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—Violet, ¿por qué? Estas cosas son muy dañinas. Puedes morir.

—No sé porque, ¿okey? Y ya sé lo que hacen, ¿si no por qué piensas que lo hice? —puso los ojos en blanco y a Payton casa le dan las ganas de pegarle por lo que hizo.

Ella, de la nada, empezó a reír como loca. Tan fuerte que hasta tuvo que sostenerse el estómago con las manos.

—¿Qué pasa? —preguntó Payton, sentándose al lado de ella.

—Tu cara... —volvió a reír más fuerte que antes—, tendrías que haber visto tu cara.

Payton, serio, se acercó más a ella y Violet se quedó callada mirándolo a los ojos.

—No vuelvas a hacer eso.

—Pero...

—No, nada de peros —interrumpió Payton—. ¿De dónde sacaste eso?

—Mmm —Violet se llevó la mano a la cara y se la empezó a pegar.

—Basta —Payton agarró sus manos y las apoyó en la cama para que no las vuelva a mover.

—Oye, suéltame. Está la bolsa en el piso —se movió, pero no pudo zafarse de Payton.

—No.

—¿Me vas a violar? —preguntó—. Oh, no. No, no, no —se empezó a mover más fuerte pero Payton no la dejaba—. Joder, confié en ti. Suéltame por favor —pidió, llorando.

Payton, al ver que empezaba a llorar, la soltó. Se arrepintió. Violet se paró rápidamente de la cama pero, al dar un paso, se mareó. Agarró el hombro de Payton para no caerse. Él la agarró y la acostó de vuelta en la cama.

—No te voy a hacer nada —le dijo, acariciándole la cabeza.

—Eso es lo que todos dicen —medio que lo sollozó.

¿Qué?

—Violet, tranquila. Digo la verdad —Payton se separó de ella para que le crea. Y funcionó—. ¿De donde sacaste eso? Que yo sepa en las farmacias no venden esto.

—No lo sé. Mamá... estaban en su habitación —confesó—. Yo... solo lo agarré y ya sabes.

—¿Sabes como tu mamá lo consiguió?

—No. Pero unos hombres vienen cada tanto a casa. Mamá siempre me dice que vaya a mi habitación cuando vienen.

—Ay, no. Tenemos que ir a un hospital —dijo Payton, preocupado.

—No, por favor no.

Payton tomó una bocanada de aire; arrugó su nariz por el olor a tabaco y algo más que había.

—Está bien. Pero no lo vuelvas a hacer.

Violet no dijo nada y se acostó en las piernas de Payton. Él quedó apoyado en la cabecera de la cama y ella sobre sus piernas.

—Pero no lo vuelvas a hacer —agregó el chico.

Violet cerró los ojos y entró en un profundo sueño, que terminó cuando sintió que la bilis subió hasta la punta de su garganta. Payton estaba usando su celular cuando ella salió corriendo al baño. El mayor también fue rápido al baño para ayudarla.

—Yo te ayudo —dijo cuando vio que Violet movía su pelo de un lado al otro para que no se manche. Y él lo agarró para eso mismo.

Luego de diez minutos de que Violet vomite y de arcadas, salieron del baño. Ella había tomado un poco de agua para que se le vaya el mal sabor.

—¿Puedo ir a la cocina? —preguntó Payton. Violet asintió con la cabeza mientras pateaba una remera.

Cuando volvió tenía un vaso con un líquido naranja.

Desde Arriba - P.M | NUEVA EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora