—¿Sabes quien es tu vecina? —preguntó Payton, mirando hacia la ventana de la habitación, de su mejor amigo, Dylan, que daba a la calle. Justo al frente de la ventana de la ventana de una vecina.
—No —se acercó a él—. Se que la mamá está como medio loca y nunca vi a alguien que tomara el papel de padre en esa casa. Hubo un momento donde todo estuvo muy mal ahí, no recuerdo muy bien; era muy chiquito y no me importaba.
Cuando escuchó eso me puso muy mal por la persona que vivía ahí, él sabía mejor que nadie lo que no es tener un padre presente. Después ella, la vecina, se paró. Y ahí, justo en ese momento, paró de respirar. Él la conoce.
—¡Es Violet! —murmuró. No lo podía creer.
—¿Violet, Violet? —preguntó Dylan.
—La del bus —afirmó el peli castaño.
—¡Es verdad! —le dio la razón—. Con razón cuando vi su foto sentía que la conocía. Pobrecita, nunca me di cuenta que era ella —habló Dylan.
Él no sabía qué decir. Se veía tan mal.
De repente, vio que ella se paró de la silla y fue a una puerta, supuso que era la del baño. Luego de unos diez minutos, salió del lugar tapándose el antebrazo, a ambos les pareció raro y se miraron entre sí.
...
—¿Podemos subir? —preguntó Dylan, después de comer.
—Si —dijo Chris.
Subieron, y lo primero que hizo Payton fue ver por la ventana. Y estaba ella, en su cama. Llorando, de vuelta. Mientras comía, lo que creía que era, pasta.
—Me da cosita verla así —comentó Dylan.
—¿Nunca la viste así? —el chico de pelo negro, que lo cubría con un gorro de lana, negó con la cabeza.
—Hasta hace poco esa era la habitación de su mamá o supongo que es su mamá.
Se quedaron en silencio, mirando la ventana de la casa de Violet.
—Me rompe el corazón. Imagínate que estaba llorando en el bus —dijo mirándola, ya que había vuelto a sentarse en su cama—. Sin tan solo hubiera una forma para sacarle una sonrisa.
—Mándale un mensaje.
—¿Pero no es medio obvio? Es decir, no le voy a decir que no llore más. No sabe que estoy aquí.
—Buen punto —dijo Dylan—, ¿quieres ir a saludarla?
—Oh, si —movió la cabeza, rápidamente—. Vamos.
Bajaron y fueron a la puerta de la casa de la chica. Tocaron pero no abrieron si no hasta los pocos minutos. Les abrió una mujer muy parecida a Violet. Era la mamá.
—¡Hola! —gritó. Se notaba que estaba borracha, y tenía los ojos demasiado rojos.
—Hola —tartamudeó—, ¿está Violet?
—¿Esa estúpida? —Payton jugaba con sus dedos—. Creo que sí —se alejó un poco de la puerta, pero no la cerró. Tambaleaba y se agarraba de todo lo que podía para poder llegar a las escaleras—. ¡¡VIOLETA!! —gritó extremadamente fuerte—. ¡Tienes a alguien que te quiere ver!
Violeta.
—¡Ahora voy! —le respondió ella.
Después de diez segundos, ella ya estaba abajo. Se veía tan linda, tenía unos pantalones grandes grises y una remera corta tie dye. También un buzo negro con cierre que le llegaba hasta las rodillas.
—¿Quién es, mam...? —paró de hablar cuando vio a Payton—. Hola —tartamudeo y rápidamente se sacó las lágrimas y se tapó el abdomen con el buzo.
—Que cobarde que eres Violeta —le dijo su mamá, riendo de ella—, ¿para que te secas las lágrimas?
—Perdón —volvió a tartamudear, con la voz entrecortada.
—¿Quién es él? —preguntó su mamá, señalándolo.
—Es un amigo —respondió—. Pasa.
Payton miró hacia atrás, hacia donde estaba Dylan. Le hizo unas señas diciendo que vaya solo. Entonces, subió las escaleras con cuidado y entró a su habitación. No era muy grande ni amplia, y estaba toda desordenada. Y tenía ese olor característico a ella. Había velas y algunos dibujos por el piso.
—Perdón por el desorden —dijo ella, y se notó que estaba apenada.
—Oh, no pasa nada. Yo soy igual.
Ella soltó una risita hermosa, que enamora a cualquiera. O a Payton.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, de buena manera después de que hablaran un poco sobre el desastre de sus habitaciones.
—Mi hermanastro vive al frente, y vi que estabas llorando... —cuando Payton dijo eso, ella se toco el antebrazo rápidamente—, ¿estás bien?
Ella lo miró con tristeza, y se le escapó una lágrima.
—Oye no llores —se acercó a ella—, todo va a estar bien —le pasó su dedo pulgar por su mejilla, limpiándole la lágrima. Ella se alejó de él y se sentó en la cama mientras sollozaba.
—Nada va a estar bien, Payton —le dijo llorando, después de volver a sentarse en él.
—No digas eso, ¿si?
—Pero, ¿para qué mentir?
—Linda... —la miró a los ojos. Sus ojos reflejaban tristeza, pero no cualquiera. No sabía cómo explicarlo.
Violet se alejó de él y miró hacia la ventana dándole la espalda. Payton se acercó a ella despacio.
—No me digas linda si sabes que no lo soy.
—Si que lo eres.
Ella suspiró y apoyó su cabeza en la ventana. Luego de unos segundo así, Violet se dio la vuelta; mirándole a los ojos a Payton.
—¿Por qué me preguntas cómo estoy? —preguntó, moviendo los brazos.
—Porque me importas —dijo, medio obvio.
—No hace falta mentir.
—No miento —Violet bajó la mirada hacia el piso, pero Payton, con su mano, levantó su cara para que lo mirara—. Oye escúchame —empezó—, pase lo que pase, yo voy a estar para ti, ¿okey?
Ella lo miró a los ojos y, luego de pensarlo, se lanzó a él para abrazarlo. Soltó un sollozo y Payton la abrazó más fuerte, Violet apoyó su cabeza en el hombro de Payton y cerró los ojos. Luego escondió su cabeza en su cuello, y él miró por la ventana. Estaba Dylan, mirándolos. Le hizo una seña de pulgares arriba a Payton, como si el plan hubiera salido bien. Como si Payton no estuviese intentando alentar a Violet que estaba mal.
...
—¡Brooo lo vi todo! —le dijo, entusiasmado. Payton se rió y se sentó en la cama—. ¿Qué pasó?
Payton le contó todo detalladamente pero se salteó algunas cosas porque no quería que se enterara de cosas sobre ella que, tal vez, ella no quiere que alguien sepa.
Juli <3
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Desde Arriba - P.M | NUEVA EDICIÓN
Ficção Adolescente¿Qué pasa si un día no tienes tu auto y tienes que ir en un transporte público? Él tiene la vida perfecta. ¿Y ella? Todo lo contrario. historia corta. TW: drogas, posible depresión, bullying, enfermedad, suicidio, muerte.