Capítulo 53

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-Venga, pásame el pantalón
-Toma ¿te ayudo con la chaqueta?
-No hace falta ya lo tengo
-Pongase primero la banda, luego la cruz en la parte derecha y las medallas
-Vale ya estoy, me falta el gorro
-Bien ya esta, siéntese en la silla y nos vamos.
-Sabes Kai, en el fondo echaré de menos este hospital
-¿Habla enserio? A mi los hospitales me Dan escalofríos por muy acogedores que puedan ser, siempre trato de evitarlos
-Jaja, pues debería hacerse alguna revisión de vez en cuando
-Bueno ya lo miraré, ahora vámonos que el emperador le espera.

Salíamos de la habitación y nos despedimos de las enfermeras y los médicos que ayudaron en mi recuperación y me salvaron la vida. Hoy era un día muy especial para todos, era el día de la fiesta nacional y el día de las fuerzas armadas del imperio. El emperador me había llamado para tener una audiencia importante en privado con el. Kai y yo abandonamos el hospital y nada más hacerlo todos los periodistas de nos tiraron encima...

-¿Gobernador como se encuentra tras la cirugía?
-¿Gobernador Hemingway, se retirará de la política?
-¿Gobernador cree que usted es un héroe tras la acción que realizó en el parlamento?

Todos preguntaban a la vez y era un caos, traté de responder algunas de las preguntas pero después nos metimos en el coche que nos esperaba para ir al palacio a ver a Akaito.

-Madre mía, son como buitres
-Odio a la prensa, siempre la odié y más a la que vende populismo barato
-Ugh no lo soporto... En fin, ¿y como se ha levantado esta mañana?
-Mejor que nunca la verdad. Aún tengo un poco de dolor en el costado pero eso ya sanará
-El médico le ha dicho que debe reposar aunque esté fuera del hospital. Ya he mandado las dietas a los cocineros para que cambien los menús, y sobretodo, que le controlen la sal. Usted es muy salado y ya sabe que para la circulación no es nada buena.
-Uuugh si si...

El auto bajó por la avenida principal que ya estaba vacía y lista para la exhibición. Ya había algunos militares preparándose y saludaban de manera firme cuando pasábamos. Finalmente llegamos al palacio de Pankot donde fuimos recibidos por el jefe de gabinete del emperador.

-Gobernador, es un honor tenerle aquí, acompañenme, les espera el emperador en la sala de audiencias.

Acompañamos al hombre subiendo las escaleras del patio de armas y giramos para entrar en el palacio. Atravesamos varias salas elegantemente decoradas hasta llegar a un pequeño salón de paredes recubiertas con seda dorada pintada con escenas de paisajes. El techo estaba todo artesonado en madera de caoba y al lado había una puerta corredera que daba a uno de los  patios interiores. Todo el suelo se había construido en madera y había algunos muebles muy elaborados a los costados. El emperador nos esperaba vestido con su uniforme monocromo negro con la gran cruz de la Ilustrisima y Noble Orden de la Casa Imperial de Pankot en el costado derecho, a la altura del pecho.

-Gobernador Hemingway
-Emperador - conteste inclinandome para saludar
-Cerrad la puerta, me gustaría hablar con el gobernador a solas
-Si señor

Todos se marcharon y yo me quedé cara a cara con Akaito

-¿Como se encuentra?
-Por ahora de manera excelente, el cuidado de los médicos ha sido excepcional señor.
-Podemos tener confianza Hemingway, soy el emperador pero también somos amigos
-La amistad y el respeto van cogidas de la mano. Usted es un hombre de gran sabiduría que debe ser respetado, a pesar de nuestra cercanía.
-¿Y usted cree que es un hombre respetado y sabio?
-Sabio no me considero, sabiendo la ingente cantidad de cosas que hay por investigar y aprender. Personalmente pienso que nadie es sabio. Simepre tendremos carencias de conocimiento, puesto a que nadie es un ser omnipotente con conocimiento y habilidades absolutas...
-Interesante ¿le apetece tomar un té... Y hablar acerca del tema?
-Acabo de desayunar señor no creo que me quepa...
-Una lástima, tal vez más tarde. Ah si, que me enredo conmigo mismo. Hemingway, ahora hablo enserio, de hombre a hombre, de igual a igual. Eres una gran persona. Has salvado a millones de individuos, has protegido los valores de este imperio a capa y espada, incluso has arriesgado tu vida para proteger los ideales de algo que podría ser ajeno a ti. Eres un héroe para el imperio y... Serás heternamente agradecido por el pueblo y por mi personalmente... Hemingway. Como emperador de Vulcano, quiero que seas el Gran Canciller de la Real e Ilustre casa de Pankot. En pocas palabras. Te nombro como mi mano derecha desde ahora en adelante.
-Va... Vaya... Pero... Esta...
-Estoy más que seguro

Akaito era un hombre muy sabio y sabía elegir a sus consejeros. Solía rodearse de gente diferente a él con otros ideales para aprender y aportar cosas que igual el no pensó antes... En definitiva... Tuvo que ver algo en mi que le hiciera tomar esa decisión, al igual que hizo la emperatriz cuando me nombró gobernador.

-Bien... Alteza... Confío en que hará un buen trabajo.
-No lo dude señor
-Tome, necesitará esto

Akaito me entregó una caja donde estaba mi nuevo uniforme.

-Esta tarde será la imposición de condecoraciones, presentese aquí después de comer.
-Si señor
-Le veré más tarde señor Hemingway.

Nos despedimos estrechando las manos y me marche para prepararme. Unas jóvenes muchachas vestidas con sedas me sirvieron la comida y luego comencé a prepararme. Andaba con un bastón y me costaba bastante moverme. Kai me ayudo a vestirme con el nuevo uniforme. El emperador había impuesto sobre mi un título cargado de honor y dignidad que sería respetado durante siglos... Tal poder conllevaba una increíble responsabilidad... Me quedé un rato pensando en el salón hasta que la puerta se descorrió.

-Alteza, es la hora.

Avanzamos por un pasillo hasta una puerta blanca que dos ugieres vestidos de rojo abrieron... Todo se sumió en silencio...

-Su Alteza Real El Gran Canciller Hemingway de Magallanes y Bastos.

Todos se levantaron al verme. El emperador estaba al frente. Recorrí esa alargada habitación con un paso firme y decidido. Por todo el imperio ya se sabía quien era y cual era mi nombre... La sala parecía no acabar nunca. Estaba llena de periodistas, políticos, militares y altos cargos. Al llegar al final Akaito estaba esperándome bajo una toldilla con el escudo de la casa imperial. Incline mi cabeza en señal de respeto.

-Canciller Hemingway. El imperio y el emperador reconocen su heroicidad y patriotismo ante la lucha contra la opresión y la tiranía... Hoy honramos a un hombre que arriesgó su vida por el imperio y por la constitución... Como emperador... Aparte de nombrarle Gran Canciller, le condecoro con los siguientes méritos:
Gran collar de la Ilustrisima y Noble Casa Imperial de Pankot. Gran collar de la orden al mérito civil. Gran cruz de la Orden del emperador Marinov, Gran cruz al mérito militar con distintivo rojo por ser herido en un acto de combate. Gran Cruz de la Suprema Orden de Tuhou por su distinguida carrera diplomática. Gran cruz de la Orden del Emperador Kabuki el Piadoso y Encomienda con placa de La Orden Del Imperio.
-Es un honor.
-El honor es mío señor Hemingway. Téngalo en cuenta

Me di la vuelta y me comenzaron a fotografiar. Al finalizar salimos con el emperador y me subí a un coche negro  con una plataforma alzada. Era como una mesilla y medio cuerpo sobresalía del techo del vehículo para que la gente nos viera. Hiba detrás del emperador... Luego de prepararnos se abrieron unas puertas y salimos... Era impresionante. Hibamos por la avenida Mayor junto al canal principal. Los dos coches salieron en fila. Salimos del palacio de Pankot y en la arteria había cientos de militares a los laterales con tanques, coches, misiles y redobles de tambor. Cuando pasábamos frente a ellos se herguian y saludaban. Era increíble. No había un alma en las calles... Solo el silencio que emanaba de esos jóvenes armados y vestidos de uniforme y sordos redobles de caja... Las banderas hondeaban en los edificios mientras los coches bajaban por la avenida de diez carriles. Era el momento más importante de mi vida... Había alcanzado el cargo más algo que un hombre podría alcanzar en este imperio... Todos nos miraban honrados de nuestra presencia... Éramos casi deidades... Finalmente los coches se pararon y bajamos donde había un montón de gente con flores y banderines literalmente llorando de emoción... Llegamos a un palacio vecino desde el cual el emperador dio inicio a la fiesta nacional con un fuego artificial que resonó por toda la ciudad... La gente se volvió loca... ¿Acaso aquí concluía mi vida?

~Ooof vaya... No sé qué decir la verdad... Aquí falta algo...

Fire meet Gasoline [Furry Yaoi] [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora