Atrapada

Capítulo 37

OLIVIA

Aquello no estaba resultando nada fácil.

Javier no paraba de decirme que lo dejara en sus manos, pero había empezado a impacientarme después de seis días de búsqueda infructuosa. El tiempo corría en mi contra, Jacob podía desaparecer para siempre.

Todas las mañanas me acercaba a la universidad a escondidas con la esperanza de que él volviera por allí, pero no había servido de nada.

Me dolía en lo más profundo recordar su cara de tristeza y derrota cuando me vio con Javier, sus ojos verdes sin brillo me lo dijeron todo en un segundo. Sentía como si lo hubiera traicionado, a pesar de que realmente no había hecho nada y mi corazón seguía siendo fiel a él. Bueno, mi cuerpo había estado un poco revolucionado...

Siendo totalmente sincera conmigo misma, tenía que reconocer que Javier había entrado en mi vida como un huracán categoría cinco y había puesto mi mundo patas arriba. Había sentido una conexión especial y una confianza instantánea. Era un hombre tremendamente atractivo e hipnótico, pero sólo necesité un segundo de ver a Jacob para que Javier desapareciera de mi horizonte. Amaba a Jacob... "¡sí! por muy estúpida que me hiciera eso" ... daba igual el tiempo que había pasado y los últimos acontecimientos entre nosotros... seguía amándolo con todo mi ser. Seguía teniendo esa necesidad de él, de estar a su lado... Cómo si me hubiera quedado incompleta sin él junto a mi. Era una sensación extraña y un poco aterradora, pero a la vez me parecía preciosa. 

Abrí la puerta del ático y cerré con el pie, dando un ruidoso portazo. Tiré el bolso en el suelo sin ningún cuidado y me dejé caer en el sofá de piel donde permanecí un buen rato observando el techo como si fuera lo más fascinante del mundo. 

Los días en casa de Javier habían pasado de forma tranquila. Él se marchaba todas las mañanas a trabajar y volvía justo a tiempo de cenar juntos. Nos habíamos hecho grandes amigos en un tiempo récord. Me encantaban las largas conversaciones que teníamos y las anécdotas que me narraba sobre mi abuelo. 

Para bien o para mal, en ese momento, era la única persona en el mundo que parecía dispuesta a estar a mi lado. Pero yo necesitaba a recuperar a Jacob. Quería creer que aquello que tuvimos aún seguía vivo, que seríamos capaces de superar esto juntos y volver a ser aquellos jóvenes que se amaban con locura, que se entregaron el uno al otro de la forma más tierna que creía posible. Pero, ¿de verdad era aquello posible? El hecho de que yo lo deseara con todas mis fuerzas ¿podía hacer que fuera posible?

***

- Eres preciosa- susurró con voz ronca haciéndome abrir los ojos.

Tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada en sus piernas, me había quedado totalmente relajada mientras él paseaba la yema de su indice por las formas de mi cara, recreándose en el perfil de mis labios y mi nariz. Llevábamos en silencio bastante rato, ni si quiera sabía el tiempo que hacía desde que había terminado la película y la pantalla sólo emitía un leve zumbido. Habíamos tenido una sesión de besos bastante agotadora.

Lo miré directamente, perdiéndome en ese verde brillante que tanto me gustaba y después lo sonreí, consciente del color que habían tomado mis mejillas tras su afirmación. Tenía un poder sobre mi que nunca había experimentado.

- Me vuelves loco...- dijo justo antes de inclinarse y volver a posar sus labios sobre los míos. Su sabor era un baile para mis neuronas, un baile que empezaba lento y se revolucionaba por momentos.

Pasé el brazo por detrás y lo sujeté por el pelo deseosa de eliminar el espacio entre nosotros. La respuesta de Jacob no se hizo esperar.

Aquella necesidad me estaba volviendo loca... ¡Necesitaba más! ¡¡Lo necesitaba a él!!