Cap 1:No temas a lo desconocido, teme a lo que sabes

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El cielo estaba oscuro, débilmente iluminado por el reflejo de la luz de la luna en las pocas nubes a la que cubrían.

No se oía nada salvo el suave susurro del viento en las copas de los árboles, entonando una silenciosa canción que parecía no tener fin.

Dos figuras aparecieron entre la oscuridad con pequeñas linternas cada una sujetando una, se podía distinguir la silueta de una mujer joven y la de un hombre, también de su misma edad. Estaban discutiendo animadamente pero sin dejar de susurrar lo que era de lo más ridículo y cómico al mismo tiempo porque no había nadie más allí.

-¿Estás bromeando? ¡No pienso meterme ahí!-replicó la chica señalando hacia su derecha en la que había una valla de espinos con un cartel de prohibido el paso-.

-Sólo es un bosque, no va a pasarnos nada, pasamos por debajo de la valla y problema resuelto-protestó la otra figura dirigiendo la luz de la linterna hacia el otro lado- Oye, tenemos que entrar ahí, quiero averiguar por qué estaba la policía el otro día.

-¡Esa es precisamente la razón por la que no deberíamos estar aquí y menos de noche! No es buena idea, podría haber lobos-insistió de nuevo al borde de un ataque de nervios apuntándole con la luz de la linterna en la cara-.

-Para tu información, esta zona hace más de ochenta años que no tiene lobos, se extinguieron cuando los primeros ingleses se asentaron.

-Gracias por la clase de historia, Ethan ¿ahora podemos irnos? preferiblemente antes de coger una pulmonía.

-¿Es que quieres dejarme ciego? Aparta eso de mi cara de una vez-preguntó de forma irónica poniéndose una mano en los ojos- Escucha, no vamos a irnos hasta saber qué demonios hacia la policía, así que tírate al suelo y rueda por debajo de la valla.

La chica suspiró de forma enfadada y se echó en el suelo.

-Esto lo cuento y me toman por una chiflada. Más te vale que sea algo gordo porque si no la policía sí que va a investigar un crimen... el tuyo-dijo arrastrándose por debajo de la valla con mucho cuidado de no enredarse en los espinos y llevando siempre la linterna delante de ella-.Ni siquiera sé porque te sigo la corriente.

Era alta, delgada, con el pelo de color castaño oscuro con pequeñas ondulaciones y unos bonitos ojos de color castaño también oscuro, tenía una expresión muy dulce pero en realidad era como un bombón de chocolate negro, su personalidad no tenía nada que ver con su apariencia o casi nada, Ethan la describía con solo dos palabras: peligrosamente angelical.

-Quizá es porque no tienes más amigos como yo, admítelo sin mí tu vida sería muy aburrida-respondió él echándose también al suelo y arrastrándose hasta el otro lado-.

-Qué gracioso, oye investiguemos porque estuvo aquí la policía y pongamos fin a estos paseos nocturnos tan enriquecedores antes de que algún animal nos devore y la policía nos encuentre por la mañana llenos de moscas ¿vale? -replicó tomando la iniciativa y dirigiéndose hacia el bosque-.

-Me encanta el positivismo que pones a este tipo de situaciones, Amber- le sonrió de forma sarcástica pero cuando se hubo dado cuenta de que se estaba alejando esa sonrisa se borró de golpe de su cara-¡Espérame!

Amber volvió a suspirar profundamente al mismo tiempo que rodaba los ojos, había llegado a las puertas del bosque y Ethan estaba a pocos metros de alcanzarla, ella lo estaba esperando con los brazos cruzados y soltando pequeños suspiros de vapor.

-Vamos, cuanto antes terminemos antes podremos irnos a casa- contestó dando un par de pasos a dentro-.

- Si no salimos de aquí, quería decirte algo...

La noche de la bestia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora