Cap 18: La guarida del lobo

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-Vaya, eso si que es ser un caballero, cualquier otro habría aprovechado la ocasión-dijo levantándose de la cama con un pequeño gemido de dolor-.

-No eres mi tipo-contestó de forma cortante-.

-Ni tú el mío pero agradezco lo que hiciste de todas formas-protestó sentándose en una silla cerca de él-Dios, como duele. Oye, ¿esta venda que tengo en el costado es obra tuya o me has llevado al hospital?

-He sido yo, si te llevaba al hospital los médicos y la policía harían preguntas y eso no me conviene-cruzándose de brazos con un tono de voz más intenso-.

-Por supuesto, es mejor no llamar la atención, da igual si hemos estado a punto de morir por culpa de ese animal.

-No fui yo quien corrió hacia él-replicó de forma sarcástica- si te hubieras marchado cuando te dije no te habría pasado nada, no es culpa mía.

-Ethan estaba dentro y esa cosa estaba intentando entrar para atacar a cualquier cosa que se moviese ¿qué pretendías que hiciese? ¿Dejarle a su suerte? Si eso es lo que piensas entonces perdona por tener un mínimo de aprecio por la gente que me importa- Cogió el móvil y se levantó para sentarse en otro lugar-No todos tenemos el corazón de hielo.

Ese pequeño comentario hizo que le hirviera la sangre, la agarró del brazo y dio un tirón haciendo que ella quedase pegada a la pared de la habitación con él presionando relativamente fuerte su costado.

-Repite eso...-gruñó entre dientes sin dejar de presionarla contra la pared pero ella era incapaz de decir nada a causa del dolor que le estaba provocando-No sabes nada de mí, absolutamente nada ¿entiendes? ¿quién te has creído que eres?

-Me haces daño.

-¿Daño?-replicó sin disminuir la fuerza sobre su costado-Tú no conoces el verdadero significado de esa palabra.

-Derek...-insistió ella agarrando su mano para tratar de soltarse- para, por favor... me estás haciendo daño

Después de un segundo la soltó, había perdido el control y no se había dado cuenta de lo que realmente había pasado, le dio la espalda y suspiró apoyándose en la mesa sin siquiera pararse a mirarla, parecía sentirse mal por ello.

-Vete de aquí-contestó con voz más calmada-.

-Voy a llamar a Scott-dijo con hilo de voz saliendo de la habitación de mala manera-.

Marcó el número y esperó a que alguien le contestase al otro lado de la línea.

-¿Amber? Como me alegro de oir tu voz

-Yo también...me alegro de que esteis bien.-intentó disimular lo que acababa de pasar y continuó con la frase aunque con un tono de voz más grave-.

-¿Te pasa algo?-preguntó notando que su respiración se había acelerado-.

-No, oye detesto ser una carga pero ¿puedes venir a por mí? No puedo estar aquí con... él y tampoco sé donde estoy.

-¿Ha pasado algo?

-Mejor hablamos en persona

-Esta bien, enseguida voy a por ti

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Tres personas estaban reunidas en una habitación gris, llena de herramientas donde se guardaban las armas, Darrel, Sean y otro hombre alto y trajeado miraban atentamente un mapa encima de la mesa. Una mujer entró en la habitación haciendo que el silencio se esfumase con el repiqueteo del tacón de sus botas y el roce de la pistola en su pantalón.

La noche de la bestia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora