19

6.1K 532 10
                                    

Rayan:

Observo a Nate surfear unos metros lejos de mi, sigo sus movimiento en la oscuridad y lo veo inclinarse demasiado, la ola termina envolviéndolo y unos momentos después sale a la superficie, sujetándose con la tabla.

La ola ya ha disminuido al llegar a mi y solo me eleva un poco, para terminar rompiéndose cerca a la orilla.

Me acerco a Nate y el viene remando hacia mi.

—No está mal. —Le hago saber. —Pero al final te desviaste mucho a la izquierda.

Mientras a los chicos les doy clases en las mañana, a el se las doy en las noche.

Estos tres días que voy enseñándole, entiendo que además de tener la intención, Nate es un buen surfista.

Aunque el no parece más interesado que cumplirles el sueño a los chicos.

—¿Mejor que antes?

Sonrio. —Vas por buen camino.

—Si el león marino lo dice, es cierto. —Me halaga. —Gracias por enseñarme, aunque deberías practicar tú.

—De está forma práctico contigo. —Le respondo. —Y gracias a ti, por dejarme participar.

La sonrisa de Nate crece.

—Eres la entrenadora ¿No es así?

Le doy la razón.

Y el..—Mañana es domingo y nos queda....

—Una semana. —Respondo, el no parece preocupado, al menos no por eso, cuando continua lo entiendo.

—¿Entonces crees que podrías prestarme tu domingo?

—¿Nate?

—Y tener una cita oficial conmigo...

Abro los ojos, el me sonríe, con sus ojos llenos de esperanza.

—Ten una cita conmigo, Rayan.

Mierda...



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




—¿Dijiste que si...?—Pregunta Halle, mientras yo sigo sacando la ropa de mi armario y ella está sentada sobre mi cama. —Por favor, dime que dijiste que si.

—Dije que si.

—¡Bien!. —Alza la voz.

Niego con la cabeza.

Ella arquea la ceja en dirección a mi armario.—¿Por qué estas sacando todo eso de ahí? ¿Vas a remodelar?

—Porque no se que debo usar. —Confieso, a decir verdad mi guarda ropa a cambiado mucho este año desde que mamá se fue.

—¿De aquí? .—Bromea.—Nada.

—Es la única ropa que tengo.

Halle arque una ceja. —¿Segura?

Ella se levanta. —¿A dónde te llevara?

—A cenar en un restaurante, con ambiente musical. —Lo cual es ridículo, porque tenemos pies izquierdos.

—Entonces también te llevará a bailar.

—Tengo exactamente lo que necesitas...—Ella revisa más al fondo de mi armario.. donde..

Oh no, eso no...

Y saca el vestido floreado de color azul.

—Perfecto...—Dice halle con una sonrisa. —Y no digas que un vestido no por....—Se detiene bajando el vestido . —¿Qué sucede?

—Es de mamá.

Halle abre los ojos, levanta la prenda para revisarla.

—Lo siento, lo pondré.. en su lugar.

—No. —La detengo, examino el vestido y pongo los ojos sobre mi amiga. —Es perfecto.





¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Me siento como algo que no soy, una princesa a la que vienen a recoger, porque eso mismo hace Nate.

Aunque no se trata de un coche de último modelo, sino de su viejo escarabajo, que me gusta mucho por cierto.

—Estas... estas bellísima..

Él no se ve mal, aunque no es ropa elegante, tampoco de playa, es común y corriente, que consta de unos vaqueros azules y una camisa blanca.

—Tampoco te vez mal.

En silencio pasa la mirada por todo mi vestido, el que llega por arriba de las rodillas, pero sobre todo Nate observa como se adhiere la tela a mi cuerpo.

—Es de mi madre.

Sus ojos suben a mi rostro, me ve muy sorprendido. —Te queda muy bien.

Siento calor en mis mejillas, Nate sonríe y carraspea con cierto nerviosismo, para luego acercarse a mi.

—¿Lista para una noche de ensueño?

Arqueo una ceja.—Sigue soñando.

Reímos.

—Pero estoy lista para tener una cita contigo, Nate Phoenix.

Perfecta SincroníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora