Capítulo 17: Una madre desquiciada

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*Amelia

No hablamos mucho en el camino, solo pude explicarle algunas cosas básicas. Le aclaré que no existe la magia, que los Elementales somos los centros de la Energía de la Naturaleza y que somos lo más cercano a unos semidioses de la vida real, cosas básicas. No pude continuar porque llegamos al portón de Los Rosales, por suerte Jessica aún tenía sus llaves y pudimos entrar sin forzar las cerraduras, caminamos hasta su casa y todo el tiempo estuvimos tensas, Jessica estaba tensa por las cosas que se encontraría al llegar, pero yo estaba más preocupada porque no sabía si había Oscuros en el lugar, aunque no solo era eso lo que me ponía nerviosa, por lo que Amy había dicho la madre de Jessica también podría ser hostil y atacar en cualquier momento, por lo que estaba muy nerviosa de lo que podría ocurrir al llegar.

Cuando llegamos a la casa, Jessica no pudo abrir la puerta a la primera, le temblaban las manos y era un completo manojo de nervios, tomé el rol de apoyo y le puse la mano en el hombro, esto la devolvió a la realidad y finalmente pudo abrir la puerta. Cuando entramos pude darme cuenta de varias cosas que andaban mal, para empezar, había un cuchillo de cocina de unos quince centímetros clavado en el marco de la puerta de entrada, después estaba el hecho de que, aunque ya se había ocultado el sol, la única luz que había en el lugar era la que estaba en la cocina, y por último había un cadáver en la cocina. Pertenecía a un hombre gordo y fuera de forma, recostado en un charco a medio secar de su propia sangre. Me obligué a mi misma a ignorar el cadáver y regresar a la realidad, estábamos aquí para encontrar el pasaporte de Jessica y eso es lo que vamos que hacer:

- ¿Dónde crees que está? - Le pregunté una vez llegamos al comienzo de la escalera al segundo piso.

- Probablemente en el cuarto de mi madre - No me miró cuando habló, miraba el cadáver del hombre en la cocina, ahí entendí que probablemente ese hombre era un familiar de Jessica.

- ¿Estás bien? - Le pregunté en un tono compasivo.

- Era mi hermano - Me contestó con mucho dolor, su labio inferior temblaba y sus ojos apenas estaban conteniendo las lágrimas - Nunca me importó y sé que él pensaba igual, era una mierda como hermano, pero era mi hermano, sé que no fue su culpa, sé que somos como nos crían para ser, y hacemos lo que nos enseñan a hacer, mi madre lo volvió loco y por eso me atacó, pero yo lo maté - Las lágrimas cayeron de su rostro sin control, no puedo imaginar lo que debe estar sintiendo ahora mismo - ¡YO LO MATÉ!

- Lo siento mucho - Le dije poniéndole una mano en el hombro y antes de darme cuenta la abracé, ella se sorprendió mucho, pero al final me devolvió el abrazo. Por muy fuerte u orgullosa que pueda ser una persona a veces necesitas un hombro sobre el cual apoyarte para llorar, eso es algo que aprendí desde hace mucho - Sé que es difícil y no puedo ni imaginar por lo que estás pasando, pero hay que seguir adelante.

Aunque sé que puede sonar como algo duro, puedo decir por experiencia propia que es la verdad, cuando nos separamos me quedé viendo sus ojos fijamente, unos ojos ardientes y que te harían pensar que su dueño es poderoso, pero para mí sus ojos son los de una persona que ha sufrido un infierno en la tierra y aun así consigue levantarse del polvo y las cenizas, veo los ojos del Ave Fénix. Una vez nos separamos, y Jessica se secó las lágrimas, subimos las escaleras hasta el segundo piso, una vez llegamos pude ver que había un total de cinco habitaciones, una para cada hermano y una para los padres. Ahí recordé que el hermano de Jessica y novio de Amy seguía desaparecido, tal vez deba pedir algunos favores para poder ayudar a buscarlo, es lo menos que puedo hacer por ambas:

- ¡JORDAN! - El grito resonó en toda la casa.

Antes de darme cuenta vi a Jessica correr dentro de una de las habitaciones, cuando entré en el cuarto pude ver la razón de sus gritos y desesperación. Ya entiendo porque dicen "cuidado con lo que deseas". El chico desaparecido, el hermano de Jessica y novio de Amy, estaba tirado en el suelo boca abajo y no parecía respirar. Sin embargo, cuando Jessica lo movió el joven soltó un gemido apenas perceptible, ayudé a Jessica a voltearlo y pude darme cuenta de la magnitud de sus heridas.

Libro 2 | Saga Elementos | Aire: La Hija del GrifoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora