43: La Familia Del Príncipe. Villanos cerca.

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Decir que Shen Lian estaba encantado con su bebé no era suficiente para explicar el amor y la fascinación que sentía por su hijo recién nacido. Hasta ese momento no había entendí cuánto amor podía sentir por una sola persona. Ahora sólo bastaba con darle una mirada a esos bellos ojos para que sintiera que se estaba enamorando.

Le tomó varios días, pero Shen Lian al fin había recuperado sus energías lo suficiente para pasar tiempo con su hijo. A diferencia de muchas otras esposas imperiales, él planeaba quedarse junto a su bebé durante todo el tiempo que pudiera hasta que el niño alcanzara la madurez. E incluso cuando tuvieran más de veinte años, Shen Lian seguiría adorando a su precioso baobao.

Gracias al tiempo que había pasado, los rasgos del principito ya empezaban a mostrarse en su rostro. Tenía un rostro parecido al de su madre, pero había en él cierto elemento firme que sólo podía venir de su padre. Era obvio que el principito heredaría la buena apariencia de sus padres cuando creciera.

Shen Lian contuvo un chillido alegre al ver que su bebé empezaba a sacudirse y quejarse calladamente.

¡El principito era tan lindo!

Manteniendo un brazo detrás de su cabezas, Shen Lian acomodó al bebé hasta que estuviera recostado sobre su hombro, como recordaba haber visto a su madre cuando visitaban a los bebés del pueblo. El bebé soltó un quejido, pero se relajó contra la calidez en la piel de su madre.

El principito era un bebé bastante tranquilo. Cuando tenía hambre no lloraba, sólo se quejaba en voz baja y pataleaba para llamar la atención de quién lo sostuviera. De hecho casi no mostraba ninguna necesidad, y parecía estar dormido la mayor parte del tiempo. Aunque a Shen Lian le preocupó eso al principio, luego se le ocurrió que tal vez su hijo había heredado la indiferencia de su padre.

Si ese era el caso, Shen Lian disfrutaría viendo a su serio baobao crecer en el palacio. Sería como una diminuta versión de Mo Yang corriendo por los pasillos junto a su madre. Oh, el corazón de Shen Lian se sacudía sólo con pensar en ello.

—Mi príncipito, vas a ser tan aburrido como tú padre— murmuró Shen Lian, riendo tontamente al oír sus propias palabras. —Pero voy a amarlos a ambos. Mis dos príncipes.

El bebé soltó un sonidito contento, casi como si fuera capaz de entender a su madre. Shen Lian se rió, acariciando el cabello de su bebé.

—Ah, tú eres mi príncipe favorito. No le digas a tu padre, A-Ting.

Shen Lian vió que su hijo se quedaba quieto y asumió que el pequeño se había dormido. Pero los sonidos alegres que salieron de su tierno hijo poco después le hicieron reír.

La tela que cubría al principito era bastante grueso, así que Shen Lian debía esforzarse para maniobrar su brazos. A pesar de eso, logró poner al bebé acostado cerca de su pecho sin lastimar sus brazos. La cabeza del infante estaba apoyada sobre su antebrazo, en una postura más accesible que la interior.

Shen Lian se sorprendió a sí mismo sintiendo orgullo por quinta vez en la semana al ver el pequeño cuerpo que se removía entre sus brazos. Era increíble ver a su hijo, tan perfecto y tan adorable. Le resultaba increíble ver lo que él y Mo Yang habían creado.

Cada segundo de agonía, cada gota de sangre que derramó y cada lágrima salada que salió de sus ojos valía la pena cuando veía a su inocente hijo jugando con la tela que lo envolvía.

—Voy a contarte una historia, pequeño Mo.

El principito chilló algo que no podía entender.

—Hace tiempo, un príncipe valiente y bueno viajó al campo para ayudar a una dulce mujer que quería proteger a su hijo. El príncipe era muy serio. Nadie sabía lo que pensaba porque su rostro siempre era el mismo, y la mayoría se asustaba cuando lo veían.

La esposa del soberano. (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora