Capítulo 5

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Al decir eso, entró un chico a la habitación, me tensé al ver que venía hacia la cama, llevaba gafas de sol por lo que no lo reconocía.

-¿Quién eres? -Pregunté.

Se quitó las gafas.- El chico que te va a dejar ropa para que no andes por ahí así.- Dijo Robert señalando mi cuerpo en ropa interior.

-Robert no me acuerdo de nada.- Me tiró una sudadera suya y un pantalón de deporte a la cabeza.- Y también me duele la cabeza, idiota.- Grité.

-Póntelo y después te hago un resumen de ayer.

Dicho eso, me puse la ropa en cuestión de segundos.- Lista.

-Simplemente bebiste mucho, casi se propasan contigo- Susurró lo último.- Y vomitaste sobre tu vestido, por eso estabas en ropa interior. No te preocupes por Nicol, Ismael la llevó a su casa.

-¿Cómo? - Grité.

-Es lo malo de beber tanto, que no sabes lo que haces. -Suspiró.- Bajemos a desayunar.

-¿Dónde estamos?-Seguía sin ubicarme.

-En casa de Albert, no estábamos en condiciones ayer de volver a casa.

Bajamos las escaleras.

-Buenos días.- Dije y me senté en una silla.

-Buenos días Noe ¿qué quieres para desayunar?-Me preguntó Albert.

-Un chocolate caliente por favor.-No tenía estómago para la comida.

-¿Y tú Ismael?

-Una aspirina, con un sándwich de huevo, queso y jamón.-Dijo sentándose en la mesa.

-Yo igual.- Robert se sentó a mi lado.

-María.- Albert elevó su voz sin llegar a gritar.- Aspirinas, sandwiches de huevo, queso y jamón para 3 personas. Y para ella.-Dijo señalándome.- Un chocolate caliente por favor.

-Claro, tardaré un poco.-Dijo la señora amablemente.

-¿Albert?- Pregunté.

-¿Si?

-Nos lo podríamos hacer nosotros mismos, no hace falta que lo haga ella.-No quería molestar a la señora.

-Ella lo hace con gusto, lleva conmigo desde pequeño, ya está acostumbrada.

-Bueno supongo que está bien.- Dije y recordé lo que pensaba anoche.- ¿Albert por casualidad eres rico?

Rio.- Digamos que sí, aunque no soy el único.- Miró a los demás.

-¿Todos sois ricos?- Dije sorprendida.

-Nuestras familias están muy bien económicamente.- Dijo Robert.

-¿De qué trabajan vuestros padres?-Pregunté curiosa.

-Son todos empresarios. -Dijo Ismael.

Gente con suerte, de seguro tenían la vida resuelta.

-Chicos ¿y si jugamos un partido?- Dijo Albert con la boca llena, haciendo que cerca de mi chocolate caliente cayera un trocito de pan.

Cogí el trozo y se lo lancé.- ¿Un partido de qué?

¿Por qué todo es tan complicado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora