Capítulo 14: "Work"

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Capítulo 14: "Work"

Isaac corrió hacia mí en cuánto terminó la clase. Seguramente vendría a darme la lata para que fuera con él a la próxima fiesta que se celebraría esta noche, aunque ya le había dicho que iría. Nunca estaba contento hasta que aparecía.

Qué difícil es ser un ídolo de masas.

-Hola Sean- me saludó alegre.

Le hice un gesto con la cabeza.

-No te preocupes Isaac, prometí que iría a la fiesta y no soy de los que incumplen una promesa- sonreí- además hace mucho que no voy a una, desde mi breve intento cuando me persiguieron una banda de tíos hace dos semanas.

Isaac frunció el ceño.

-Prefiero no preguntar- alzó las manos- en realidad quería decirte otra cosa.

Alcé una ceja curioso.

-Soy todo oídos.

-Estaba pensando en cuál debería ser nuestro proyecto para el trabajo en grupo- comentó casualmente- porque si te soy sincero no tengo ninguna idea, odio esa clase y encima que no te sientas cerca de mí...

-¿Proyecto en grupo?- fruncí el ceño.

¿Había que hacer un trabajo en parejas? ¿Por qué yo no lo sabía? ¿A qué asignatura se refería? ¿Cuándo había aceptado yo ser su compañero?

Muchas preguntas, y ninguna respuesta.

-Sí, el profesor lo ha estado comentando durante la última semana. ¿En qué mundo vives?

Nota mental, prestar más atención a las clases en lugar de jugar al parchís.

-¿En el mío?- sonreí divertido.

Ambos caminamos hacia nuestra siguiente clase haciendo bromas sobre lo despistado que era, olvidando momentáneamente el tema del trabajo, y fue entonces cuando comprendí que esta era la hora que compartía con Érica.

Si al principio del semestre estaba bufando porque Érica se hubiera apuntado a esta asignatura porque le convalidaron una, ahora estaba encantado.

Es decir, ya no tenía ni que prestar atención. Mi amiga me pasaba una foto de sus apuntes todos los días al llegar a su casa. Estaba en el puto paraíso.

Puede que por eso no me estuviera enterando de las cosas...

-Bruja a las tres empunto- apuntó Isaac.

Rodé los ojos.

-Ya te dije que ahora somos amigos, por lo que el único que la puede llamar así soy yo- declaré convencido dejándolo atrás.

Me senté detrás de Érica y le dediqué una enorme sonrisa. Pero como era habitual entre nosotros ella me ignoró, más centrada en colocar las cosas encima de la mesa que en mí.

Esa chica me hería el orgullo.

Tosí para llamar su atención, y hasta que no lo hice como seis veces no se giró dedicándome una mirada cansada.

-¿Qué quieres?

-Saludarte- sonreí- hola, ¿cómo está una de mis chicas favoritas?

Érica rodó los ojos.

-Deja de decirme esas cosas- gruñó- que las chicas de clase se piensan que andamos liados, y estoy harta de que me miren como si les hubiera robado su bien más preciado.

Me reí.

-Soy la cosa de mayor valor que alguna vez tendrás.

Negó con la cabeza.

Y de repente... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora