Cap 42: Azul

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Suspiró profundamente haciendo que una leve nube de vaho escapara de su boca, se dejó caer sobre la pared echando la cabeza atrás y dejando que un par de lágrimas resbalaran por sus mejillas.

-Nunca debebería haber venido aquí-dijo para sí misma dando un par de pasos hacia delante y sacando su móvil-.

Lo sujetó entre sus manos y después de un segundo sopesando a quien debería llamar volvió a guardarlo.

Estaba harta de tener que llamar a alguien cada vez que tenía un problema, eso le hacía sentirse como una completa inutil incapaz de hacer algo bien.

Salió por la parte de atrás del instituto y comenzó a caminar hacia su casa.

Hacía frío, el suelo estaba húmedo y no había nadie en la calle salvo ella rodeada de oscuridad, decidió atajar por un camino para así no tener que dar la vuelta completa a la manzana pero después de unos minutos comenzó a arrepentirse de haberlo hecho puesto que comenzó a oir unos pasos detrás de ella.

Aceleró su marcha hasta llegar a la mitad de la calle y los pasos hicieron lo mismo.

¿Llevas mucha prisa, guapa?

Ella no contestó y continúo sin pararse ni volverse hacia él siquiera, giró rápidamente hacia la derecha intentando perderlo pero de nada le sirvió, otro le había cortado el paso haciendo que diese un par de pasos atrás.

-Te han hecho una pregunta, princesita-replicó obligandola a pegarse a la pared- ¿No te han enseñado que debes respetar a tus mayores?

-¿Y a ti no te han enseñado a no ser tan gilipollas?-contraatacó intentando zafarse pero de nuevo se puso en medio-Dejame en paz, ¿no quiero problemas, vale?

-Pues algo me dice que acabas de encontrar uno-susurró pegándose a ella-.

-¡He dicho que no me toques!-gritó Amber lanzando su puño contra él y encajandolo en su mejilla-.

El hombre gimió de dolor y después de sujetarse la mandíbula por un segundo le devolvió el golpe haciendo que ella girase la cara de forma brusca hacia un lado y murmurase entre dientes algo que no logró entender.

Se escuchó el eco de un alarido y luego un golpe seco.

-Tío, ¿que coño estas haciendo? Ven aquí ya de una puta vez-replicó girandose ligeramente hacia la esquina del callejón-.

Nadie respondió.

El silencio se rompió cuando un grave rugido retumbó a su alrededor, desencadenando a su vez que un escalofrío le recorriese la columna vertebral y le erizase la piel.

Soltó de golpe a Amber al notar que algo se acercaba a él y ella salió corriendo como pudo hasta acabar detrás de otra calle.

Había empezado a llover, podía escuchar su propio corazón latiendo en sus oídos, estuvo allí sin moverse un par de segundos intentando controlar su respiración y esperando a que algo pasase.

Escuchó un fuerte crujido que hizo que cerrase los ojos y luego... nada
Todo volvía a estar en silencio

Se asomó a la calle, había una figura de pie y otra en el suelo totalmente inmovil, anduvo un par de pasos sin importarle lo fuerte que la lluvia caía, calandole los huesos y empapandola completamente.

Se puso una mano en la boca al vislumbrar que aquel que estaba de pie junto al cuerpo era alguien a quien conocía muy bien.

-Derek...-murmuró- ¿qué es lo que has hecho?

Siguió sin girarse pero solo consiguió que ella se acercase con pasos agigantados.

-Te avisé de que si alguien más se acercaba a ti con la intención de hacerte daño no tendría tanta suerte-contestó con tranquilidad caminando hacia el frente- A él se le ha acabado

La noche de la bestia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora