avril— Tenemo' que hacenos los novios — lo miro abriendo los ojos — Vo' lo inventaste, ahora hacete cargo — entrecierro mis ojos.
— 'Ta bien, acepto solamente por eso. Pero no te sarpes, Campos — advierto señalándolo, él levanta las manos en forma de inocencia.
El resto del camino fue silencioso, toca timbre cuando finalmente estamos fuera de su casa y sale a abrir un hombre el cual no conocía.
— ¿Qué hacé' acá, viejo? — habla extrañado Tomás.
Sus padres se separaron cuando él nació, él vivía en la capital, Neuquén, entonces a mí también me extraña verlo, aunque no lo conocía.
— Tu mamá me dijo que andabas desaparecido ¿Dónde te habías metido, Tomás? — le habla el mayor haciendo bufar al Crackero.
— Por ahí, no jodas — contesta sin ánimos tomando mi mano.
Me arrastra detrás suyo y le dedico una sonrisa nerviosa a su padre antes de entrar a la casa, donde su mamá se avalanza sobre él. Suelta mi mano así contiene a Teresa, estaba llorando muchísimo.
— Soy Manuel, el papá de Tomás — me dice el hombre cuando entra — ¿Vos sos? — se interesa.
— Avril — contesto.
— Mi novia — suma Cerreo al soltar a su mamá.
Me abraza por la cintura mirando a Manuel e 'intencionalmente' toca mi culo. Con disimulo le piso el pié, ya se estaba yendo a la mierda y no llevamos ni dos minutos acá.
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Estuvimos toda la tarde tomando mates los cuatro, si bien Tomás me contó de la mala relación entre sus viejos, hoy no se notó. También me recibieron muy bien a mí, me hicieron sentir bastante cómoda, eran una familia de verdad. Por más de los enojos y diferencias, debe sentirse afortunado de tener una familia así. O al menos yo en su lugar me sentiría así.
— Ya nos vamo' — avisa él pasando uno de sus brazos por mis hombros.
— Muchas gracias, Avril — me dice Teresa asombrándome — Tomás tiene mucha suerte de tenerte — sonrío nerviosa y a la vez con ternura, su mamá era un amor.
— La verda' que sí — coincide su hijo antes de robarme un beso.
Ella nos miró con ternura y Manuel con cierta diversión.
Crackero, te mato.
— Te dije que no te sarpes — hablo bajito cuando estamos en la calle.
— Fue un besito nomá' — resta importancia y revoleo los ojos antes de sacarme su brazo de encima.
Tras unos minutos de estar caminando entre chistes y boludeces suyas, estábamos por llegar a mi casa donde, por alguna razón, estaban los chicos fuera.
— ¡La puta madre! — exclamo arrastrándolo donde no nos vean.
— ¿Qué hacen los wacho' ahí? — me hundo de hombros — Bueno, yo me voy a la fábrica — avisa antes de dejar un beso en mi cachete.
Cuando está a una cuadras camino en dirección a mis amigos.
pintó 3/3