Rayan Dominika Pepper, mejor conocida como "El león marino", es la ganadora de cinco años consecutivos en la competencia de Surf de Rosemary Beach.
O lo era, hasta que una tragedia la azotó y la alejó de las olas para siempre.
Al menos eso esperaba...
—Vamos, quiero verlos despierto a todos.—Pongo las manos en mi cintura y paso la mirada a casa uno de los chicos.
Aun esta oscuro, no como la noche, pero apenas el sol busca salir y la mayoría de mi equipo preferiría estar metidos en su cama, tiene los ojos adormilados, por no decir todos, Sheyla no deja de bostezar, Anthony y Timothy pestañean y si el dormir parado se pudiera, ellos serían excelentes, Mark y Thomas al menos lo intentan, para aclarar solo Nataly luce emocionada por el entrenamiento y es menor que todos ellos.
Vuelven a cerrar los ojos, pero que bueno que compre un silbato.
El cual hago sonar y todos abren los ojos.
—Despierten, la hora de la siesta acabo.—Les hablo.
—Debemos ser los únicos despiertos .—Murmura Sheyla, Anthony y Timothy ríen.
Esa risa se acaba cuando escuchamos ruidos, me giro y pongo la atención en el grupo que está pasando, el grupo para mi sorpresa liderado por Bryson, chicos musculosos para su edad y con un aspecto muy deportista, incluso las dos chicas se ven en buena forma.
Mierda.
Mis ojos se abren, si me sorprende que lidere un grupo porque conociéndolo podía asegurar que estaría exigiendo a la federación que le permitieran competir por sí solo.
No quito la idea que lo hiciera, seguramente lo rechazaron y es claro que el no admitiría algo como eso.
Los sigo con la mirada, mientras Bryson corre de espaldas, ellos avanzan siguiéndolo y él les da órdenes en cada paso, su mirada se aparta al darse cuenta de nuestra presencia y disminuyendo sus pasos pone los ojos en mí.
Sonríe arrogante, pasando la mirada a mi equipo, hay una expresión de burla al acabar, me guiña un ojo y sigue con su entrenamiento grupal.
Suspiro y vuelvo hacia mis estudiantes.
Trago saliva y miro a Sheyla.—¿Aun crees que somos los únicos despiertos, Sheyla?
Ella baja la mirada.
Suspiro y hago sonar mi silbato, al ver otra vez a 3 de seis chicos apunto de tomar la arena como cama.
—¡Vamos a darle dos vueltas completas a la playa, andando!.—Hago sonar el silbato.—¡Empiecen!
Reniegan, pero lo hace y junto a ellos damos la primera vuelta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
