Zhao Yuan tenía un solo propósito en el palacio: cuidar a Shen Lian y, asegurarse de que fuera feliz allí. Tan sencillo como era, parecía difícil cumplirlo con los acontecimientos de las últimas. Él sólo era un humilde sirviente. Sólo quería servirle a su señor. Entonces… ¿Por qué atraía la atención de personas tan irritantes como Yin Jun y el médico?
Esa pregunta se repetía en su cabeza múltiples veces mientras se escondía del fastidioso médico francés en la cocina. Había logrado escabullirse de sus irritantes preguntas e insinuaciones, sólo para terminar acorralado entre la cocina y las habitaciones de los eunucos. Prefirió esconderse en la cocina, rogando para que el médico desistiera de acosarlo.
Desde aquella vez en que le había hablado, el médico había empezado a seguirlo a todos lados y siempre que podía le hacía comentarios para llamar su atención, a pesar de lo mucho que era ignorado por el sirviente. Es que Zhao Yuan realmente odiaba ser interrumpido o molestado en su trabajo, pero los amigos de Shen Lian parecían conspirar para fastidiarlo.
No todo era culpa del palacio. Incluso en su juventud, Zhao Yuan tuvo que lidiar con una gran cantidad de hombres que se le declaraban y pedían su mano en matrimonio aunque fuera un hombre. No sabía por qué atraía tanto a las personas cuando ni siquiera era tan atractivo como otras personas. Tal vez eran sus ojos. Había oído demasiados comentarios sobre la belleza de sus ojos marrones, pero nunca les había prestado atención hasta ese momento.
Ya que lo pensaba, el médico sólo empezó a molestarlo luego de que le hablara viéndolo a los ojos. Aunque saberlo no haría ninguna diferencia, pues no había nada que pudiera hacer para ocultar sus ojos de los demás. Debía aprender a lidiar con ello, por más irritante que fuera.
Zhao Yuan salió de sus análisis al oír una serie de pasos acercándose hacia su improvisado escondite. Mordiéndose la lengua para no hablar, se pegó lo más que pudo a la pared detrás de él, rogando por que la persona en la cocina fuera un simple sirviente y no el molesto médico de nombre extraño.
Todas sus esperanzas se destrozaron cuando llegó a sus oídos el característico tarareo del médico, quién acostumbraba a hacerlo siempre que lo perseguía. Zhao Yuan puso todo su esfuerzo en mantenerse callado mientras el médico rondaba la cocina.
El sirviente suspiró de alivio al oír que el tarareo se iba alejando de su escondite. Esperó unos segundos para salir de allí, esperando encontrarse con la cocina vacía. Pero, al salir, se encontró cara a cara con la persona que menos quería ver en ese momento. El médico.
Oh, maldición.
Cualquier intento de huir se vio arruinado cuando el médico colocó sus manos alrededor de Zhao Yuan, exitosamente acorralando al joven sirviente contra la mesa de piedra que sobresalía de la pared.
Zhao Yuan retrocedió por instinto mientras el médico seguía acercándose con una expresión maliciosa. Antes, había sido muy fácil deshacerse de Yin Jun y sus patéticos intentos de conquistarlo, pero con este médico le era imposible reaccionar como lo haría normalmente. Su cuerpo temblaba, sentía calor en el rostro e incluso tenía problemas para pensar con claridad. No lo entendía en absoluto, y no saber sólo lo enojaba más.
—U-usted…
Ni siquiera sabía por qué le costaba tanto rechazarlo. Con Yin Jun no la había pensado ni dos veces antes de decirle que se alejara. Con el médico, era como si las palabras desaparecieran de su mente.
—¿Yo?— murmuró él médico, acortando la distancia entre ambos con cada paso que daba— ¿Sucede algo conmigo?
—D-debería…— irse, alejarse de mí y dejar de perseguirme. Esas eran las palabras que quería decir, tan sólo no podía hacerlo.
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La esposa del soberano. (BL)
SonstigesShen Lian, primogénito de la noble familia Shen, fue criado en el campo junto a la sirvienta preferida de su padre. Ella lo crió como a su propio hijo, brindándole el amor y cariño en el que su familia jamás se interesó. Con el paso del tiempo, él e...