Luego de pasar horas y horas riendo ante los recuerdos de su infancia, Shen Lian y Zhao Yuan finalmente recordaron que debían explicarle a sus compañeros cómo se conocieron. Por un lado, Shen Lian hablaba con su indiferente esposo, y por el otro, Zhao Yuan le explicaba a Antoine su historia.
Ambos decían lo mismo, aunque utilizaban palabras diferentes.
Shen Lian recordaba su primer encuentro mejor que el sirviente, pues él tenía diez años cuando conoció a su amigo Zhao Yuan. Todo sucedió durante un frío invierno en el que Wen Yanli decidió ir a visitar a una anciana mujer que vivía apartada del pueblo en una diminuta cabaña de madera. La mujer, una ermitaña, ya estaba demasiado vieja como para salir en busca de alimentos así que Wen Yanli we encargaba de llevar comida cuando lo necesitara.
Para Shen Lian el día inició normalmente, pues desde una edad muy joven ya entendía las costumbres poco comunes de su madre. No sé molestó en preguntar o cuestionarle nada sabiendo que todas sus extrañas terminaban trayendo beneficios para ambos.
El pequeño Shen se quedó en su habitación el día entero, esperando con un tierno puchero a qué su madre regresara de aquella repentina salida. Cuándo escuchó que se acercaba, saltó hacia la puerta para recibirla. La sonrisa en su rostro no disminuyó mientras oía los pasos de su madre al otro lado.
Shen Lian estuvo muy confundido al ver que su madre parecía triste, pero esa tristeza se esparció hasta él cuando vio al pequeño niño tembloroso que venía sujetando sus túnicas con fuerza. El infante hizo un puchero antes de tomar la mano del otro niño y llevarlo a su habitación para cambiar su ropa húmeda.
Desde ese día, Shen Lian nunca se separó de aquel pequeño niño que su madre llevó a casa. Como todos los niños, rápidamente se convirtieron en amigos y empezaron a jugar a lo largo de todos los días. Siempre estuvieron juntos a pesar de la diferencia en edad.
Pero Zhao Yuan tuvo que irse una semana después de haber llegado, dejando a Shen Lian con solo un recuerdo del amigo al que conocía como YuanYuan. Sus memorias se volvieron borrosas con el tiempo, pero aún podía reconocer fragmentos de su mejor amigo.
En realidad, Shen Lian nunca mencionó a su amigo de la infancia porque pensó que había sido un producto de su imaginación. Creyó que lo había inventado debido a la soledad y aislamiento que sufrió cuando vivía en el campo junto a su madre.
La única razón por la que lo reconoció ahora fue por la distintiva marca que tenía en el rostro, bastante similar a una cicatriz. De no haber entrado en la habitación cuando Zhao Yuan mostró su marca, de seguro no habría recordado los momentos que pasaron durante la infancia. Todos los recuerdos regresaron a su mente tan pronto como sus ojos registraron la marca de Zhao Yuan.
Cuando ya habían informado al príncipe y al médico de su amistad, los dos descendientes del clan FengLiuShen compartieron una mirada cálida antes de abrazarse otra vez. La alegría que sentían en ese momento era inmensa. Eran como dos hermanos encontrándose luego de varios años.
Shen Lian se alejó de Zhao repentinamente, una mirada seria en sus ojos mientras observaba a su amigo y sirviente. Desconcertó a los demás, pero pronto aclaró la causa de su seriedad.
—YuanYuan, tienes que cuidarte mucho ahora. Tendrás a un lindo bebé y será amigo del principito cuando crezcan— declaró Shen Lian, apuntando con un dedo al vientre de su amigo. —Te sentirás muy mal, pero tienes que aguantar por tu hijo. Y también vas a engordar mucho. Pero estoy seguro de que el médico va a quererte. Él te ama.
—Lian-Ge…— murmuró Zhao Yuan con un feroz sonrojo en sus mejillas.
—YuanYuan, soy tu hermano mayor. Es mi deber cuidarte.
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La esposa del soberano. (BL)
De TodoShen Lian, primogénito de la noble familia Shen, fue criado en el campo junto a la sirvienta preferida de su padre. Ella lo crió como a su propio hijo, brindándole el amor y cariño en el que su familia jamás se interesó. Con el paso del tiempo, él e...