Libro 2 | Saga Elementos | Aire: La Hija del Grifo

Capítulo 2: Sorpresa en Kansas City

*Amy

No me gusta despertarme muy temprano en las mañanas, pero como tengo que ir a la escuela, pues no tengo opción, mi madre suele ir a despertarme todas las mañanas sin falta para que empiece a vestirme y no se me haga tarde, suele ser un fastidio, pero con el tiempo te acostumbras, sin embargo, esta vez no hizo falta su intervención, me había dormido algo temprano para poder levantarme antes y estudiar para el examen de física de hoy, normalmente Jordan suele ser mejor que yo en esa materia, pero no puede ganarme en lo físico, tal vez es porque le hago trampa, después de todo soy hija de dos Desertores de la Orden de la Luz y aunque técnicamente no desertaron, sino que fueron expulsados, igual estamos sujetos a las mismas reglas, no podemos contarle a nadie porque si no nos mataran, incluso cuando yo no tengo la culpa de esto, pero igual estoy sujeta a esas reglas y tuve que aprender a vivir con ellas. En cualquier caso ellos me entrenaron cuando descubrieron que podía manejar el fuego, talento que herede de mi madre quien fue mi principal maestra, razón por la que soy muy cercana a ella, mi padre por otro lado es un hombre que solo puedo describir como: Frío pero de corazón cálido. Él es un hombre muy comprensivo, no sé enojo tanto cuando descubrió que Jordan y yo tuvimos sexo hace apenas unos meses, es un gran hombre y lo admiro mucho. Estaba estudiando para mi examen de física de esa mañana cuando mi mamá me llamó:

- ¡Amy! – Me llamó mientras subía por las escaleras – Ya debes levantarte o llegaras tarde y no quiero tener que inventar otra excusa cuando el director me pregunte porque no llegaste a tiempo – Si lo admito, a veces llegaba tarde a la escuela y mi mamá me cubría con alguna excusa sacada de la manga a último momento, pero mi mamá dejó de hablar cuando vio que estaba en mi cama con los libros – ¿Estudiando para tu examen? – Preguntó curiosa.

- Si – Le contesté para después centrar mi atención de nuevo en los libros – En unos minutos bajo a desayunar.

- Apresúrate o se va a enfriar – Dijo con ese clásico tono maternal.

- ¿Desde cuándo eso ha sido un problema en esta familia? – Bromee un poco con ella y solo se rió.

Después de otros cinco minutos con los libros, me vestí con una camiseta manga corta roja, unos jeans rasgados negros y unos aretes color naranja, además de guardarme algunos otros accesorios para poner en mi oreja, mis padres no saben que me hice más de una perforación en mi oreja derecha, ellos no son muy amantes de la idea, lo que hace más divertido tenerlas ¿Qué puedo decir? Me gusta el riego y vivo siempre al límite. Baje a desayunar y después de saludar a mi padre me senté a comer unas tostadas con mantequilla y jugo de naranja, luego de desayunar me despedí de mi madre y subí al auto de mi padre para ir a la escuela. Una vez llegamos me despedí de mi padre con un beso en la mejilla, baje del auto y me puse a esperar a Jordan que vendría en el auto con su hermano, mientras esperaba me puse los accesorios y cuando terminé de hacerlo llegó Jordan, bajó del auto y me saludó como si solo fuésemos amigos, pero en cuanto su hermano se alejó y dio la vuelta en la esquina lo bese sin ganas de dejarlo ir, él no puso queja y me devolvió el beso mientras me abrazaba para acercarme más a él. Nuestra relación es un secreto a voces, todos en la escuela lo saben, mis padres lo saben, pero su familia no, su madre era conocida por ser una fanática religiosa intolerante que le prohibió a sus hijos cualquier noviazgo, por eso nadie dice nada, porque todos saben lo que paso con el hermano de Jordan, James quien se suicidó tras volverse loco por el embarazo de su novia secreta a quien también mató junto con los niños. Una vez nos separamos entramos a la escuela y nos pusimos a hablar, pero había algo raro en Jordan, tenía un semblante serio y algunas ojeras, además de que se notaba nervioso, algo le preocupaba:

- ¿Todo bien? – Le pregunté intrigada y un tanto preocupada.

- Si, solo que me dormí muy tarde anoche estudiando – Me dijo mientras se rascaba un poco los ojos para limpiarse las ojeras, no pude evitar reírme de eso.