Capítulo 26

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Jacob

- ¡Buenos días dormilona!- digo cuando abro la puerta y la veo aún dormida entre las sabanas.

A penas se le ve parte de un brazo y su cabeza está completamente tapada con el edredón de flores con excepción de un mechón de pelo.

Espero unos segundos sin obtener respuesta y tampoco la veo moverse.

- Bueno...tendré que comerme yo toda esa montaña de tortitas con chocolate.- Me cruzo de brazos y vuelvo a observar el edredón. Sigue sin haber movimiento pero oigo una risita que intenta ser controlada a un volumen casi inaudible.

- Vale, pues sigue durmiendo- digo alzando la voz y cerrando la puerta quedandome dentro de la habitación. Ando de puntillas hasta la cama y me quedo a un lado esperando. Escucho otra risita disimulada.

- Se que estás ahí - susurra.

Sigo sin hacer ruido y sin decir nada, aunque tengo que aguantarme las ganas de reir. "Hace tanto que no tengo estas ganas tontas de reir..."

- ¿Jacob?- dice retirando un poco el edredón y mirando hacia la puerta cerrada.

Desde esa posición no ve que yo estoy justo al otro lado de la cama. Retira un poco más el edredón y aprovecho para saltarle encima. Ella pega un grito y vuelve a cubrirse con el edredón mientras comienza a reir de una forma nerviosa y muy contagiosa.

- No...para...no...por favor...cosquillas no...- dice entrecortada entre risa y risa mientras yo sigo clavando mis pulgares entre sus caderas y sus costillas. De pronto asoma de nuevo la cabeza y me da un lenguetazo en la nariz que me deja de piedra para volver a cubrirse con el edredón.

- ¡Oh!.... esto es la guerra señorita Olivia Álvarez- consigo decir sin reirme y meto las manos bajo el edredón sujetando sus tobillos con una mano para empezar con las cosquillas en los pies.

- ¡Me rindo!... ¡Me rindo!...- grita saliendo de su refugio bajo el edredón e incorporandose para quedarse sentada.

Tiene el pelo totalmente alborotado, las mejillas encendidas y los ojos verdes iluminados por esa pequeña antorcha que, sólo a veces consigo ver arder en ellos. Y entonces pienso, que nunca he visto nada tan hermoso. Que nunca podría cansarme de ver esos ojos arder y que deseo quemarme con ellos más que nada en el mundo.

- ¿Porqué me miras así?- dice y me doy cuenta de que no tengo ni idea de cuanto tiempo he estado mirandola con cara de tonto. Podrían haber pasado dos años y no me habría dado cuenta.

- Estas preciosa con el pelo así- la digo

-¿Te gustan con pelos de loca?- contesta divertida

-No...- me acerco más a ella apoyando mis manos en el colchón-... me gustas tú con pelos de loca.- digo enfatizando la palabra "tú"

Rueda su mirada de mis ojos a mi boca y abre sus labios cuando estoy a pocos centimetros de ella. Ya me he dado cuenta de que hace eso cuando espera que la bese. No la hago esperar y aprieto mi boca contra la suya al tiempo que se me cierran los ojos involuntariamente. Lo que empieza con un beso dulce se vuelve al momento más apremiante y ansioso. Olivia levanta sus brazos para abrazarme y cuando siento sus manos engancharse en mi cuello y en mi pelo la tensión recorre todo mi cuerpo como descargas electricas y se alojan en mi vientre. Mi cuerpo responde a cada caricia y a cada roce de su piel como si ella tuviera el control absoluto sobre él. Muerde mi labio y pierdo la cabeza por completo.

La deslizo despacio sobre la cama y me recuesto sobre ella aguantando mi peso con el antebrazo sin dejar de besarla. Entonces la oigo soltar un pequeño gruñido con la garganta que pone a mi corazón a aporrear mi pecho de forma casi dolorosa. Me separo de ella y la veo aún con los ojos cerrados y los labios hinchados entreabiertos. Me da miedo lo que estoy sintiendo pero me da más miedo no volver a sentirlo, asi que vuelvo a besarla con urgencia y ansiedad.

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