Olivia
- ¿Qué es lo que más te gusta hacer? - le pregunto mientras desayunamos, con la tortita aún en la boca.
Llevamos un buen rato conversando y riéndonos. Cómo si nos conociéramos de toda la vida, cómo cuando no hace falta explicar las bromas y la conversación fluye de un tema a otro y los silencios sólo sirven para tragar el desayuno o coger aire.
- Pues yo diría que las motos es lo que más me gusta. Antes me pasaba tardes enteras buscando piezas por internet y modificando y poniendo a punto una vieja moto que mi abuelo le compró a mi padre por su dieciocho cumpleaños.- veo la pasión con la que habla, gesticulando con las manos y arreglando algo imaginario que tiene delante de él. A ratos tengo que obligarme a escucharlo de nuevo y dejar de mirarlo con cara de boba- Llevaba años guardada en el garaje de esta casa.
- ¿Aún la tienes?-
- Sí claro... ¿te gustaría verla?
- ¡¡Claro!! - digo contagiada por la emoción con la que él hablaba.
- Venga, acompáñame - su cara refleja la ilusión de un niño el día de navidad.
Me ofrece su mano al tiempo que se levanta y yo la tomo, aún se me hace raro que esto me parezca lo más normal del mundo. Cómo si la forma normal en la que caminar sea cogida de su mano.
- Toma ponte mi chaqueta, fuera hace frio- dice ofreciéndome un anorak azul.
Me ayuda a pasar los brazos por dentro y saca la trenza de espiga que me hice esta mañana después de ducharme y que se había quedado por dentro del abrigo. Sin que él se dé cuenta, inclino levemente mi cara oliendo el anorak y dejando que su aroma me invada.
Al volver a mirarlo me sonríe y no puedo creer que exista algo más hermoso que él. Me siento tremendamente boba y mi cara vuelve a su ya casi habitual tono rojo encendido.
-¿Vamos? - digo carraspeando y esforzándome por dejar de parecer tonta.
Me abre la puerta y lo sigo bordeando la casa hasta que llevamos a una puerta metálica que intuyo que era de color gris, pero en la que ahora es el oxido lo que predomina.
Se agacha y tira de un manillar. La puerta emite un ruido chirriante y molesto mientras se abre con dificultad.
Decenas de cajas se acumulan en las paredes de los laterales y en la pared del fondo colgando de unos paneles metálicos con cientos de pequeños agujeros hay herramientas de todo tipo de las que no sé ni decir el nombre.
- Aquí la tienes- dice retirando una sabana vieja.
- ¡Vaya! es muy bonita. - No tengo ni la menor idea de motos, pero tampoco estaba dispuesta a confesarselo.
- Sí que lo es.
Nos quedamos en silencio por primera vez en toda la mañana. Un silencio que aún así no me parecía nada incomodo. Fuí hasta la moto y pase la mano por encima de ella.
- Unas curvas preciosas ¿verdad? - dice con la sonrisa picarona de medio lado que suele poner cuando dice algo con doble sentido y quiere que me muera de la vergüenza. Por desgracia, siempre lo consigue.
- ¿Me darías una vuelta? - digo intentando parecer que no he entendido la broma.
- ¿Cuando? ¿Ahora?
- Sí... ¿podría ser? ¿cuando vuelve H y tu hermano?
- Volverán de noche... - parece dudar
- Entonces nunca lo sabran- le digo y tomo su mano.
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Atrapada
RomanceEl amor es algo vivo que surge cuando se le antoja... No puedes controlarlo, no puedes hacerlo desaparecer. Cuando Olivia es secuestrada cree que todo se solucionará en pocos días en cuanto su rico padre se encargue del rescate. Lo que no sabe es q...