6. Una horrible vista

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Cuando Naruto finalmente pudo abrir los ojos, se encontró con que el ojo izquierdo lo había perdido completamente, quedando con una cicatriz en forma de garra en su rostro (como la de Shanks) y un parche cubriendo el lugar donde debería estar su ojo y ahora estaba completamente vació, sin rastro del órgano ocular.

Dando solamente un vistazo, uno pequeño, Naruto captó que estaba echado sobre un saco de dormir, más bien dentro del mismo y que tenía un trapo sobre su frente, húmedo y llegando casi a estar helado. Sentía que su piel había estado caliente y ahora la sentía algo normal, indicio de que la infección causada por el veneno de los de Kiri se había perdido para él y estaba nuevamente en forma. Pero no demasiado al cien por cien.

Naruto intentó ponerse de pie y solamente alzar el cuerpo fue verdaderamente una odisea para él. La cabeza le daba vueltas y se vio obligado a acostarse de nuevo, mirando el techo de una cueva iluminada por alguna fogata o linterna colocada por sus compañeros.

Bien, Naruto. Nada de movimientos bruscos. Si no, terminaré comiéndome el suelo y no estoy para ello ahora.

El genin tomó aire con una fuerte bocanada que llenó por completo sus pulmones y volvió a incorporarse, ahora pudiendo sobrellevar el ligero mareo de su cabeza. Naruto se centró en una pequeña lagartija que se movía por el lugar, mandando hacia abajo la sensación de mareo y logró sobreponerse tras varios minutos con nauseas acudiendo a su cuerpo.

Jadeó entre dientes, sudando copiosamente como si hubiera corrido la maratón. ¿A caso seguía con algo de veneno en su sistema? Sentía el cuerpo pesado y que el aire le faltaba. Había la boca y debía tomar aire obligatoriamente por la boca. Incluso usando la boca, sentía que su garganta ardía completamente y sus pulmones comenzaban a arder internamente. Punzadas lo golpeaban y Naruto se vio impulsado a agarrar su pecho, abriendo los ojos como platos y notando la bilis subir desde el esófago hacia la garganta. Aguantó una arcada y se dejó caer hacia atrás, nuevamente tumbado sobre su saco. Parpadeó varias veces, deshaciéndose de las lágrimas.

Naruto cerró con fuerza los ojos, sintiendo sus pulmones relajándose. La piel de la garganta le estaba temblando. Notaba la tráquea abrasada y como parecía impedirle tomar más aire durante dos minutos enteros, por lo que el genin se encontró queriendo tomar aire y sintiéndose desfallecer.

Recordaba a la perfección como los gemelos de Kiri lo habían sorprendido, a él y sus dos compañeros, causándole la pérdida de su ojo izquierdo en su primera misión de rango alto fuera de la aldea, un verdadero golpe a su orgullo y voluntad. Lo que no podía soportar el joven Naruto, era recordar las palabras de Momochi Zabuza, como lo despreció tanto que no lo mató con su espada. La envainó y se marchó dejándolo morir por el veneno. Ese recuerdo, le hizo abrir nuevamente los ojos.

¡Shimaru! ¡Inoru!

Naruto intentó levantarse, encontrándose con unas manos que lo detuvieron. Miró bien enfocando la vista, permitiendo que la persona que lo atendía, mandarlo nuevamente hacia la cama.

―La fiebre puede volver a golpearte. El veneno ha estado demasiado en tu sistema y no podrás moverte por un tiempo―declaró aquella figura, hablando con ligera calma y mostrando ser una mujer joven. Dicha mujer movió la cabeza, mirando hacia la entrada―. Vuestro compañero ha despertado.

Naruto oyó pasos y el rostro calmado y aburrido de Shimaru entró en su campo de visión. El rubio observó al Nara con una camiseta pegada al cuerpo, captando las vendas bajo la misma camiseta. El chūnin había tomado su cabello negro y lo ató en un moño sobre su nuca.

―No te ves demasiado bien, Naruto―declaró Shimaru, dando una pequeña sonrisa. Sin poder hablar, Naruto devolvió la sonrisa, parpadeando pesadamente―. Nos diste un susto demasiado grande. Nunca vi a una chica llorar tanto―expresó el chunin, dejando caerse en el suelo, al lado de su amigo. Shimaru movió la cabeza y miró a la mujer―. Gracias por su ayuda, Momoe-san.

A.N.B.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora