Capitulo 4

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Olivia

Camino rápido oyendo mis tacones sobre la acera. Me aprieto la carpeta contra el pecho abrazándola con ambos brazos, el aire empieza a ser frío a pesar de que aún estamos a mediados de otoño. Las largas tardes del verano quedaron atrás y a pesar de ser tan sólo las siete de la tarde, el sol ya se ha ocultado hace rato y las farolas han empezado a encenderse.

No puedo evitar sonreír al recordar el libro que estaba leyendo...¡¡Me encanta Tobias*!! Siempre he soñado con un amor como ese. Un chico que me ame así... Que me proteja del mundo... Que me haga perder la cabeza, que me haga ser valiente o quizás, tan sólo hacerme ver el valor que llevo dentro, en algún sitio esperando en un largo letargo... Me gustaría enamorarme por fin y saber que se siente...

Voy tan absorta en mis pensamientos que casi me doy de frente con alguien y al levantar la vista para disculparme, se me congela la sangre. No tengo tiempo ni a reaccionar al ver ojos oscuros como la misma noche a través de los orificios de un pasamontañas de lana, lo tengo prácticamente encima. Retrocedo un paso con la idea de salir corriendo de allí y mi espalda se golpea contra alguien. En cuestión de un segundo me agarran y me tapan la boca, el pánico se apodera de mi y por más que lo intento no consigo gritar. Clavo mis uñas en algo blando y las arrastro, sintiendo como se parte alguna.

-¡Jooder! me ha arañado la muy zorra. ¡Agárrala fuerte! - grita colérico alguien. Estaba tan asustada que no sabía ni a quién había conseguido hacer daño.

Miro de nuevo al gigante que tengo enfrente para verlo agacharse y agarrarme fuertemente las piernas, casi incrustando sus dedos de forma dolorosa en mi piel. Aprovecho para ponerme patalear como una loca, sintiendo que si consiguen levantarme del suelo, ya no tendré nada que hacer...será el fin. 

Forcejeo con todas mis fuerzas pero mi cuerpo no reacciona como le exija. Me siento mareada y confundida... un olor extraño inmunda en mi nariz e invade mi mente como un tsunami, dejándome cada vez más aturdida. Veo la escena desde fuera, como si no fuera yo misma la que pelea por su vida. 

"No por favor... no te duermas...Oli, no te duermas"... y de pronto todo se oscurece.

J.

Voy conduciendo mi moto a más de 120 km por hora siguiendo la furgoneta que va justo delante mío. Hace casi una hora que dejamos atrás la ciudad.

No puedo dejar de pensar en su cara al darse cuenta de lo que pasaba... sus ojos de pánico al levantar su vista y ver a H. cortando el paso...Su forma de abrir la boca para gritar sin conseguirlo... Su manera de pelear como una leona intentando escaparse... M. la tenía agarrada por detrás inmovilizando sus brazos y la tapaba su boca con un pañuelo empapado en cloroformo; era imposible que lo consiguiera y a pesar de que ella parecía saberlo seguía revolviéndose y dando patadas intentando zafarse.

No consigo dejar de pensar en sus ojos... tan verdes...tan abiertos... tan asustados... En la necesidad absurda y loca de estrecharla entre mis brazos hasta que todo pasara. En partir la cara de H. por siquiera tocar su cuerpo. 

Casi estábamos llegando a nuestro refugio y el nudo de mi estómago, que había permanecido constante todo el día, amenazaba con hacerme vomitar por enésima vez. Necesito calmarme. 

Deseo dar la vuelta y escapar de esto, huir a donde nadie me conociera, tener la oportunidad "sólo una más" de empezar de nuevo... pero no puedo, se lo debo a M. Me centro en eso repitiéndolo una y otra y otra vez casi como un mantra.

Además, por mucho que me cueste reconocerlo y por alguna razón en la que no quiero si quiera profundizar, no podría dejar a Olivia en manos de H.

"¡Ese tío está completamente loco!"

Tengo que intentar que no la ocurra nada malo, tengo que protegerla de él... necesito que esté bien.

"¿Pero por qué narices necesito eso?...Debería darme igual ¿no?"

No entiendo que me pasa cuando pienso en ella, sólo sé que mi sangre llega al punto de ebullición de imaginármela tumbada, maniatada e inconsciente dentro de la furgoneta y tengo que reprimir una nueva arcada al tiempo que levanto la visera del casco para que me de el aire frío, respirando hondo e intentando despejar mi mente y seguir con mi mantra particular.

"Se lo debo a M... se lo debo a M... se lo debo a..."

Olivia.

Abro los ojos de golpe y los recuerdos me llegan como un puñetazo en el estomago reviviendo cada instante antes de quedarme K.O., como si mi mente lo pasará a cámara lenta.

Intento incorporarme un poco y ver donde estoy. Tengo las manos atadas detrás con algo que me está quemando la piel y tan sólo el hecho de intentar moverme hace que se claven más. En la boca tengo una mordaza que me impide si quiera abrir la boca sin que me vengan arcadas.

Me entra el pánico, siento que no me llega el suficiente aire y me oigo a mi misma empezar a hiperventilar de forma brusca... Las lagrimas se amontona en mis ojos para luego desbordarse mojando mi cara.

"Calma Oli, piensa..." me obligo a decirme una y otra vez. "¿Qué harías si fueras valiente?¿Qué haría alguien valiente en tu lugar?...Sólo tengo la vista y el oído disponibles... ¡Tengo que usarlos!"

Obligo a mi respiración a calmarse porque no me permite escuchar con claridad. Oigo el ruido del motor, estamos en marcha, pero vamos muy despacio y la carretera es muy irregular, siento los baches en mi trasero.

"¿Estamos en un camino de tierra?...eso es que hemos salido de la ciudad ¿no?... ¿Donde me llevan?" Me parece escuchar también el ruido de una moto no muy lejos pero no escucho ruido de tráfico.

Agudizo más mi oído aguantando por completo la respiración y me centro en un leve murmullo, alguien está hablando. Pego la cabeza al metal y consigo distinguir dos voces creo que masculinas pero no consigo saber que dicen.

Miro a mi alrededor, quizás haya algo con lo que cortar las bridas de mis manos. Busco algún saliente o algo afilado, arrastrándome por el suelo y palpando todo lo que las bridas me permiten... Entonces siento el chirrido de los frenos y la furgoneta se detiene...

" que sigan conduciendo por favor...que sigan conduciendo"

Pero como si ellos pudieran escuchar mis pensamientos, apagan el motor: se me acabó el tiempo. Empiezo de nuevo a colapsar sintiendo que mi cuello late como si mi corazón hubiera dado un brinco hasta ahí y me preparo para atacar en cuanto se abra la puerta trasera... El pánico no puede paralizarme, tengo que actuar como si fuera valiente...

"Oli, quizás no tengas otra oportunidad" - me digo.

Ruedo por el suelo hasta situarme de cara a la puerta lateral con las piernas encogidas por delante y suplicando que abran esa puerta y no la trasera.

"Tengo que hacerlo...tengo que hacerlo lo más fuerte que pueda" mis pensamientos suenan en eco en mi cerebro. Se me saltan las lagrimas y lucho por no volver a hiperventilar... Se abre la puerta lateral y mi mente grita "AHORA"

* protagonista masculino de Divergente

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