Capítulo 10

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Olivia.

Aún me sonrojo al pensar que me ha visto medio desnuda y en la pinta que debía tener. Al menos y no entiendo muy bien el por qué, me he alegrado de escuchar por fin su voz. Es un poco ronca de lo que imaginaba pero igual de masculina.

Su forma de mirarme me acelera el corazón. Sus ojos... parecían querer decirme algo, pero ¿qué? ¿Odio?... ¿Pena?... ¿Amor?... Me da la risa sintiéndome estúpida por pensarlo si quiera.. ¡No claro! ¡Amor no! Leer tantas historias de amor me han trastornado, está claro. Sólo yo, sería capaz de pensar en amor en una situación tan horrible como esta.

Sé que hay varias personas en la casa y creo que todos son hombres. El que me agarró en la calle y después me sacó de la furgoneta, ese que tenía los ojos negros y una expresión salvaje... Gracias a Dios que a ese no he vuelto a verlo, me hiela la sangre sólo recordarlo. Y el único que ha entrado de momento en la habitación, el chico con los ojos aguamarina cristalinos más profundos que he visto nunca.

Vuelvo a notar el calor en mi cara cuando me acuerdo como vi la sonrisa de sus labios reflejada en sus ojos al mirarme en ropa interior. Y para colmo, me gustó cómo me miraba.
Creo que nunca he sentido tanta vergüenza en mi vida de mi misma. Me siento estúpida y cobarde por dejarme derrotar de esa forma hace un momento en la bañera... como si quisiera rendirme para siempre. Como si el peso con el que cargo desde hace años, hubiera engordado y yo me hubiera hecho cada vez más pequeña. 

"No volverá a pasar... tengo que aprender a ser valiente...pero ¿la valentía es algo que se aprende? o ¿más bien es algo que nace del interior de la persona?..por que si es así, la llevo clara"

No quiero ni imaginar lo que podía haber sucedido, si en vez de ser él el que me ha encontrado hubiera sido el salvaje. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y se me encoge el estomago. Me aterra pensarlo y me prohíbo a mi misma volver a cometer tal estupidez. 

Termino de quitar la humedad de mi pelo con la toalla y dejo que termine de secarse al aire.

Suspiro al aire pesadamente...segundos después vuelvo a suspirar aún más fuerte... y me doy cuenta, al pasear los ojos por los pocos metros de los que dispongo, de que no hay mucho más que hacer en esta habitación.

La angustia amenaza de nuevo con cubrirme pero no se lo permito. Me tiro al suelo enmoquetado y empiezo con las respiraciones de yoga que aprendí en youtube durante el último verano en Niza.

Lo que empezó como una distracción para evitar las horas punta de la piscina y sobre todo al baboso del hijo de un socio de mi padre, terminó enganchándome por la fuerza renovadora que causaba en mi.

Cuando consigo que mi respiración sea calmada y fluida, empiezo con los estiramientos y las posiciones.

" me ayudará a tranquilizarme, ha pensar con la cabeza fría y a estar en forma, seguro que voy a necesitarlo. No voy a rendirme, no voy a dejar que me venzan sin pelear con uñas y dientes"


J.

- No confió en él... ese tío está loco M. - le digo a mi hermano cansado de ver lo que él parece obviar. 

- No es para tanto J., no saques de quicio las cosas. Te prometo que no le hará nada a la chica, fue lo que acordamos.- Pero le veo dudar, casi como si se intentara convencer a sí mismo. Tiene los ojos más hundidos de los habitual y parece mucho mayor de lo que en realidad es. Como si el peso de la celda lo hubiera hecho multiplicar su edad. 

Hector y Miguel se conocieron en la cárcel, en aquella que debía haber sido mi celda y que se convirtió en la de mi hermano durante 2 largos años. Héctor cumplía condena por pegar a un tío tal paliza que lo dejó medio muerto y en coma durante meses. Mi hermano por algo que él no había hecho.

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora