30. Naruto vs Yamamoto

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Uzumaki. Aquel apellido traía malos recuerdos. Recuerdos bañados en sangre, con cadáveres tirados sobre la tierra, cercenados y sin vida. Uzumaki. Un nombre que traía el miedo a sus enemigos. Cada shinobi salido de Uzushiogakure, fue de temer. Valientes. Poderosos. Con más boca que mente. Eran peligrosos, impulsivos. Su temperamento era explosivo, siempre guiados por lo que realmente pensaban, dejando que las situaciones que los rodeaban sacaran su lado más explosivo. Pocos guerreros podrían enfrentarlos mano a mano y sobrevivir. Sus cuerpos eran duros, con un inconmensurable aguante que les permitía mantenerse en combate, sin comer, dormir o beber algo, por al menos un día entero. Si su cuerpo se mantenía hidratado y alimentado, su resistencia les permitía luchar por tres días sin un descanso, lo que dejaba a sus enemigos desgastados en un combate por resistencia.

No eran enemigos fáciles de llevar.

Los Uzumaki se especializaban en el sellado y el kenjutsu, así como en la manipulación del elemento agua gracias al lugar donde habitaban, una isla cercana al País del Agua llamada la Tierra del Remolino. Usando el Fūinjutsu, los Uzumaki terminaban con sus enemigos en cuestión de segundos. Aquel menos habilidoso, no tardaba más de diez minutos en terminar con un enemigo usando los sellos. Las técnicas de fūin eran capaces de lograr aquello que unos simples humanos simplemente soñaban. Se podía realizar cualquier técnica soñada, cualquier movimiento deseado y solo existente en los sueños. Los sellos permitían a su usuario realizar cosas extraordinarias, dejando el ninjutsu por los suelos. Mientras que los sellos usaban chakra, no tomaban demasiado de sus usuarios y para deshacer un sello se debía tener conocimiento en fūinjutsu y una buena caligrafía, así como una mente ágil.

Lidiar con sellos podía llevarte a una muerte segura.

Sin con el fūinjutsu no eran lo suficientemente peligrosos, usando kenjutsu no tenían igual. Según las leyendas, el primer Shinobigatana fue un Uzumaki que habitó en Kiri, siendo un exiliado de su tierra y enseñó a siete chicos las artes de la espada. Ahora, años después, los Siete Espadachines de la Niebla aun perduraban, así como las enseñanzas de su maestro, el primer portador de las Siete Espadas. Eran reliquias de una tierra perdida...

Y si con esto los Uzumaki no eran dignos del nombre de demonios y monstruos, su nivel y densidad de chakra era abismal en comparación con los demás humanos. Los Hoshigaki de Kiri poseían un poderoso y basto chakra, como Kisame demostraba. Pero un Uzumaki maduro, entrenado y de nivel jōnin, podía llegar a alcanzar y superar el nivel de chakra de un Bijū, casi llegando al Cinco Colas. En los casos de la realeza de Uzu, podían llegar hasta el Siete Colas y rozando el Ocho Colas (Me parece algo apto, siempre que esto tomando una edad avanzada en los Uzumaki y entrenados, no un niño), así como también eran excelentes para tomar a un Bijū y ser un Jinchūriki.

Esto ya los alejaba de lo humano.

Con todos estos datos, las aldeas tuvieron que tomar una decisión: terminar con los Uzumaki. No lo hacían por envidia. No había envidia en realidad. Lo hacían por el bien de las Naciones Elementales. ¿Qué podía hacer una persona con poder y, a la vez, dejarse llevar por sus sentimientos? Los Uchiha demostraron que se dejaban levar por un sentimiento de odio extremo. Y los Uzumaki no estaban alejados. No se dejaban llevar por el odio, pero se dejaban llevar por la rabia, la ira. Eran explosivos y peligrosos, más incluso que los Uchiha o Senju.

Un Uzumaki descontrolado, simplemente sería la destrucción del mundo conocido, barriendo con todos los seres vivos en las Naciones Elementales.

No se les podía dejar vivos.

Swing

Naruto bloqueó la hoja de la katana de su adversario con el protector de su antebrazo, disparando su otro brazo y golpeando el pecho de su enemigo, estrellando al Uzumaki contra el suelo. Giró en el aire, tomando Samehada y desató un desgarrador tajo.

A.N.B.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora