playa y jugaron como niños. Hacía años que Violet no iba a la playa. Y estaba feliz de, que luego de años de no ir hacía la playa, ir y pasarla más que bien.

—¡Mira Violet! Hay una avión —le dijo Payton.

—¿Dónde? —miró para todos lados, como una loca.

—Allí —le señaló a una parte del cielo azul. Violet no veía nada.

—Oye, creo que estás alu... —no la dejó seguir porque le tiró agua, del mar, a la cara —, ¡Payton! —gruñó y él se rió de ella—. No es gracioso, tonto —rodeó los ojos y salió del mar.

—¿Qué haces? —le preguntó Payton gritando, ya que él estaba lejos.

—¿No es obvio? —también gritó para que la escuchara—. Tengo frío.

—Bueno, perdón —le dijo y también salió del agua.

—¿Qué hacemos? —preguntó mientras se secaba las piernas con una toalla que trajo.

—Emmm, no sé... —se llevó las manos hacia el mentón y lo acarició—, ¡Ah! Ya sé.

—¿A qué?

—¡Mancha! —le tocó la pierna y salió corriendo.

La mancha es un juego que tienes que tocar al otro y cambia a ser el. Es como una especie de ¿enfermedad?, si es que así se podría decir. Cuando alguien te toca te infecta y este te cura y así.

Ninguno de los dos jugaba a eso desde que iban a preescolar; desde que eran pequeños.

—Ah, no. Esto no se va a quedar así —ella salió corriendo hacia donde estaba él.

El viento dejaba que su pelo vuele locamente mientras ella corría. Payton la estaba viendo con una sonrisa hermosa. Y, cuando estaba por llegar, se tropezó con algo. No se lastimó mucho, pero lo quería asustar un poquito.

—¡Ahh! —chilló—. Mi pie, Payton. Me duele.

Al escucharla, a Payton se le borró la sonrisa de su cara. Y fue corriendo hacía ella.

—¿Estás bien? —preguntó agachándose.

—No —tartamudeó—. Me duele mucho.

—Ehh —se quedó unos segundos pensando mientras me miraba a los ojos—. Joder.

—¡Apúrate!, me duele mucho —se quejó, falsamente.

—Si, si —la levantó sobre sus brazos y la llevó a la reposera, donde había dejado todas las cosas que llevaron.

—Payton... —tartamudeó, tratando de no reír, al ver que abría su mochila.

—Espera a que llame a una ambulancia —habló revolviendo las cosas de su mochila.

—¡Payton! —chilló—, escúchame —Payton la miró.

—¿Qué?

—Es mentira, estoy bien empezó a reír.

—Te odio —apoyó su mano sobre su frente, estaba sudando—. Me asustaste mucho —dejó su celular y se apoyó arriba de la supuesta chica lastimada. Descansando su cabeza en el estómago de ella.

—Parecías shockeado —confesó.

—Es que no sabia que hacer —confesó y Violet rió.

—Lo siento —dijo entre risas.

—Ya, está bien. Pero no va a quedar así —levantó la cabeza y se acercó a ella—, va a ver una venganza dentro de poco.

Violet estaba en su cama cuando alguien tocó la puerta principal. Fue a abrir confundida: no esperaba a nadie que viniera. Era la hermana de Payton, estaba llorando. ¿Llorando?

—Hola, ¿qué pasó? —preguntó preocupada—. ¿Estás bien?

—Payton... —dijo con la voz rota.

—¿Payton qué? —dijo un poco desesperada, se estaba asustando.

—Esto le pudo haber pasado a cualquiera... —comenzó, intentado no llorar al ver a la hermana de Payton llorando y diciendo su nombre.

—¿Qué cosa? —no entendía.

—Lo siento tanto —se tapó la cara con ambas manos y rompió en llanto. Violet, más que preocupada empezó a moverse en su lugar, sin saber que hacer.

—¿Qué pasó? —grito, pero al instante se arrepintió—. Perdón por gritar —se disculpó, moviendo sus manos—, pero me estás asustando.

—Bueno primero que todo, esto no es tu culpa, ¿ok? —largó un suspiro entrecortado y siguió—. Es que... él estaba viniendo para aquí a verte y él... chocó, el auto de atrás estaba sin control y... pum. Solo sucedió —dijo Faith llorando.

—No, no, no, no —Violet retrocedió unos pasos negando con la cabeza bruscamente—. Si es mi culpa —se señaló a sí misma—. Venia a mi casa, vino por mi. Mi culpa... No —susurró y luego rompió en llanto.

—Revisé su habitación y estaba este papel sobre su cama. No lo leí, pero tenía tu nombre escrito —le pasó un papel y se fue. Ella cerró la puerta. Llorando abrió la carta y la leyó en voz alta.

Juli <3

Desde Arriba - P.M | NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora