Facción de hipócritas
—Cuatro...
—¿Sí?
—No me gusta—, bufó fastidiada. Harta. Cansada.
Detestaba con cada célula, con cada fibra de su cuerpo esa facción. Mierda, si pudiera, si no la estuvieran buscando debajo de cada piedra para asesinarla, habría salido corriendo de allí como alma que lleva el diablo.
La odiaba. La aborrecía. Desde sus campos abiertos que le recordaban las incontables horas de trabajo sinsentido, hasta el bosque que solo le traía malos recuerdos.
La facción en sí le traía malos recuerdos.
Pero era eso, o nada.
—Solo será un tiempo—, repitió él con voz solemne, estirando una de sus manos para correr un mechón castaño de Valentine detrás de su oreja -pues este lo privaba de la preciosa vista a sus ojos enmarcados por largas pestañas.
—Tobias...—, bufó. Y al instante fue consciente de su error, por lo que se corrigió inmediatamente—, Cuatro.
Él le sonrió.
—No te preocupes—, jugueteó con los regordetes dedos de su novia; básicamente porque las manos de la menor le parecían realmente fascinantes, sus deditos eran pequeños y regordetes, su piel era tibia y suave, por donde las viera, simplemente no parecían manos dignas de Osadía, y aún así, estas podrían destrozarle el rostro a quien fuera—, me gusta escuchar mi nombre otra vez.
Y ella le devolvió la sonrisa.
—Si sonríes así siempre que te llame por tu nombre de estirado, entonces lo haré hasta que te canses y me pidas que pare—, murmuró ella con un invasivo y salvaje sonrojo apoderándose de su rostro. Juntó sus ojos castaños con los azules de él, hallando que él también se había sonrojado un poco. Entrelazó sus manos, sintiendo la calidez de su piel.
Odiaba esa facción. Pero allí tenía días malos -que eran la gran mayoría- y días buenos, como ese.
—Si eres tu, créeme que no me cansaría nunca.
Sonrió de regreso, embelesada en aquellos iris cristalinos de preciosas tonalidades azules.
—¿Está haciendo calor? ¿O eres solo tu, que estas ardiendo?—, sonrió llena de coquetería, impulsándose con sus talones y saltando al regazo de Tobias. Y él le sonrió de regreso.
( . . . )
—¡Suéltame!—, gruñó hecha una furia, sacudiendo sus brazos con fastidio. Como si aquel toque quemara en su piel—. ¡Le voy a partir la puta cara! ¡Suéltame, maldita sea!
—Cálmate—, gruñó él de regreso. Apretando su agarre en los antebrazos de la chica.
Juntó sus ojos, grave error -porque inmediatamente vio aquella mirada azulada cargada de decepción y fastidio; y toda su ira se fue desvaneciendo poco a poco.
—A mi oficina. Ahora—, la voz de Johanna resonó en el Domo, con autoridad e imponencia.
Se soltó del agarre de Tobias de un tirón, apartando su mirada, y empezando a caminar hacia la líder de facción. Cuatro dio un par de pasos, pretendiendo ir a la oficina de Johanna también, pero con una mueca ella se lo negó -y especificó que se refería solo a Valentine y a la chica con la que había peleado.
—Una sola condición, y no es tan complicado cumplir con ella—, empezó la mujer tomando asiento tras su enorme escritorio.
ESTÁS LEYENDO
Young, Broke & Infamous || Tobias Eaton (4)
Hayran Kurgu[Terminada] Cuarto libro de la saga: "Young, Broke & Infamous" Todo había regresado a la normalidad. El sistema de facciones se mantuvo, Erudición, Verdad, Abnegación, Cordialidad y Osadía. La ciudad se había sumido nuevamente en la calma que debió...