Capítulo 4: "No me acuerdo"

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Capítulo 4: "No me acuerdo"

-¡Érica abre de una maldita vez!- gritó de nuevo la voz- no me pienso ir de aquí hasta que lo hagas.

La susodicha emitió un suspiro cansado, como si esto fuera algo habitual para ella. Sin decir ninguna palabra se apresuró a ponerse la ropa interior y los pantalones, pero no cogió la blusa dejándola en el suelo de su piso.

Me estaba ignorando otra vez.

Era como si hacía cinco minutos no estuviera empotrándola contra la pared.

Como supuse que ella se estaba preparando para abrirle la puerta al intruso, al tipo que ya me caía mal por haberme jodido el polvo, corrí a ponerme mis bóxers y pantalones.

Mientras me estaba cerrando la cremallera Érica abrió la puerta sin ponerse la camiseta. Y me recordó a mí cuando Emily tocaba en mi puerta y no me molestaba en ponerme una, ya que no me avergonzaba de mi cuerpo. De nuevo no pude evitar darme cuenta de lo diferente que ella era al resto de chicas que conocía. Érica sabía que estaba buena y no lo escondía.

-¿Por qué has tardado tanto?- preguntó un chico mientras entraba sin pedir permiso.

La persona que acababa de entrar me sonaba ligeramente familiar, como si lo hubiera visto en alguna parte. Espalda ancha, músculos muy marcados y un pelo castaño deliberadamente colocado.

Enseguida fijó sus ojos en mí y frunció el ceño.

Disculpa amigo, pero el único que tiene el derecho de enfadarse soy yo. Llegué aquí mucho antes que tú.

-¿Qué es lo que haces aquí?- Érica cerró la puerta y se cruzó de brazos.

La voz de la chica hizo que el nuevo se diera la vuelta para prestarle toda su atención en lugar de seguir fulminándome con la mirada.

-¿Quién es este tipo?- me señaló enfadado.

-¿Quién eres tú?- le pregunté en respuesta.

Érica rodó los ojos.

-No tengo tiempo para ninguna pelea de machos alfas- se acercó al intruso y le miré a los ojos- ¿qué diablos haces aquí Mason?

Por primera vez desde que entró en el apartamento pareció avergonzado, incluso pude distinguir un leve rumor en sus mejillas. Se revolvió el pelo inquieto, destrozando todo su trabajo, y finalmente tomó una bocanada de aire.

-No me dijiste que te ibas. Tuve que preguntar en la universidad.

-¿No creíste que eso era un señal?- Érica rodó los ojos.

-Pero... no puedes irte así como así sin darme ninguna explicación.

-¿Y es por qué?- alzó una ceja- la última vez que lo comprobé no estábamos saliendo.

-¡Por qué cortaste conmigo una semana antes!- chilló.

-No estábamos juntos- suspiró Érica.

-Claro que lo estábamos, es nuestro modus operandi- declaró convencido Mason- tú me dejas, ambos nos acostamos con un par de personas y luego volvemos a estar juntos- se cruzó de brazos.

Ella negó con la cabeza.

-Eso no es una relación sana- gruñó- además si supuestamente estábamos juntos creo que te acabo de poner los cuernos- me señaló.

Ante la mirada envenenada del tal Mason levanté la mano y le saludé alegremente. Eso logró que se enfadara todavía más.

-No pasa nada- dijo después de unos segundos volviendo a mirarla- te perdono.

Y de repente... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora