Capítulo 36

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JACOB

"No podía marcharme sin mas...¡¡Nooo!! tenía que ir a verla una última vez ¡Maldita sea! ¡¡¡¡Mierda!!!!"

Descargué toda la rabia contra la pared, estampando mis nudillos contra el metal y notando el dolor estendiéndose por el brazo.

Escondido en un callejón, detrás de un apestoso contenedor de basura, con los ojos a punto de desbordarse y el corazón desbocado... ya no podía caer más bajo.

El agujero negro de mi pecho estaba incontrolado, absorbiendo y destrozando todo lo que un día fui .

Por mucho que intentara extirpar de mi mente la imagen de Olivia sonriendo feliz a aquel tío, sólo conseguía reproducirlo una y otra y otra vez en bucle. Casi pude verla sonrojarse al mirarlo.

La noche anterior, después de la conversación con Miguel, había tomado la decisión de acabar de una vez por todas con esta locura.

***

- Miguel, hermano...tenías razón- fuí capaz de decir antes de desmoronarme por completo y llorar como hacía años que no lloraba.

- Jac, ¿qué ha pasado?...por favor hermano háblame...- mis sollozos a penas me dejaban respirar

- Ella está con otro- dije al fin y mi corazón dio su último latido.

- Vuelve conmigo Jac, empecemos de cero juntos...como siempre lo soñamos.

Era lo mejor.

- Está bien... Iré- dije finalmente sorbiendo por la nariz y tras un largo suspiro.

***

Sólo tenía que esperar un par de semanas y reunir algo de dinero, pero aquella mañana, tome la peor decisión que podía: ir a verla una última vez y decir adiós para siempre.

Quería que fuera feliz, pero dolía verla feliz con otro... "¡¡¡Joder si dolía!!!"

Y para colmo, había sido tan torpe que me quedé allí parado, frente a ella y no fui capad de reaccionar hasta que ya fue tarde. Hasta que ya me había visto.... Hasta que sus ojos conectaron con los míos y se detuvo el tiempo.

Escuchar de nuevo mi nombre, pronunciado por sus preciosos labios fue como un regalo para mis oídos.

Con el corazón sangrando y las piernas temblorosas salí de allí para no volver nunca más.

OLIVIA

El notario salió de la sala después de ratificar el testamento y nombrarme única heredera de todos los bienes detallados, dejándonos solos en la sala.

- Enhorabuena Olivia- dijo Javier sonriendo

Por un segundo miré su mano extendida esperando a ser estrechada para después volver a mirarlo a los ojos. Estaba tan contenta con los últimos acontecimientos que, ignorando su gesto, me lancé a darle un abrazo. Después de superar la sorpresa me acogió entre sus brazos estrechándome por la cintura.

Era increíble cómo en tan sólo unas horas, se hubiera convertido en alguien tan trascendental en mi vida.

El hecho de que además se ofreciera ayudarme a buscar a Jacob sin duda, me daba unas esperanzas renovadas, tenía que encontrarlo y sabía que lo haría. En lo más profundo de mi corazón, seguía sintiendo que Jacob me quería y que nunca se había marchado. Mis sentimientos por el, que habían estado aletargados en una terrible pesadilla habían despertado con una fuerza renovada.

Aspiré el aroma a limpio que desprendía su ropa en un largo suspiro, sintiendo una calidez especial en mis fosas nasales.

Ahora sabía lo mucho que había luchado ese hombre para llegar hasta ese mismo momento y no dejaba de sorprenderme. La presión que mi padre había ejercido para desbaratar las últimas voluntades de mi abuelo había sido monstruosa y aún así él se había mantenido integro. Lo había mantenido a ralla con todas las de la ley y sabía cuan difícil había podido ser aquello. Sólo por eso, Javier tenía todos mis respetos y mi amistad para siempre.

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