Uno

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Una gota de sangre oscura cayó sobre la tela del pañuelo y el hilo claro que dibujaba una flor se tintó.

Miré consternada cómo mi cuidadoso trabajo había sido dañado en menos de un segundo y tuve el impulso de arrojar el bastidor, las agujas y los hilos a un lado y tirarme a ver el techo.

¿Cómo se suponía que sacaría esa mancha de una tela tan delicada? Podía considerarse como si el entramado se hubiera echado a perder.

—Señorita, muy pronto deberá encontrarse con su prometido y Madame me envió a preguntar si ya está lista.

«Prometido...»

Cierto, había venido a esta bulliciosa ciudad para encontrarme con ese muchacho prometedor que habían descrito las cartas que se habían intercambiado entre su familia y la mía. De hecho, tenía curiosidad por saber qué tipo de persona era... no estaba muy interesada en si era prometedor o no, a estas alturas, con que fuera alguien decente, podía aceptarlo.

—Entiendo, estoy lista. —Parándome, me alisé la falda del vestido y tomé el sombrero que mi doncella me ofrecía y caminé ligeramente hacia la entrada en donde mi madre se estaba calzando un par de guantes blancos— Mamá.

Levantando la mirada, el par de ojos platinados me observaron de arriba abajo antes de sonreír con aprobación.

—Muy bonita. Estoy segura de que causarás una buena impresión en él.

—¿Y si no?

—¿Y si no? —La vi ladear levemente la cabeza un momento antes de reírse— Y si no, sabremos que hay un problema con sus ojos.

Por un momento me quedé callada antes de reírme. Ella pensaba que era muy especial simplemente porque era mi madre.

—No te preocupes, si no te gusta o sientes que este matrimonio no te conviene, podemos seguir considerando otros prospectos. Un compromiso siempre puede romperse.

De alguna forma, escuchando sus palabras, sentía que estaba contratando empleados y no buscando una pareja, aunque, al fin y al cabo, no había mucha diferencia, así que... esperaba que todo fuera bien y el joven fuera adecuado, de esta forma, no tendría que preocuparme mucho más.

A mediada que las calles se desvanecían al paso medio del carruaje, pensé en las amables expectativas de mis padres, esperaban que el chico de la casa Blanchett me agradara para que la línea de sangre se conservara, pero, principalmente, esperaban que pudiera ser feliz con quien sea que eligiera.

Yo era más realista sobre esto, sabía que sería muy difícil encontrar alguien acorde a mi posición del cual también pudiera enamorarme, por tanto, no quería dejarme fantasear sobre alguna trama rosa de novela. Mientras más realista fuera, mejor sería para mí, no quería nada más que una vida tranquila. Si mi esposo podía cumplir con las mínimas expectativas, yo podía ser una esposa adecuada. Me había preparado para ello y tenía confianza en cumplir con las expectativas establecidas y también con las de mis suegros.

—Mamá... escuché que Madame Blanchett era un caballero.

—Lo era... ¿por qué preguntas?

—Curiosidad. —Volví a apartar la mirada que había centrado momentáneamente en su rostro. ¿Sería fácil tratar con ella? Mi padre era bastante simple, pero no se involucraba normalmente con la bulliciosa capital y su corte. Esta mujer, en cambio, había permanecido muchos años jugando al lado de la reina... si fuera una mujer intrigante... ¿debía enfrentarla directamente?

Inevitablemente mi ceño se arrugó y suspiré, el pensamiento iba en mi contra.

—Si te preocupa su forma de ser... debo decir que es una mujer con un carácter bastante duro, pero jamás escuché que haya sido alguien hipócrita o injusta. Con tu personaje, estoy segura de que no será difícil ganártela.

AlizeéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora