Capítulo 29

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Olivia

Lo que ha empezado como un leve cosquilleo en la oreja ha pasado a ser cada vez más intenso y casi molesto a pesar de mis dos o tres intentos de calmarlo moviendo la cabeza.

Finalmente desisto en mi intento de seguir durmiendo y abro los ojos, pestañeando repetidas veces hasta que mis pupilas se adaptan a la luz y recorren la estancia intentando recordar donde estoy, pero sólo me hace falta un segundo para que los recuerdos se vuelvan lúcidos en mi cabeza y la imagen de Jacob se hace clara y brillante.

Intento darme la vuelta cuando me doy cuenta de que estoy totalmente inmovilizada bajo un peso inerte. Bajo la vista buscando salir del agarre y veo sus fuertes brazos entrelazados en mi cuerpo como una pitón y una pierna bajo un pantalón de cuadros inmovilizando mis rodillas. Entremedias del amasijo de piernas y brazos, una manta haciendo nudos marineros con nosotros que no tengo ni la más remota idea de como ha llegado a eso.

"Parece que tenía miedo de que saliera corriendo esta noche sin decir adiós" ... Pienso mientras paseo las yemas de los dedos sobre el vello de su antebrazo casi sin rozarle.

La idea de que él piense que yo deseo huir quizás debería molestarme porque significa que aún no confía en mi, pero con él amarrándome de esta forma no me da la cabeza para nada que no sea sentirme feliz.

"Ojalá entendiera que no tengo donde ir y mucho más importante: que no deseo huir a ningún sitio donde no esté él".

Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que desde ayer... "¿en serio fue ayer cuando tuvimos que salir corriendo de la casa?me parece tan lejano..." no hemos hablado de nada que tenga que ver con el mañana, ni de que va a pasar con nosotros, si es que acaso hay algún nosotros... lo que hace que me ponga nerviosa. Yo he dado por sentado las cosas según iban surgiendo, sin plantearme nada...

"Mierda...Tengo que hablar con él, tengo que decirle lo que siento, necesito que entienda que pase lo que pase no pienso volver a mi casa y que deseo estar con él. Qué no entiendo muy bien el por qué, pero imaginarme cualquier futuro en el que él no esté a mi lado es como una condena al mayor de los castigos. Pero, ¿y él?...¿desea estar conmigo?"

Sólo pensar en la posibilidad de una negativa a esa pregunta hace que me sienta en el borde de un precipicio en el que no se ve el fondo y en el que ya tengo los dedos de los pies colgando en el aire.

Respiro hondo y me centro en imitar el ritmo acompasado de su respiración, de su pecho empujando mi espalda. Me da la risa floja cuando me doy cuenta de que no sólo su pecho está empujando una parte de mi cuerpo.

La risita sale de mi garganta como un gruñido flojo cuando vuelvo a sentir la presión en la parte trasera de mi muslo al ritmo de su inspiración.

Supongo que por mucho que lo intente, en este tema no puedo comportarme como una mujer adulta, mi experiencia es tan nula que me daría hasta vergüenza reconocerlo ante cualquiera... Todo esto es nuevo para mi. Y por extraño que parezca, desde hace unas semanas, mi cuerpo me sorprende actuando por un instinto que no sabía que tenía. Cuando estoy con él, deseo cosas que jamás he deseado... siento un calor que desciende por mi vientre y me atrapa por completo.

Supongo que el tiene experiencia más que de sobra en este tema... "Tengo que preguntárselo" necesito saberlo. Un pinchazo me encoge el corazón al pensarlo. "¿Con cuantas habrá estado?...¡Mierda!... ¿Esto son celos?"

"Concéntrate en no parecer una niñata" me repito en forma de mantra. "Soy una mujer valiente"..."Soy una mujer decidida"... Otra vez el roce y otra vez la risita tonta. " ¡Ay por Dios!"

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora