13. Hermano Mayor

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Observaba mucho su máscara. Mantenía, cada noche, una charla mental con ella, observando los huecos donde por la mañana, al alba, sus ojos estarían, el azul que le dio su madre y el implante que obtuvo de Shisui, robándoselo a su mejor amigo: Uchiha Itachi. Nunca creyó que su vida daría un vuelco, que giraría demasiado. De ser un jōnin simple, había pasado a ser conocido como Akame no ANBU, un miembro especial de las fuerzas A.N.B.U, con una máscara con adornos negros sobre su rostro, evitando que alguien lo reconociera directamente. Aunque si miraban su cabello, seguramente su madre y padre lo harían. Pero no estaban con él. Nunca estaban con él. Desde la Tercera Guerra Ninja, ellos no habían pisado Konoha y él había lidiado con la perdida de sus compañeros solo, hundiéndose en la oscuridad que irradiaba su alma lentamente, carcomiéndolo desde dentro, llenando su mente de los recuerdos de la traición de su mejor amigo. Sabía que había algo detrás, algo extraño que obligó a Itachi a matar a su clan. Él jamás haría eso. ¿Perder la sonrisa de Mikoto? ¿El ceño fruncido de Fugaku? Naruto conocía demasiado bien a la familia principal de los Uchiha. Aunque Fugaku e Itachi tuvieran diferencias, tanto padre como hijo se amaban, no podían dejar de hacerlo ni por un segundo. E Itachi jamás dejaría a su hermano menor solo, sin nadie, sin hombro sobre el que llorar.

Tomando el manto de Ōkami, había observado al pequeño Sasuke desde la marcha de Itachi. Sus ojos, antes brillantes, se oscurecían cada vez que alguien comenzaba a alabarlo, colocándolo como el próximo genio, el Último Uchiha, aquel que traería la gloria a Konoha.

Podía, sin estar cerca, oír como Sasuke rechinaba los dientes. Si él tenía oscuridad, aquel niño estaba desbordando. Y Naruto no podía ver sufrir a un niño. No era adulto, apenas un adolescente, pero las palabras de Zabuza estaban en su mente, grabadas a fuego como la cicatriz de sus compañeros, aquellos gemelos de Kiri.

Todo había cambiado demasiado rápido, en apenas un año. Estar en ANBU, solamente había asentado la culpa, el deseo de redimirse ante la pérdida de sus dos amigos. No pudo ver lo que sufría Itachi, los planes de Shisui y sus consecuencias. Descubrió como Konoha estaba llena de víboras que esperaban que cayeras para morderte. Estaba harto, cansado y adolorido de la sangre en sus manos por culpa de los altos cargos. Respetaba a Minato como Hokage y shinobi; pero tanto él como Hiruzen estaban ciegos ante lo que se estaba llevando a cabo.

¡La Cuarta Guerra Ninja estaba bajo sus narices! No era una guerra abierta entre naciones. Durante sus misiones de ANBU, Naruto captó mensajes, ejecutó personas, destruyó cargamentos...y nada de eso fue prescindible. ¡Eran misiones rango S! Cada objetivo era primordial. Un ex general de las fuerzas de Suna. Un mercader de hierro chakra para Kumo. Mercenarios subcontratados por Kiri. No eran objetivos fáciles, sencillos. Eran objetivos en los que tuvo que matar a más de una docena de personas...si era necesario.

Y cada una de esas misiones, fue otorgada por una sola persona: Shimura Danzō, principal consejero de Konoha, alto cargo de la aldea y un ex shinobi sobreviviente a las tres guerras. No era un cualquiera. Era una persona importante dentro de la aldea, con influencia por todo el Continente Elemental y sus garras metidas en cientos de tratos sucios, con la división Ne de ANBU bajo sus órdenes.

Konoha estaba podrida desde sus raíces, hasta las hojas y nadie se estaba dando cuenta de ellos. No parecían tener los ojos abiertos. Simples herramientas, tanto jōnin como ANBU no contradecían las órdenes de sus Kages o miembros de alto cargo en la aldea.

El poder, es algo que pocos humanos pueden soportar sin corromperse, sochi.

Las palabras de su madre llegaron a su mente ante los oscuros pensamientos que inundaban su cabeza. Naruto suspiró, observando la armadura ANBU que lo esperaba. En solamente una hora y cinco minutos, la aldea sería un recuerdo lejano para él. Había sido asignado, junto al equipo Aka, un equipo especial de ANBU creado para aquella misión en Kiri, la cual llevaría algunos años completar, probablemente.

A.N.B.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora