Primero fue el cuerpo de Lord Carmel avanzar directo a ellos, después fueron tres muertos corriendo en dirección a la roca donde el niño estaba oculto. Lo tercero fue un destello de color plateado, cuando tres gatos de montaña se colocaron sobre la roca, manteniendo protegido al chico, uno de ellos ya saltando sobre los muertos.
Ellos no deberían estar ahí, no era un lugar para animales, no era un lugar para los vivos, punto final.
Deseaba ahuyentarlos, pedirles que se fueran, pero la lealtad de los gatos de montaña era algo de lo que nunca debía dudar. Ellos se quedarían ahí, hasta que estuvieran a salvo o muertos.
Marion apretó fuerte la espada, la giró dos veces, apuntando al corazón de quien había sido su padre. Quien le había enseñado a cabalgar, quien le había mostrado que todas las vidas eran valiosas.
―No eres mi padre― espetó. Su voz sonando amortiguada por la tela que cubría su boca y nariz.
Si Campana estaba sorprendido o no por tal revelación, él no lo sabía, lo único importante es que estaba vivo. Y así debía permanecer para volver al castillo del Oeste.
―Una maldición nos consume― dijo el Lord Carmel―. Y lo único que pudiste hacer fue escapar. La pregunta que me ha atormentado todos estos años es: ¿Por qué la infamia nos alcanzó a todos pero no a ti? ¿Qué trato hiciste con los dioses para no ser parte de esta blasfemia?
Bien, ahora si sonaba enojado ¿Por cuánto tiempo estuvo guardando esas palabras?
Vio a más muertos acercarse, todos saliendo de las mansiones que en otro tiempo eran motivo de envidia de reyes. Ahora eran solamente basura.
La situación no parecía estar a su favor. Pero el niño estaba ahí, y dependía de él que saliera vivo de ese lugar.
―Escucha― murmuró Marion en dirección a Campana. El chico apenas podía controlar sus temblores para empuñar la daga, sus ojos brillaban con miedo―. Solo son personas muertas, por lo tanto ya no pueden morir― explicó―. Uno de los gatos se acercará a ti, quiero que subas en él y vayas a la cueva. Los alcanzaré después.
Campana comenzó a negar, pero Marion lo empujó más contra la roca, donde uno de los gatos ya lo esperaba. El chico se acercó al animal, pasó una pierna por encima de él, para luego enredar las manos en el pelaje plateado. El gato le dio una mirada a Marion y comenzó a correr en dirección al bosque, más allá de esas casas, bajando la colina se encontraba la cueva en la que había sobrevivido cuando era niño.
Marion miró a quien había sido su padre, empuñando la espada. Sabía que no podía matarlos, pero un golpe los retrasaría lo suficiente para que Campana escapara.
Lanzó la daga en dirección a uno de los muertos que se acercaba a su derecha, esta le dio en el ojo. Marion hizo una mueca, tal vez no podía matarlos, pero definitivamente no podían curarse de eso. Sacó uno de los cuchillos, con él apuñaló al que se acercaba por la izquierda, rompiendo la que una vez fue una delicada chaqueta, ahora era tela vieja, pateó el pecho del cadáver para sacar su cuchillo de ahí y corrió en dirección a los árboles. Sabía que lo estaban siguiendo, podía escuchar las pisadas sobre el fango. Algunos saltaban entre los árboles, dejando caer hojas secas sobre el suelo.
Continuó corriendo hasta llegar al grupo de piedras en el que comenzaba un desfiladero, le agradaba saber que nada en ese lugar cambiara, como para que sus memorias de niño aun identificaran los objetos. Marion se detuvo para guardar su espada, sacar otro cuchillo del cinturón y clavarlos en la piedra para escalar en ella. Un paso tras otro, acomodando los pies en los pequeños huecos para impulsarse hacia arriba. Llegó a la última roca, clavando el cuchillo sobre la superficie, cuando escuchó a los muertos llegar a donde estaba.
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El Último Oráculo
خيال (فانتازيا)Un poderoso reino. Dos experimentados asesinos. Tres leyendas para niños. Cuatro reyes que luchan por un mundo. Cinco diferentes criaturas. Seis guerreros de Élite. Siete elementos del destino. Ocho hijos que quieren un trono. Nueve décadas de...