24. Traidores

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Kiri seguía sufriendo, con la sangre de los habitantes del País del Agua regando sus tierras, manchando la hierba y corrompiendo el agua clara, volviéndola más oscura, roja por la misma sangre que la corrompía. Tres años habían pasado después de que Pakura de Sunagakure hubiera sido emboscada, traicionada por su aldea y dada por muerta, pasando a alinearse en el bando rebelde en la guerra civil de Kirigakure no Sato, la aldea de la niebla del País del Agua, una de las cinco naciones dentro del Continente Elemental.

Durante esos tres años, tras la destrucción de Zetsubō por parte de Naruto, la guerra fue movida a campo abierto, luchando por obtener los recursos del enemigo y poder posicionarse sobre puntos clave dentro de del país para una futura victoria. Como vanguardia de los movimientos en la sombra, Naruto hizo alarde de sus habilidades como un ANBU de Konoha, y siendo el hijo del Sannin Jiraiya, desplegó una red interna de espías sobre el País del Agua, usando Kage Bunshin para reemplazar a los aliados del Mizukage cuando caían, manteniendo una tapadera y unos movimientos reales para los enemigos, para realmente comenzar a desarticular los avances de los enemigos, la economía de una Kiri desgarrada y poder lidiar con los ejércitos mercenarios de Yagura cuando este no tuviera pago y solo pudiera valerse del terror generado sobre sus enemigos.

Naruto, como ANBU y shinobi, sabía que los movimientos en la sombra serían fundamentales para obtener la victoria sobre Yagura, antes de un combate frontal que los llevara al derramamiento de sangre en un combate definitivo en campo abierto, donde él mismo como hijo de Tsunade y Jiraiya, tomaría partido para luchar contra Yagura mano a mano, aunque le costara la vida. Era Naruto, el último Senju tras su madre y había sido ANBU por al menos cinco o seis años, pasando la mayor parte del tiempo se servicio en aquella guerra que estaba llegando a su punto álgido, donde ambos bandos (rebeldes y leales al Mizukage) darían todo para ponerse sobre la cima, colocándose como los verdaderos vencedores, aquellos que salvarían al país de un modo...u otro, derramando sangre hacia el camino a la cima.

Como un ANBU, la sangre había dejado de ser algo traumático para él, reconociendo que los genin podrían ser demasiado maleables y emocionales con respecto a la muerte. Naruto en cambio, perdió todo interés en ser un salvador de la gente errada cuando perdió aquello que le importaba de manos de Uchiha Madara, aquel enmascarado que había obligado a su mejor amigo, su hermano, a seguir una senda que no lo traería de vuelta a Konoha...si no que lo llevaría a su propia muerte.

Sasuke será el que me de mi juicio, Naruto. Solo pido que lo aceptes.

Siendo su amigo quien se lo estaba pidiendo, él debía aceptar su palabra, como lo hubiera hecho si tanto Izumi o Shisui se lo hubieran pedido en circunstancias similares. Aquellos Uchiha realmente se ganaron su afecto, su hermandad, su lealtad por encima de su lealtad a Konoha. Si ellos quemaran la aldea de sus antepasados, Naruto no haría nada por salvarla. Manos corruptas cayeron sobre lo que su bisabuelo había construido, incluso si lo había hecho con Madara, el verdadero Uchiha Madara. Dudaba demasiado que el Enmascarado fuera el verdadero Madara. Si lo fuera, su cabello debería haber dejado de ser negro hacía demasiado tiempo y su cuerpo estaría atrofiado por la edad, por el desgaste. Algún otro Uchiha debía ser el causante del ataque del Kyūbi y de la división y guerra en la aldea de la niebla.

Pero en estos momentos, Madara no debería ocupar su mente. Estaban llegando al punto álgido de la guerra, a los últimos estragos de un derramamiento de sangre general sobre el País del Agua al completo, llegando incluso a afectar al mismo , quien fue atacado por un escuadrón de asesinos contratados, lo más probablemente, por Yagura, quien estaba ansiando el poder del país para sí mismo, delegando a la familia noble a la servidumbre.

Si él y Pakura no hubieran sido enviados por Mei para la preservación del viejo diligente, probablemente la muerte del noble hubiera recaído sobre ellos, los rebeldes y enemigos del país entero, siendo cazados por los soldados del Daimyō y los leales a Yagua, quien estaba perdiendo los estribos en un tira y afloja entre sus soldados leales y los rebeldes, quienes habían lanzado ataques en diferentes puntos a lo largo de los años, despistando a los generales de Kiri sobre su objetivo real.

A.N.B.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora