32. Una mierda de cumpleaños

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El día 21 me levanté sin muchas ganas cuando las chicas me despertaron, con un cupcake con una velita a modo de tarta.

Bajé a desayunar, los Weasley, Harry, Hermione y Neville nos esperaban en la mesa con unos paquetes y una mini tarta. Intentaba no juntarme con Cedric eso incluía dejar mi antiguo grupo menos a mis chicas, eso nunca. No nos habíamos visto, no habíamos hablado, me estaba dejando mi espacio no se si me gustaba o me asustaba.

-No teníais por que molestaros de verdad-les agradecí con una sonrisa. Soplé las 16 velas que no se como habían entrado en ese pastelito. Miré los paquetes.

-¡Ábrelos!-me exigió Layla. Le di una mirada burlona y le hice caso.

Uno era de papá y Remus, otro me lo había mandado la señora Weasley y el último era de los chicos, era un álbum de fotos de vacaciones y de la fiestas que hicimos, mi mirada se posó en una en la que estábamos todos con Cedric no pude evitar entristecerme. Cho palmeó mi espalda delicadamente. ¿no pudieron recortar la foto? Ya me martirizaba sola teniendo que verlo por los pasillos, riendo con sus amigos cuando a mi me costaba hasta respirar cuando pasaba al lado suyo.

-Oye, no es por empeorar la situación pero Cedric lleva todo el desayuno mirándonos bueno para ser más exacto a Alba-dijo Ron, mirando detrás mía, nadie miro hacia el sino que me miraron a mi mientras me hacia pequeña y quería desaparecer.

-Em-me rasqué la cabeza-Bueno gracias por el desayuno pero me voy ya a clase.

Después de un largo día de cumpleaños y felicitaciones de profesores y alumnos, me dirigía a mi última clase de día, cuidado de criaturas mágicas avanzadas con Hufflepuff, hoy no es mi día.

-Alba-ni siquiera me giré-¡Alba!-gritó y yo seguí ignorándole-Por favor, habla conmigo. ¡Alba!

Salí corriendo colina abajo hasta llegar a la clase y me escondí como pude entre las personas. Sabía que no podría esconderme de el siempre pero hasta el momento era lo mejor que podía hacer para mantener la compostura y mi salud mental.

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Los mortífagos y prisioneros fueron liberados de Azkaban, todos temíamos por la loca de mi tía Bellatrix Lestrange la cual también había desaparecido.

-Buscad un recuerdo poderoso, el más feliz que podáis encontrar-intentábamos conjurar el Patronus.

Lo intenté varias veces, con recuerdos de mi infancia, cuando me reencontré con mi padre, pero me dio por pensar en una última cosa que no era del todo feliz por lo menos ahora, Cedric.

-Expecto Patronum- grité y una luz prominente de mi varita creo un gran lobo que se alzaba corriendo por la sala. Animales llenaban el aula; liebres, perros, caballos...

Un fuerte sonido nos sorprendió a todos y más cuando se rompió el espejo y la pared dejando ver a el escuadrón inquisitorial, Umbridge y Cho. ¿Qué hacía ahí mi amiga? Ella nunca se chivaría.

-

Estábamos en la clase de encantamientos haciendo los exámenes finales cuando oímos un fuerte ruido proveniente del gran comedor y una explosión en el pasillo. Tenía el nombre de los gemelos escrito con tinta permanente.

Todos los alumnos salimos al patio a gritando y celebrando, cuando sentí que algo andaba mal, miré a Harry, no tenía buen aspecto, de repente se cayó al suelo, me acerqué lo más rápido que pude a él.

-Sirius...-me quedé congelada.

Harry empezó a correr escaleras arriba con Hermione, Ron y yo detrás suya.

Elegida para salvar  ~  Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora